Con butacas de buses abandonados crearon una sala de cine en Colón, Táchira
Los ingresos cada vez disminuían, se acababan las ideas para generar dinero; la decisión era emigrar, emprender o arriesgarse en alguna inversión para no salir de Venezuela, entonces crearon un proyecto que los está llevando al éxito en Colón
La crisis cada vez se acentuaba, pero no querían ser una familia más separada por kilómetros de distancia. Sin dinero, pero con entusiasmo, ideas y dedicación, en menos de tres meses crearon Cinelandia, la única sala de cine que existe en la zona norte del estado Táchira.
Jorge Alexánder Cegarra y Yéxica Andreína Ortiz de Cegarra, una pareja de emprendedores del municipio Ayacucho, trataban de estar un paso adelante a la crisis económica que atraviesa Venezuela, pero la inflación les ganaba. “Teníamos una pizzería, pero la situación del gas, los elevados precios de la harina y demás cosas, nos obligaron a cerrar (…) luego vino la idea de las ventas de garaje, acá donde está la sala de cine; llegamos a vender hasta 50 neveras y muchas cosas más que traíamos de Caracas, las arreglábamos, quedaban como nuevas y se vendían, pero luego se dolarizó la capital y ya no era rentable el viaje”, recordaron.
Pasaban los meses y parte de la familia de Jorge, incluyendo a su madre, migró a Argentina. Ellos aún no lograban iniciar otro negocio rentable con el que pudieran salir adelante con sus dos pequeñas hijas. “La decisión era que yo me fuera del país, porque no nos alcanzaba el dinero para irnos los cuatro, y si nos íbamos los cuatro sería más difícil; pero las ideas se me venían a la cabeza, yo no quería que pasaran los meses sin ver a mis hijas y a mi esposa; en mi mente siempre estuvo hacer un cine en Colón pero la falta de dinero complicaba las cosas”, relató Jorge.
Surgió en menos de tres meses
La ayuda y apoyo familiar fueron de gran importancia, todos le prestaban dinero, sin saber a ciencia cierta si iba a generar frutos el emprendimiento que tenía en mente desde hace años; la pareja decidió recorrer chiveras en busca de butacas de unidades de transporte.
“Nos fuimos a La Fría, a recorrer las chiveras, tuvimos que caminar un trayecto bastante largo, el calor de La Fría penetra en los pies; al encontrarlas, nos costaron 700 mil pesos colombianos y quienes nos ayudaron a cargarlas nos preguntaron que cuánto nos pagaron por cargar ese ‘mugre’; las butacas estaban bastante dañadas, pero nosotros todo lo que comprábamos deteriorado lo arreglábamos, así que no nos preocupábamos, había gente que nos decía que estábamos locos”, recordaron.
Cada día se materializaba la sala de cine; una tía de los jóvenes realizó los forros de las butacas; otro familiar colaboró con la modificación de donde sería la sala de cine. “Cuando la gente veía que estábamos tumbando donde estaba la pizzería, nos decían que estábamos locos, que cómo íbamos a dañar la cerámica, que para qué eran esos escalones tan altos, y yo les decía que iba a hacer una cochinera, pero cuando les decía la verdad, que iba a hacer un cine, se reían de nosotros”, cuenta Jorge.
Luego crearon la pantalla de cuatro metros, pulieron detalles, modificaron mesas para los confites; las tablas de unas literas sirvieron para modificar los asientos; los comerciantes, al ver casi a punto de culminar la construcción de la sala de cine, que cuenta con 38 asientos, le financiaron aires acondicionados, las plantas eléctricas. “Nosotros no teníamos el dinero, todo fue prácticamente prestado (…) cuando ya estábamos a punto de abrir, nos faltaba lo más importante, las cotuferas y la inversión de golosinas; a pocos días de la inauguración, vendimos el carro y pudimos comprar lo que faltaba”, dijo Yéxica.
En dos meses abrieron con un aviso llamativo, pero de anime y con buena iluminación, en la carrera 1 entre calles 7 y 8 de San Juan de Colón, allí se encuentra este proyecto, donde los pobladores disfrutan de tres funciones diarias y al tal punto que los interesados deben de reservar las entradas para poder asistir, pues cada vez acuden más personas para disfrutar de películas, para niños y adultos.
“Es lo mismo que una sala de cine gigante, pero esta es micro, tiene un buen aire acondicionado, excelente atención, cotufas… y uno se distrae en Colón; todo lo tienen muy bonito”, comentó Sonia Roa, quien se disponía a ingresar a la segunda función de la tarde.
No perder la esperanza en invertir en el país
Jorge y Yéxica, quienes dan ejemplo de inversión y emprendimiento en Venezuela, esperan que en algún momento la situación económica del país mejore; sin embargo, aseguran que en tiempo de crisis no hay que rendirse. “Sí vale la pena invertir aquí, en otro país se van a trabajar más de doce horas, por qué no se puede hacer eso aquí, y estamos trabajando en nuestro país; es verdad que hay muchos problemas, pero tenemos que solucionarlos nosotros (…) invertir en tiempo de crisis en cosas que hagan faltan, en donde estemos geográficamente”.
Cinelandia fue creada en dos meses y se convierte en la primera sala de cine, versión micro, de la zona norte del Táchira, y diariamente recibe público de las zonas aledañas.
Jorge y Yéxica aseguran que el proyecto no ha finalizado, pues esperan edificar un segundo piso, que funcionará como sala de espera; y con el tiempo prestarán sus instalaciones para cineforos y eventos del municipio.
Especial: La Nación