Con el nuevo cono monetario el ingreso mínimo será de 52 bolívares mensuales
León Arismendi, director general del Inaesin, asegura que el nuevo ingreso mínimo va a hacer más evidente la hambruna que padecen los venezolanos
Con la reducción de cinco ceros al cono monetario, el salario mínimo nacional será de un bolívar diario, afirmó León Arismendi, director general del Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin), quien agregó que esa medida va a hacer más evidente la hambruna que padecen los venezolanos.
Arismendi agregó que «la destrucción del salario que hemos venido denunciando desde hace largo rato será mucho más notoria a partir del 20 de agosto si, en definitiva, entra en circulación el nuevo cono monetario.
El 20 de agosto ha sido anunciado por Nicolás Maduro como el día en que la economía nacional comenzará a recuperar el camino del crecimiento, pero Arismendi tiene una visión muy diferente, pues a su juicio «a partir de dicha fecha, el monto del salario mínimo nacional, que es la cantidad de tres millones de bolívares será de treinta bolívares mensuales, es decir, un bolívar diario y, el bono de alimentación que en la actualidad es de 2.196.000 pasará a ser de 22 bolívares mensuales; esto es: 0,73 céntimos de bolívar diarios. En otras palabras, el ingreso total de los trabajadores que devengan el salario mínimo será de 52 bolívares mensuales, con lo cual su ingreso diario quedará en un bolívar con setenta y tres centavos», puntualiza Arismendi.
La cuenta para los pensionados todavía es menos favorable, pues quedará en 42 bolívares mensuales, «que es el resultado de sumar al monto del salario mínimo el denominado “Bono de Guerra” que, hoy en día, es la suma de 1.200.000 bolívares, es decir, 12 bolívares de los que vienen», señala el director general del Inaesin.
Todos estos números lo llevan a afirmar que «los salarios dejarán de pagarse en millones y los nuevos bolívares dejarán más al desnudo la inaceptable e indigna mengua de la retribución del trabajo. De modo que, seguramente, muchos trabajadores, sin distingos de credos y colores partidistas, se sumarán a las protestas en curso para reclamar salarios dignos y cambio radical de modelo y de política económica», augura Arismendi.
Que todo esto ocurra cuando Maduro se autoproclama el presidente obrero le parece paradógico. «Es insólito que el sedicente presidente obrero haya conducido a los trabajadores venezolanos a una situación tan deplorable. Ese señor no debe seguir justificando este desastre con una presunta guerra económica, que no es más que su propio fracaso y el de su modelo económico y político».