Con fallas de especialistas se maneja el programa nacional de tuberculosis
La migración, jubilación o cambio de especialistas a servicios privados afecta al programa de tuberculosis, a pesar de la disponibilidad de equipos y reactivos para su diagnóstico. Para 2020, el último año del que se tiene data oficial, en Venezuela se registraron 8.639 nuevos casos
La fuga de especialistas impacta en los programas de salud venezolanos, especialmente de enfermedades recurrentes como la tuberculosis, cuyo índice de casos ha descendido tras el repunte entre los años 2016 y 2018, marcados por una crisis económica y una emergencia humanitaria compleja.
Desde el Programa de Salud Respiratoria, bajo las órdenes del Ministerio de Salud, lamentan la falta de especialistas. «Hemos tenido mucha fuga de capital humano (…) Si no tenemos un bioanalista que coordine y garantice la calidad del servicio, se puede debilitar la prueba», asegura la neumonóloga Mercedes España, coordinadora nacional de esta instancia.
En cinco estados no disponen de coordinadores médicos, es decir, de personal que lidere las funciones administrativas para que se mantenga el programa de tuberculosis. Esto no implica que haya especialistas médicos en los centros de salud públicos.
En dos estados (Aragua y Vargas) no hay enfermeras coordinadoras y en 11 estados no disponen de bioanalistas. Por ejemplo, el equipo nacional de tuberculosis debería contar con cinco bioanalistas pero solo uno está activo.
El presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Figuera, destaca que existe «la experticia, el aval científico a todo lo que se está haciendo dentro del programa nacional de tuberculosis, pero vemos las dificultades de aplicar un plan en un país donde un análisis de la Universidad Johns Hopkins establecía la desprofesionalización en consultas especializadas y emergencias».
Según ese estudio, publicado en 2017, en el área de emergencias de cada 10 especialistas solo tres están disponibles. La Federación Médica de Venezuela cifra en más de 40 mil la cantidad de médicos que han emigrado del país en los últimos cuatro años.
«Eso lo estamos viendo en las consultas de tuberculosis, VIH y malaria. Se han jubilado, han emigrado o se han ido al servicio privado porque no tienen una remuneración adecuada ni los recursos», comenta Figuera.
Que en el Distrito Capital no contemos con enfermeras o médicos es una limitante, lo hemos visto con covid-19, recuerda además el médico. «Por tanto, hay que mejorar eso y hacer que, en la medida de lo posible, se involucren los expertos en las políticas públicas nacionales».
A pesar de las limitaciones, el presidente de la SVI dice que en un futuro será sencillo bajar los índices de casos debido a que ya hay un plan y se cuenta con la experticia.
Tratamientos y pruebas disponibles
La tuberculosis es una enfermedad que suele afectar a los pulmones causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Se transmite de una persona a otra por vía aérea cuando el infectado tose, estornuda o habla. También es asociada con la pobreza, pues las personas con desnutrición prolongada presentan un riesgo tres veces mayor a contraer la infección.
Para la región de las Américas durante 2020 se estimaron 291.000 casos y al menos 27 mil muertes por esta enfermedad, de las cuales el 29% (7.900) corresponde a la coinfección por TB/VIH.
Ocho métodos de diagnóstico se manejan en el país, incluyendo las radiografías y tomografías como apoyo para la detección de nuevos casos. En Venezuela ha disminuido el número de baciloscopias debido al cierre de laboratorios principalmente por falta de recurso humano.
De los 492 laboratorios existentes adscritos al Ministerio de Salud que pudieran hacer baciloscopias, solo 205 las realizan. De 657 centros privados solo 135 hacen este tipo de estudio.
En 2021 se hicieron 60.679 baciloscopias. «Esto puede mejorar. De los 492 laboratorios, el hecho de no hacer baciloscopia no depende de los insumos, que los hay, porque tenemos varios años trayendo los kits de diagnóstico para baciloscopias, pero hay muchos factores que influyen. Hemos detectado que el problema radica en el recurso humano», insiste España.
También descendió el diagnóstico por medios de pruebas cutáneas de derivado proteico purificado (PPD, por sus siglas en inglés), una tendencia mundial debido a la poca disponibilidad del reactivo y los elevados costos de producción.
Uno de los avances, gracias a la cooperación de OPS, es la instalación de equipos GeneXpert, que sirven para la detección de tuberculosis, coronavirus o VIH. Actualmente Distrito Capital, Carabobo, Sucre, Nueva Esparta, Apure y Bolívar cuentan con este tipo de equipos.
También se hizo una asignación para instalar estos equipos en seis estados (Anzoátegui, Aragua, Lara, Monagas, Mérida y Zulia) a mediados de este año. «Esto es importante porque permite detectar rápidamente (en dos horas) bacilos resistentes a tuberculosis e iniciar tratamiento», explica la neumonóloga.
Estado actual de la tuberculosis
Los últimos datos sobre tuberculosis disponibles en el país son del año 2020, debido a una publicación del Programa nacional ante la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Ese año se registraron 8.639 nuevos casos en todo el país.
Manuel Figuera, presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), ha calificado la tuberculosis como una enfermedad latente en el país, con tasas de aumento durante 2020 y 2021 según los reportes epidemiológicos hechos al Ministerio de Salud.
13 estados se ubicaron por encima de la media de incidencia nacional (26,5 por cada 100.000 habitantes) de tuberculosis, es decir, la capacidad de transmisión de esta enfermedad en la población.
La entidad con mayor incidencia es Delta Amacuro (74,4), seguido de Distrito Capital (66,4), Vargas (44,23) y Sucre (43,09). Según la OPS, la meta para 2030 es reducir la incidencia a 5,4 en toda la región.
A pesar de la alta incidencia en Delta Amacuro, no fue el primer estado con más casos notificados. Ese lugar lo ocupó Distrito Capital, con 1.388 contagios. A pesar de ello, se estima que 30% de esos casos son pacientes del estado Miranda y 10% provenientes de Vargas.
Las poblaciones vulnerables representaron el 37,5% del total de casos notificados en 2020, siendo los más afectados la población carcelaria (1.789 casos, es decir, 19,6% del total), las comunidades indígenas (7,2%), diabéticos (4,1%) y personas con VIH (3,6%).
Los hombres son los más propensos a contraer y padecer la enfermedad en el país, según los datos disponibles, especialmente entre los 25 y 34 años de edad. Esta tendencia se revierte en los grupos comprendidos entre los 0 y 4 años y los 10 y 14 años.
Para 2022 al Sistema Alternativo de Monitoreo Epidemiológico (SAME), una iniciativa de la ONG Convite con apoyo de la Unión Europea, le reportaron 26 casos no confirmados de tuberculosis durante el mes de febrero, 20 de ellos en el estado Zulia.
Para marzo, la cifra aumentó a 37 casos no confirmados de tuberculosis, 25 de ellos en Zulia, un estado donde la tasa de incidencia de esta enfermedad es de 15,71 por cada 100 mil habitantes, muy por debajo de la media nacional.
La neumonóloga Mercedes España recordó que entre 2016 y 2018 se registró un aumento en los casos de tuberculosis. «Esto tiene que ver con el aumento de diagnóstico dentro de grupos de riesgo. Se realizó un trabajo conjunto con el Ministerio de Asuntos Penitenciarios para la búsqueda de casos y eso elevó la tuberculosis en ese momento». Ese trabajo se mantiene.
A partir de 2019 bajó la tasa incidencia de tuberculosis, para ubicarse en 26,2 por cada 100.000 habitantes, una cifra similar a la de 2020. La letalidad de esta enfermedad se incrementó principalmente en 2016 hasta 2017. Es la última publicada pues desde ese año no se publican los anuarios de mortalidad, al igual que los boletines epidemiológicos.
Para el año 2020 hubo un descenso de casos de tuberculosis en todo el mundo, atribuido al distanciamiento y restricciones de movilidad impuestas por la pandemia de coronavirus, pero la especialista no descarta que también se deba a la disminución en las actividades de búsqueda de la enfermedad.
La neumonóloga insiste es que es fundamental incrementar la capacidad de diagnóstico de la tuberculosis en el país, sumando nuevos establecimientos públicos, organizaciones y centros privados.