Conatel afila sus mecanismos de censura y castigo en la radio venezolana

Viernes 10 de octubre de 2025. María Corina Machado es anunciada como ganadora del premio Nobel de la Paz, con una llamada a las 5 de la mañana, hora local en Caracas. Apenas una hora después comenzará la programación regular de la mayoría de las emisoras de radio venezolanas. Las que emiten desde Caracas siguen siendo, gracias al centralismo implantado hace mucho tiempo en esta materia, las más importantes, con programas que son replicados en circuitos de alcance nacional.
Justamente son las más vigiladas, las del constante recordatorio de que «hay que cuidar lo que se dice», las de los listados de palabras proscritas –dictadura, régimen, Machado, Edmundo, fraude, etc–, desde hace muchos años. Un glosario que se ha ido actualizando con el tiempo. Por ejemplo, antes no se podía mencionar a Juan Guaidó pero, desde épocas más recientes y con la caída en el favor popular del expresidente del parlamento, ahora sí se puede.
Ese viernes, la periodista Shirley Varnagy informó sobre el galardón a Machado. Strike uno. Luego, la mancionó como «la personalidad del día» a propósito del premio. Strike dos. Aún no está ponchada, pero sí salió de la caja de bateo. El lunes 13 de octubre, no estuvo al aire, este martes 14 tampoco.
Durante estos dos primeros días de la semana, el programa Shirley Radio existe, con sus anunciantes, pero sin Shirley. «La mandaron de vacaciones», cuenta alguien en esos pasillos. Curiosamente, hace apenas un mes había regresado de su descanso, el 8 de septiembre anterior.
Esa emisora emite también por un canal de Youtube, y deja las transmisiones en directo publicadas para la posteridad. Pero la del viernes 10 de octubre no está.
En una emisora hermana, Luis Olavarrieta también comentó el asunto más allá del simple titular, y también se fue a descansar. No salió al aire el lunes, y este martes tampoco. La grabación de su programa emitido por Youtube tampoco está disponible (como tampoco la de Román Lozinski de ese día).
En este caso, el también productor televisivo apenas había comenzado la temporada de ese, su nuevo programa de radio en solitario en esa emisora. Un logro personal, sin duda, que estrenó el 15 de septiembre, luego de los cambios en horarios y parrilla de transmisión.
¿Por qué ellos dos han sido silenciados, si otros programas y emisoras compartieron la noticia del Nobel? Quizá porque no se quedaron en dar solamente un titular.
Lo cierto es que el alicate del castigo aprieta. Del sácala del aire al elimina el registro de Youtube. No en vano tantas señales se inundan de música y contenidos inocuos.
Forma parte del silencio al que se enfrenta el venezolano en los medios tradicionales como la radio –tradicionalmente el de mayor penetración popular–, como lo denuncia este martes el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa: «En esta secuencia de hechos que protestamos, se encuentra la prohibición de referirse al atentado contra dos activistas venezolanos exiliados en Colombia, ocurrido ayer en Bogotá. Antes, habíamos confirmado las represalias contra periodistas tras mencionar en sus espacios el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado».
En la televisión ya la cosa es un caso perdido, lo sabemos. ¿Las redes? No están exentas de la persecución.
No obstante, siempre es importante valorar que todavía hay espacios donde la información logra salir. En Venezuela hay un aún vigoroso y resiliente ecosistema de medios digitales, donde se publican las cosas –con los cuidados correspondientes– y a pesar de bloqueos impuestos por autoridades, además de radios en Caracas y en otras partes donde se estira más la liga y hasta un puñadito de medios impresos en varias regiones donde se sigue intentando el periodismo «como de otros tiempos».
Mientras tanto, la gente se entera de las cosas de manera fragmentada, con muchos vacíos, con reacciones silentes, con periodistas que llevan la procesión por dentro. Nadie quiere ser castigado, ni comunicadores ni audiencias. Y es comprensible: hay celdas que se abren solo para nuevos ingresos. Otra demostración de que este no es un país normal con libertades garantizadas.
*Lea también: Un Nobel para la Paz que se celebró en silencio
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.