¿Cómo reconstruir el bloque opositor?, por Jesús Rafael González
El modelo de negociación de Harvard se ha convertido en una herramienta práctica para llevar procesos de negociación, y es que tienen para una situación de conflicto un decálogo de buenas prácticas, las ideas están muy bien plasmadas en 7 puntos en el libro “Getting a Yes” (Obtenga el sí) de Roger Fisher, William Ury y Bruce Patton, convirtiéndose en un referente del estudio de la negociación.
Hay que decir que el método de negociación Harvard no es fijo o estático, los contextos y realidades en situaciones conflictivas son distintas. Por eso hay que entender que los procesos son complejos y parten de la desconfianza entre los actores y las posiciones preexistentes que motivan el conflicto. Por eso una de las primeras recomendaciones que se hacen es establecer un conjunto de normas que formalicen la relación.
En una democracia esas normas de los procesos de negociación son las leyes que constituyen la base fundamental para el establecimiento de las instituciones, sin ellas los procesos normales de resolución de conflictos de intereses llevarían a un desorden permanente; estado de naturaleza para Hobbes ampliamente desarrollado en el “Leviatán” pieza fundamental para el desarrollo de los distintos métodos de la negociación hoy comentados.
La negociación basada en intereses parte de la idea de que se pueden satisfacer los intereses de todas las partes de modo que todos salgan ganando. Aquí está el truco se encuentra en tratar de encontrar salidas que posibiliten una ganancia mutua. Este resultado sólo puede darse cuando las partes colaboran y dejan de verse como adversarios.
Por eso cuando se plantean desde distintas instancias las recetas para retomar caminos de entendimiento dentro de la oposición venezolana, hay que repetirlas 1000 veces, como cuando buscas en Google ¿Cuál es la mejor torta de chocolate?, todas las recetas son las mismas.
La receta
Por eso vale decir, que en una situación problema como la que tenemos en Venezuela, es recomendable acudir a las experiencias que en otras situaciones de conflictos se han dado y cuestionarnos ¿Qué han hecho para salir del conflicto?
En prácticamente todos los autores nos presentaban las buenas prácticas para procesos de negociación exitosos de manera muy similares, son entonces el punto de partida, en el cual los actores políticos deben considerar para mejorar su funcionamiento y esto que pudiera ser considerado en Venezuela y en cualquier conflicto para retomar los espacios de diálogo y negociación, la literatura sobre el tema es amplia pero son desarrollados punto a punto en un extenso trabajo de Gideon Doron y Itai Sened llamando “Negociación Política: teoría, prácticas y procesos”.
En el texto encontramos la recta, que parte del establecimiento de reglas del proceso de negociación, la conformación de objetivos concretos y realizables, estructura mínima que dé organización a la negociación, metodología para las comunicaciones, facilitadores dependiendo de la complejidad del proceso, acuerdos legitimados, proceso de inclusión progresivo de actores y, por último, el seguimiento.
La oposición venezolana está en su peor momento, precisamente por el incumplimiento de las normas mínimas a lo interno del bloque, privaron los intereses particulares sobre la visión colectiva, se rompieron los acuerdos
Por eso cuando se plantea una nueva oportunidad para el encuentro como el que se realizó la semana pasada entre Capriles, Leopoldo, Henry Ramos, Henri Falcón y Julio Borges, es oportuno retomar los puntos anteriores, pues con el peor gobierno de la historia del país es incompresible esta fragmentación de la oposición, es necesario retomar el camino de la sensatez. Repetir la receta una y otra vez hasta que quede perfecta. No se trata de decir lo obvio que ya se presenta en los esquemas, se trata de hacerlo y aquí radica el problema.
¿Cómo meter a 5 elefantes en un Volkswagen?
La respuesta absurda sería, 2 adelante y 3 atrás. Por más ridícula e ilógica que parezca la solución, ésta puede hoy ilustrar las salidas creativas que parte del bloque opositor hace a la grave situación a la que nos enfrentamos.
Por eso cuando escucho que hay que nombrar un gobierno en el exilio, nuevos poderes públicos, establecer una transición, llamar a elecciones sin este CNE, no se negocia con la dictadura; y en la lista no se evalúa las fuerzas del contrincante, no puedo dejar de pensar en la caricatura ridícula de los elefantes en el pequeño carro.
Cuanto más se intente evadir la realidad, más se dificulta un cambio. Por eso antes que un decálogo de deseos se debe comprender ¿dónde estamos?, ¿Por qué llegamos aquí? y darle respuesta a la pregunta ¿qué tenemos que hacer?, ¿Cómo lo vamos a hacer?, es mucho más complicados de lo que parece pues supone una negociación en varios niveles.
Negociación de primer nivel, a lo interno de los actores políticos de la oposición: pues no solamente hay desconfianza mutua entre los actores, el problema es mayor, se despilfarró en 3 años la voluntad mayoritaria de cambio manifestada en la Asamblea Nacional, con acciones difusas y expectativas de cambio irreales y sin fuerza real el bloque se ganó la desconfianza de los adversarios al Gobierno. La receta pasa por recobrar la confianza a lo interno del bloque, del bloque con los ciudadanos.
Negociación de segundo nivel, entre los distintos actores sociales: El Frente Amplio, Concertación por El Cambio, Fedecámaras, los sindicatos, ONG´s, etc. Por si solos son incapaces de garantizar un cambio, por eso hay que entender que desde la heterogeneidad de intereses es preciso construir unos intereses superiores, esto pasa por ampliar las normas y reglas de juego a un segundo nivel, que garanticen una ruta compartida y acuerdos mínimos que deben ser cumplidos por los actores y den la suficiente estabilidad para que ese cambio comience a ser posible.
Negociación de tercer nivel, entre el Gobierno y las fuerzas del cambio: pareciera incompresible cómo un Gobierno mayoritariamente repudiado logra fortalecer su posición en medio de la peor crisis social y económica. Si bien la respuesta es compleja, una aproximación viene de la dispersión de esas fuerzas, cada actor está moviendo por sus intereses unas direccionadas energías en formas opuestas haciendo que las opciones de cambio se anulen unas a otras, el Gobierno se mantiene mientras la oposición se destroza. Por eso antes de llegar al tercer nivel de negociación es necesario tener claridad en los dos primeros.
Negociación de cuarto nivel, entre el país y la comunidad internacional, no debemos olvidar que nos guste o no tenemos hoy deudas y contratos que cumplir, relaciones con otros países que reconstruir y sobre todo la credibilidad necesaria para garantizar préstamos y un aumento progresivo de las inversión privada internacional, en este nivel también tendremos que trabajar.
La complejidad de la problemática en cada nivel requiere de abordajes distintos pero la receta procedimental es exactamente la misma y aplica a cada uno de los niveles planteados: reglas para retomar la confianza, objetivos claros y alcanzables, estructura mínima, comunicaciones acordadas, acuerdos concretos verificables, seguimiento, equipos asesores y facilitadores.
La apuesta es intentar darle viabilidad a las soluciones que platean la reconstrucción de un país colapsado, esto pasa por comprender que la negociación es parte de la dinámica democrática y cada uno de los niveles requiere un abordaje distinto, por eso es necesario contribuir de manera permanente en poner elementos que fortalezcan el debate.
Por eso cuando se dice que no es momento de negociar, se está partiendo de una visión equivocada, pues precisamente se negocia cuando hay intereses en conflicto, hoy tenemos que reivindicar los mecanismos propios del diálogo, la negociación y los consensos pues nuestros intereses individuales están en juego y nos vemos obligados a construir unos colectivos que contribuyan a superar este penoso momento.
Hay que aceptar los errores para avanzar y eso pretendo en ese artículo; avanzar en la repetición de los ya dicho por otros para construir una nueva agenda setting, que intente dar la importancia a la información que se va a difundir en relación con las negociaciones y acuerdos, dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia en una población desorientada y sin rumbo en el país, con la intención de generar un mayor impacto y que logre elevar el nivel de conciencia sobre la importancia del tema.
Por eso cuando pregunten ¿qué hay que hacer? La respuesta es negociar, el ¿cómo?, ¿qué?, ¿cuándo? y ¿para qué? variarán de acuerdo a la estrategia definida, pero debemos tener en cuenta que antes, durante o después siempre será necesaria.
*Lea también: José Gregorio Hernández: Un Santo Con Alma De Pueblo, por Rafael Viloria