¿Cómo un velero sin rumbo?, por Pablo V. Ojeda P.

Twitter: @pvojedap
Es público y notorio el llamado que hace el régimen para el regreso a clases, bajo la modalidad de la presencialidad compulsiva. Importa dejar constancia, que a nivel mundial y regional se hacen arreglos para incorporar las tecnologías disponibles y así asegurar una educación de calidad y poder controlar, de alguna manera, los riesgos de la covid-19. La pregunta es, ¿Dónde está el modelo educativo venezolano para atender a los estudiantes en tiempos de pandemia?
El primer asunto tiene que ver con la calidad de la educación como derecho humano en Venezuela, el cual está consagrado en el Artículo 102 de CRBV y además se señala que el Estado lo asumirá como un derecho indeclinable. Simplemente, indeclinable, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa que no se puede rehusar a hacerlo, es un precepto de carácter fundacional, que debe ser cumplido cabalmente por las autoridades competentes.
Referido al punto anterior, en el Artículo 103, de la misma constitución, se señala que todas las personas tienen el derecho a recibir una educación integral, de calidad, permanente y en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones.
De nuevo, el estado debe garantizar todas las condiciones para recibir esa educación con los atributos arriba indicados y pareciera que lo medular, lo pedagógico, no está siendo atendido adecuadamente.
Como segundo asunto, analicemos entonces el llamado a clases presenciales que hace el régimen a partir del 25 de octubre, bajo el esquema 7+7. Este llamado contradice lo señalado por la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, quienes han alertado que la covid-19 no está controlada en Venezuela. En concreto se habla de un aumento del número de casos con el aumento de la movilidad de las personas. Definitivamente, creo que es una gran torpeza no prestar atención a nuestros académicos, quienes fundamentan sus afirmaciones en evidencias reales, y en cualquier caso, tratan de evitar males mayores en la población.
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Pero volvamos a nuestro tema central, el educativo, como un derecho humano indeclinable y de calidad. Nos preguntamos sobre el modelo educativo que asumirá el MPPE, ese que orientará las actividades en todas las instituciones didácticas, y señalo todas, ya que no pueden existir diferencias en la calidad de la oferta formativa, más allá de las limitaciones constitucionales arriba mencionadas. Es necesario recalcar, que todos los venezolanos, en edad escolar, deben recibir una educación donde el Estado creará y sostendrá instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación del proceso escolar. En concreto, de la lectura de la prensa diaria y los informes técnicos sobre la materia, estamos claros de la situación deplorable en la que se encuentra la infraestructura educativa, en todos sus niveles y modalidades.
Como tercer punto deseamos dejar constancia, además, que en el Artículo 104 de la CRBV, se señala claramente, que la educación debe estar a cargo de personas de reconocida moralidad e idoneidad académica. Sobre esto último, resaltamos la necesidad de dejar en manos de los profesionales de la docencia, reconocidos como tales, para el ejercicio de los procesos de enseñanza y aprendizaje, expertos en la materia pedagógica, especialmente en estos momentos de pandemia.
Antes de continuar insistamos, que para ser experto en la materia docente se requieren estudios universitarios, inclusive con postgrados para atender las necesidades especiales de muchos de nuestros estudiantes.
Para ilustrar, un buen docente debe estar en capacidad de transformar conocimiento complejo en conocimiento didáctico; capacidad para integrar áreas de conocimiento, sus didácticas particulares y las tecnologías pertinentes; y en estos días de uso intensivo de las tecnologías, gestionar el conocimiento docente adecuadamente.
Creo que no hay que alargarse más, y estamos claros sobre las evidentes violaciones a los preceptos constitucionales, la falta de una infraestructura adecuada para atender a los estudiantes, y añadimos, las precarias condiciones socioeconómicas que viven todos los maestros y profesores en el país. Estamos frente a la tormenta perfecta: el caos total en materia educativa en el país.
Las explicaciones precedentes, requieren de un tratamiento especial de las autoridades educativas, y ante el esquema del 7+7, no se observa un modelo educativo, adecuado, pertinente, contemporáneo, que al menos permita exteriorizar cuales son los planes pedagógicos específicos para atender la educación de calidad que todos requerimos. Es importante señalar que existe una tendencia mundial a adoptar Modelos Educativos Híbridos, aquellos que combinan la parte presencial y la parte a distancia, con el uso de las tecnologías.
De nuevo nos encontramos con graves contratiempos, ya que el Banco Interamericano de Desarrollo ubica a Venezuela en el último lugar, en lo que tiene que ver con el equipamiento y la conectividad.
Para finalizar, resumo la tesis de este pequeño ensayo: pareciera que estamos frente a un velero sin rumbo, con los vientos que soplan, y ante la tormenta perfecta, el trasfondo tiene que ver con más control político y restarle importancia a la educación de calidad y para todos.
Pablo V. Ojeda P. fue director decano (2006-2012) del Instituto Pedagógico de Caracas-UPEL.
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