Cómo salió España de abajo en 1959 ¿Y nosotros no? (y II), por Carlos Montenegro
Nos quedamos en mi artículo de la semana pasada en que tras el final de la Guerra Civil en 1939 la situación económica española había pasado por momentos muy difíciles. La dictadura de Francisco Franco había conseguido reactivar la economía por medio de un gran intervencionismo, imponiendo una férrea autarquía que aislaba comercialmente a España de los países occidentales. La economía se indujo mediante rigurosas medidas, pero indicadores, como la inflación, comenzaron a encender las alarmas. La ineludible realidad convenció a Franco de que había llegado el momento de modificar, al menos en parte, las reglas de juego, pues las políticas empleadas hasta entonces habían resultado desastrosas ya que, tres lustros después, en plena década de los 50 el pueblo español seguía padeciendo muchas de las penurias de los años de posguerra.
Con el plan económico de 1959 promovido por los tecnócratas del gobierno de 1957, liderados por el ministro Ullastres, que habían sustituido a los falangistas en la gestión, la situación empezó a cambiar.
Los resultados se dejaron notar a muy corto plazo, tanto en el interior como en el exterior: Antes de finalizar 1959 se produjo un superávit de la balanza de pagos de 81 millones de dólares. Las reservas de divisas del Banco de España se incrementaron. La suma de reservas exteriores y créditos a corto plazo del Estado pasó de presentar un saldo en rojo de 2 millones de dólares en junio de 1959, y apenas 18 meses después, mostraba un signo positivo cercano a los 500 millones, y la inflación descendió del 12,6 % por ciento en 1958 hasta el 2,4 en 1960.
La incorporación de tecnologías modernas mejoró la competitividad, lo que ayudó a incrementar la inversión extranjera al mismo tiempo que se apreció un alza del turismo procedente del extranjero.
Pero la estabilización a partir de la segunda mitad de 1959 también trajo algunos problemas, habituales al parecer en esta clase de procesos durante un corto periodo. Las duras congelaciones salariales generaron un freno de la producción española, causando fuertes descensos del consumo y el consiguiente aumento del paro. Todos estos hechos desembocaron en un fenómeno de capital importancia: un fuerte incremento de la emigración española, básicamente hacia Sur América y Europa en busca de trabajo y mejor vida. En este sentido, en 1960 el político y economista Ramón Tamames en su Introducción a la economía española señalaba: «Sin la válvula de escape de la emigración, el paro se habría elevado a cifras insostenibles, las remesas de los emigrantes no habrían alcanzado tan altos valores y tal vez se habría producido un retroceso en las medidas estabilizadoras».
Debido a que las políticas estabilizadoras tuvieron un éxito notablemente rápido, algunas medidas aperturistas proyectadas a más largo plazo no se llegaron emplear, pues parecían ir perdiendo importancia a medida que se iban corrigiendo los desequilibrios exteriores, permitiendo avanzar con una economía de carácter corporativo, con mercados de escasa competencia. Fue en esta época también cuando se aprovechó para sustituir las fuentes de energía tradicionales ya obsoletas, como el carbón, por el petróleo y la electricidad o los materiales sintéticos por plásticos. Asimismo se inició un gran desarrollo tecnológico en química, metal y maquinaria y equipamiento pesado, así como en infraestructuras aéreas, marinas y terrestres.
*Lea también: “Teodoro, uno más”, por Héctor Becerra Sardá
Consecuencia de este plan, en los años sesenta la economía española creció, y el nivel de vida llegó a ser el más alto vivido hasta entonces. Sin embargo, a lo largo de esta misma década se produjo un nuevo viraje hacia posiciones proteccionistas e intervencionistas, por razones políticas y económicas, que favorecieron a las grandes corporaciones españolas, dominadas por la banca, que ralentizaría la consolidación de un sistema más competitivo, dejando una secuela que frenaría la modernización de la economía española a medio plazo, solventándose durante el proceso de transición democrática. Pero la puerta de la solución se había abierto en 1959.
En Venezuela parece imperativo tomar acciones en esa misma dirección al margen de consideraciones políticas. No faltarán quienes argumenten que no es la misma circunstancia ni los mismos personajes, que primero hay que ir a elecciones libres, legales y democráticas, y esto o aquello… Los que creen en eso, o son unos incautos o algún interés tendrán en poner obstáculos. El régimen y su gobierno no van a convocar ni hacer nada, al menos motu propio.
Vean este decálogo a modo de ejemplo (hay muchos más), de hechos incontestables que están a la vista:
1) Es un gobierno que ha cerrado decenas de medios de comunicación. Prensa, radio, televisión y redes, y sigue haciéndolo.
2) Han quebrado la economía del país hasta límites irrecuperables a pesar de haber dispuesto de más de de $1.000.000.000.000, ojo, más de “un millón de millones de dólares” sin explicar su destino ni cómo se han usado.
3) Viola los derechos humanos de la oposición y de los ciudadanos como norma.
4) Gran cantidad de sus dirigentes, en todos los niveles, van de la mano de los narcotraficantes, y están solicitados por las cortes de justicia internacionales. Hasta la pareja presidencial tiene dos familiares convictos de narcotráfico, presos en EEUU.
5) Han inducido al éxodo de millones de ciudadanos por hambre y en busca de mejores condiciones de vida.
6) El gobierno ha violado la Constitución y secuestrado a la Asamblea Nacional que la oposición ganó con mayoría absoluta, declarándola “insumisa” y creando otra asamblea constituyente paralela sin, consulta popular previa ni posterior, que aprueba los decretos del presidente sin debatirlos. Hasta ahora la han declarado ilegal por más de 50 naciones.
7) Cometen delitos de Lesa Patria y Lesa Humanidad que deberán ser juzgados en tribunales nacionales e internacionales
8) Siguen esquilmando el tesoro nacional y repartiendo los recursos naturales sin freno (oro, diamantes, y el COLTAN, el nuevo oro), sin dar explicaciones.
9) La gente muere en hospitales sin mantenimiento ni condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas, con médicos, enfermeras, auxiliares técnicos y empleados sin medios para atender a los pacientes, que tienen que comprarse las medicinas y la comida. Con quirófanos y equipos médicos inservibles. Mientras, el gobierno no actúa y rechaza la ayuda humanitaria del exterior si no es bajo extorsión, con sus condiciones.
10) Han corrompido a las FFAA desplazando a los que no se vendían y ascendiendo de un salto simples oficiales a generales, haciéndolos beneficiarios de los negocios mineros y de otros negocios previamente expropiados, entre otros desafueros.
No parece que estos personajes deban estar muy interesados en tomar medidas que sirvan para aclarar las cuentas y sacar a Venezuela del hoyo en que la han metido.
Su discurso es todo lo contrario, la culpa es de este pueblo genuflexo ante el imperio yanqui y sus socios europeos capitalistas, donde por cierto ellos compran de todo, y que impiden que podamos vivir en este mar de felicidad.
Este artículo está escrito, sin mayor pretensión, con la idea de que sirva, a los que vendrán a gobernar y les toque reflotar este barco medio hundido que es Venezuela. El punto no es si son zurdos o diestros, eso será irrelevante, lo que importará es que le echen un cerro de bolas al asunto; tendrán que resolver el mismo problema que tuvo Franco, quien al igual que en otros muchos casos encaró la realidad en serio y con tino y logró sacar adelante a los españoles que quedaban. ¿Quién dice que aquí no?
Este país también está en un callejón sin salida aún más crítico que el español. Pero cuenta con ventajas que España no tenía, pues el petróleo sigue fluyendo y mejorará con inversión, pero el subsuelo sigue teniendo mucho de lo necesario, sin tener que importarlo, y poder reactivar las industrias instaladas desde la siderúrgica hasta la construcción pasando por los ferrocarriles. Puede haber trabajo durante decenios con las empresas privadas y adiestrando de verdad a la gente. Abundan los metales preciosos y está el novísimo Coltán y muchos otros. Lo que deben hacer es explotarlo correctamente y parar la sangría de las mafias. Queda mucho salvable, pero hay que acometer las correcciones cuanto antes pues la cuchilla está en el aire.
Señores que saben tanto, “mosca”: en España tuvieron que devaluar la peseta de 42 a 60 por un dólar para estabilizarla en 1959. Hoy 30 de octubre de 2018, en Venezuela hacen falta 240 bolívares soberanos pero no se engañen el bolívar sigue siendo el mismo, hace poco le quitaron cinco ceros (00000), pero no hace tanto le quitaron otros tres (000). O sea que señores: por UN DÓLAR, en Venezuela se paga, repito, hoy 30/10/2018:
24.000.000.000, bs. veinticuatro mil millones por ¡UN DÓLAR!
Así que miren a ver si les sirve la formula que aplicó Franco, y si no busquen otra, que no me voy a arrechar, que hay muchas en la historia y en los libros, pero hagan algo de una vez. ¡Ah! y no olviden que no se vale robar.
Al margen
El miércoles pasado, 31 de octubre, mientras escribía el artículo, supe que el fundador de este periódico, había fallecido. Yo conocí poco a Teodoro Petkoff, no era mi amigo personal, que me hubiera gustado, pero sin embargo era algo muy importante para mí: fue mi editor en El Mundo durante bastantes años, desde que Aquilino José Mata me lo presentó y años después, a mi regreso de Europa, Alejandro Botía me contactó a instancias de Teodoro y comencé en TalCual. Debió ser hacia 2010.
Teodoro eventualmente me escribía por email unas escuetas frases de felicitación, poco más, pero era un detalle que me estimulaba y siempre agradecí. En las contadas conversaciones que sostuvimos, nunca en la redacción del periódico, a pesar de su parquedad fue siempre afable, y percibí que estaba al tanto de todo en TalCual y apreciaba mucho a su gente. Como ha escrito Coscojuela, TalCual es un periódico de autor, pero sin vanagloria, a la que estoy seguro Teodoro no era afecto. Para mí, en el tránsito por este oficio, además de Manuel Pérez Vila, Tomás Eloy Martínez o Víctor José López, también Teodoro Petkoff, ha sido como ellos, por diferentes caminos, referencia de gran provecho. La redacción de TalCual no queda huérfana pues su presencia se notará, ya lo verán.
Y permítanme unirme a su duelo.