Conformar gobierno de coalición para conjurar amenaza del coronavirus, por Víctor Álvarez
La canciller de Alemania, Angela Merkel, alertó que entre 60-70% de la población alemana podría infectarse del coronavirus. Junto al Ministro de Sanidad, Jens Spahn, reconoció que el coronavirus ha aterrizado en Europa y hay que tomar conciencia de ello: “Si el virus está ahí afuera, la población no tiene inmunidad al virus, y todavía no hay terapias ni vacuna, entonces entre el 60-70% de la población podría infectarse (…) el proceso debe focalizarse en no sobrecargar el sistema sanitario para ralentizar la propagación del virus, frenar los contagios, evitar que los hospitales colapsen y ganar tiempo para desarrollar la vacuna”.
Después de semanas de bajo perfil por temor a dañar su economía, Alemania reconoce la emergencia sanitaria y admite el alto riesgo que corre. Las autoridades alemanas recomiendan cancelar todos los actos públicos, tanto en espacios abiertos como en espacios cerrados. “Estamos ante un virus pandémico, no sabemos a qué velocidad se expandirá, pero esta epidemia durará meses, quizá años”, advirtió el doctor Lothar Wieler, presidente del Instituto Robert Koch.
Hasta los ministros de salud e igualdad social pueden ser contagiados
El coronavirus no perdona a nadie, cualquiera puede ser contagiado, incluso ministros de salud que se supone son los encargados de diseñar las políticas de prevención para evitar la propagación del virus. Tan es así que la Ministra de Salud de Reino Unido, Nadine Dorries, contrajo la enfermedad: «Puedo confirmar que he dado positivo por coronavirus. Tan pronto como me informaron, tomé todas las precauciones recomendadas y me aislé en casa», dijo Dorrie en un comunicado.
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El caso de la Ministra de Salud del Reino Unido no es una excepción entre los funcionarios de alto rango que han sido contagiados. La Ministra de Igualdad de España, Irene Montero -quien además es la pareja del Vicepresidente Pablo Iglesias-, también dio positivo por coronavirus, razón por la cual el vicepresidente está en cuarentena y aislado del gabinete ministerial.
Según lo informado por el Palacio de La Moncloa, las reuniones previstas en la agenda del presidente se realizaran vía telemática para evitar el riesgo de contraer y propagar el virus. Sánchez tenía previsto reunirse con los secretarios generales de las centrales obreras y gremios empresariales para promover el diálogo social.
EEUU suspende la entrada de extranjeros
Para evitar la propagación del virus, Donald Trump anunció la suspensión por 30 días de “todos los viajes desde Europa» hacia EEUU: ««La Unión Europea no tomó precauciones como restringir los viajes desde China y otros focos del Covid-19. Como resultado, una gran cantidad de nuevos casos en EEUU fueron sembrados por viajeros venidos de Europa”, justificó Trump al anunciar la drástica medida.
Los países europeos con más casos confirmados son precisamente los más desarrollados: Italia, Francia, España, Alemania y Reino Unidos. Al momento de redactar esta nota, la Universidad Johns Hopkins habían confirmado 126.000 casos y 4.600 muertes.
Suspenden partidos de fútbol, funciones de cine y espectáculos públicos
La Unión Europea de Fútbol Asociado (UEFA) decidió suspender o realizar a puerta cerrada los partidos de fútbol para evitar la propagación del virus entre los millares de personas que suelen asistir a estos eventos. La medida se tomó después de que el equipo de Roma informó que no viajaría para enfrentarse al Sevilla porque no obtuvo la autorización del Gobierno español, que bloqueó hasta el 25 de marzo los vuelos directos procedentes de Italia como medida de precaución.
Por temor al contagio, cada vez son más los países que han decidido no autorizar el ingreso de los equipos, cuestión que ha forzado la suspensión de los partidos. En otros casos se ha decidido que los duelos se disputarán a puerta cerrada, a pesar de las millonarias pérdidas que esta decisión genera.
Para evitar la expansión del coronavirus, otros países han tomado la decisión oficial de cerrar cines, teatros y suspender conciertos, así como toda actividad que implique aglomeración de personas, medida que ha obligado a la reprogramación de esos eventos. Son decisiones drásticas que han tomado los gobiernos para evitar un contagio masivo del coronavirus que desbordaría y colapsaría sus sistemas de salud, por muy amplios, robustos y eficaces que sean.
Posponer elecciones y conformar gobierno de coalición para conjurar amenaza del coronavirus
Venezuela no tiene cómo responder a una propagación masiva y acelerada de la pandemia. La precariedad del sistema de salud venezolano -colapsado sin que todavía se haya producido un solo caso de coronavirus-, nos coloca en una situación de extrema vulnerabilidad. Quien resulte contagiado puede correr un riesgo mortal.
Prevenirlo exige quedarse en casa y modificar muchos hábitos sociales: retirar el saludo con abrazos, besos y apretones de manos; evitar asistir a concentraciones públicas y utilizar un tapaboca forman parte de los nuevos hábitos a desarrollar.
Imaginemos, entonces, el alto riesgo que correrían todos los candidatos y electores que participen en las reuniones, mítines y marchas que se organicen en el marco de las elecciones parlamentarias y presidenciales. Quién esté contagiado de coronavirus y haga acto de presencia en esos eventos contagiará a muchas más personas.
Las concentraciones públicas y el estrecho contacto personal –inherentes a una campaña electoral-, pueden terminar convirtiéndose en un factor propagador y acelerador de la pandemia del coronavirus en todos y cada uno de los 335 municipios del país, en los cuales el sistema de salud está en el suelo y donde ni siquiera hay agua permanente para lavarse las manos con la frecuencia indicada.
La obsesión electoral puede degenerar en una ceguera que impida ver la grave amenaza que acecha a Venezuela. Lo que está en juego es la salud y la paz de Venezuela. Apurar las elecciones sin tener adecuadas condiciones para gobernar puede desembocar en una demoledora frustración.
La desesperación nacional le exigirá al nuevo gobierno resultados concretos en los primeros 100 días de gestión. De lo contrario, el país otra vez se sentirá defraudado y el nuevo presidente rápidamente habrá perdido su credibilidad. Más allá del afán por salir electo diputado o presidente de la República, la crisis del coronavirus va a poner a prueba nuestra prudencia y sensatez. O nos protegemos o nos contagiamos.
La gravedad de la amenaza impone al oficialismo y la oposición conformar un Gobierno de Coalición a fin de complementar capacidades y recursos para evitar que una vez que la pandemia llegue Venezuela se expanda y cause estragos en la población.
A este este Gobierno de Coalición le tocaría hacer el “trabajo duro” de conjurar la amenaza del coronavirus, el “trabajo sucio” de aplicar las medidas de ajuste para sanear la economía y el “trabajo delicado” de reinstitucionalizar los poderes públicos para convocar elecciones limpias y transparentes.
La mediación internacional puede contribuir a estos propósitos si gestiona un cambio de sanciones financieras y comerciales por incentivos económicos que se le otorgarían al Gobierno de Coalición conformado por el oficialismo y la oposición. Así ambos bandos, en lugar de seguir apostando a exterminarse, complementarían sus capacidades y recursos para enfrentar la amenaza del coronavirus, reactivar la economía, reinstitucionalizar los poderes públicos, convocar elecciones y sacar al país de la crisis.
Más allá de la obsesión electoral que tienen los aspirantes a diputados o a la Presidencia de la República, el interés nacional indica que es mejor convocar las elecciones una vez que se hayan superado los graves problemas que harían inviable la gobernabilidad de Venezuela. Estabilizado el país, quien resulte ganador en las elecciones recibirá del Gobierno de Coalición una economía saneada y un país reinstitucionalizado y pacificado que se pueda gobernar.