Congresista Nancy Pelosi aterrizó en Taiwán y China lanza amenazas a EEUU
Pelosi indicó que su visita a Taiwán es una de las «muchas» que han hecho delegaciones parlamentarias de EEUU en el pasado. China, por su parte, advierte que este tipo de acciones son «peligrosas» y son equivalentes a «jugar con fuego»
La presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos (EEUU), Nancy Pelosi, decidió visitar Taiwán este martes 2 de agosto en una visita que, en principio, no estaba programada dentro de su gira por Asia, elevando las tensiones existentes entre su país y China, que reclama la isla en pro de la unificación de sus territorios.
Sin embargo, se tenía días corriendo el rumor de una eventual visita de Pelosi a ese territorio.
Pelosi, a pesar de las amenazas proferidas desde Pekín, aterrizó en Taipéi, la capital de Taiwán y defiende que su visita a ese territorio -al que solo 13 Estados lo reconocen como nación independiente- «no contradice de forma alguna la política de EEUU»; país que formalmente no lo reconoce pero que sí mantiene relaciones informales con ellos.
El razonamiento de la congresista es afín a la postura esgrimida por la Casa Blanca. El coordinador de Comunicaciones, John Kirby, expresa que «no hay ninguna violación o problemas de soberanía» con la visita de Pelosi y que su presencia allí lo que hace es «reafirmar» la política de tener una sola China.
Esta es la primera vez en 25 años que un presidente de la Cámara de Representantes del Congreso visita Taiwán.
A través de un comunicado, Pelosi indica que su visita es una de las «muchas» que han hecho delegaciones parlamentarias en el pasado y que está enmarcada en la política de Estados Unidos y la Ley de Relaciones de Taiwán de 1979.
«Nuestras conversaciones con los líderes de Taiwán se centrarán en reafirmar nuestro apoyo a nuestro socio y en promover nuestros intereses compartidos. Entre ellos el avance de una región del Indo-Pacífico libre y abierta», indicó el comunicado de Pelosi. «La solidaridad de Estados Unidos con los 23 millones de habitantes de Taiwán es más importante hoy que nunca, ya que el mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia».
La respuesta de China no se hizo esperar. Una de las primeras acciones fue enviar aviones caza hacia Taiwán, así como mandó un buque destructor a unos 80 kilómetros de las costas de la isla de Lanyu, al sudeste de la «isla rebelde».
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El Ministerio de Asuntos Exteriores chino advierte que la visita de Pelosi a Taiwán perjudica «gravemente» la paz y la estabilidad de la región porque son de la opinión de que es una «actitud sumamente peligrosa» por parte de EEUU, ya que a su juicio quieren usar a Taiwán para contener al gigante asiático.
Con ese buque enviado, se pretenden hacer ejercicios militares con «municiones reales» y entrenamientos marítimos y aéreos en varias zonas cercanas a ese país. Entretanto, EEUU tiene cerca de Taiwán al portaaviones USS Ronald Reagan y un barco anfibio, el USS Tripoli, cargado con cazabombarderos F35.
“Estados Unidos (…) constantemente distorsiona, oscurece y vacía de contenido el principio de ‘Una sola China’”, indicó un comunicado de la cancillería china, poco después de que el avión de Pelosi aterrizara en Taipéi. “Estas acciones son como jugar con fuego, extremadamente peligrosas. Y quienes juegan con fuego, morirán quemados”, añadió el comunicado.
Beijing considera a Taiwán, una isla autónoma, como una provincia renegada que algún día se «reunificará» con el resto de su territorio. Cualquier acción que se considere que legitima al Gobierno de Taipéi, como lo sería la visita de un político extranjero de alto nivel, es vista por Beijing como una violación de su «soberanía», que justificaría una “dura respuesta”.
Con información de Swiss Info / AFP / France 24 / Unión Radio / DW / Europa Press / RTVE / CNN