Confesiones de un fracaso: lo que dijo bolton sobre Venezuela, por Beltrán Vallejo
Llegó a mis manos el capítulo traducido al español, y referido a Venezuela, del libro de John Bolton, el ex consejero de seguridad nacional de EEUU, intitulado La habitación donde sucedió; por cierto, un texto que molestó tanto a Trump que ha intentado evitar su publicación.
En sí, yo debiera tener otras ocupaciones, en vez de estar leyendo el libro de un ex funcionario que sin lugar a dudas obra como que con venganza contra ése que fue su jefe y que lo despidió, o lo “renunció”, estrepitosamente. No obstante, por curiosidad leí esas páginas de una crónica de lo que para mí es un absurdo.
En verdad me irrita ver como impera en ese texto el paradigma mostrenco de una interpretación de la “doctrina Monroe” bien distante de la fundamentación original elaborada por Quincy Adams, y presentada por el Presidente James Monroe, la que aspiraba alejar de América las pretensiones de dominio de las potencias absolutistas de Europa; pues sí, en lo presentado por Bolton predomina la tergiversación imperialista de esa doctrina, la que Theodore Roosevelt impuso a principios del siglo XX con su colonialismo del “Gran Garrote” en este continente.
Pero también me molesta tanta banalidad, tan poca profundidad en el pensar y sentir de los protagonistas de las acciones relatadas, incluyendo lo que corresponde al propio narrador, un Bolton que se describe casi que como un quijote luchando contra molinos de viento, casi que como un llanero solitario sin cabalgadura y sin pistola y sin su fiel compañero Toro en medio del entramado esperpénticamente burocrático entre la Casa Blanca, el departamento de Estado y el Departamento del Tesoro, además de “surfear” a un Trump inconsistente y superficial en torno a estrategias y políticas para derrocar a un Maduro considerado por el propio Presidente de EEUU como “inteligente y duro”, mientras que sobre Guaidó dejó expresiones de desconfianza.
Como venezolano, lo que leí me provocó tristeza por tantas simplicidades, y cierta indignación porque el temario comentado en ese libro está salpicado de muertos, heridos, presos, exilados, y de militares con sus carreras quemadas, y sobre todo por la inmensa frustración que ha dejado sobre un pueblo enfermo de desesperanza, más arrodillado económicamente y más prisionero de un régimen que se siente invencible.
El año pasado leí un análisis sobre los hechos del 30 de abril, realizado por un experto rumano sobre temas de inteligencia, de nombre Valentín Vasilescu, donde se refiere a la victoria obtenida por la contrainteligencia de Maduro al lograr engañar a los gringos con la supuesta intención de algunos generales y de algunos altos jerarcas del madurismo en producir una transición expulsando al tirano del poder. Pues bien, este Vasilescu coincide con Bolton al expresar que hubo un vil montaje, un engaño de parte de los supuestos disidentes de Maduro, al punto de que vemos como terminó la “épica del 30 de abril”: sin pronunciamiento militar efusivo en cantidad y en calidad. Es decir, todas esas reuniones de conspiración fueron un teatro hábilmente montado para que se estrellara un proceso conspirativo desacertado, al que le faltó profundidad para determinar mejor la veracidad y la fiabilidad del proceder de un Vladimir Padrino o de un Maikel Moreno. En fin, Bolton describió el fracaso de la “inteligencia” de los EEUU más estrepitoso desde aquellos días de bahía de Cochinos y de playa Girón.
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No es que confié ciegamente en lo que dice Bolton, pero es que eso es lo que tenemos, una derrota, y ojalá sea aleccionadora para continuar la lucha.