Construir las capacidades, por Carolina Gómez-Ávila
En los últimos meses, Juan Guaidó no ha dejado de insistir en la necesidad de “construir las capacidades”, una frase que reclama reflexión y no la banalidad de aplausos y coreo de consignas.
“¡Vamos bien!”, “¡Sí se puede!” o la más reciente y reveladora “Vamos bien, porque vamos juntos”, son arengas de ánimo que encapsulan promesas difusas y, por lo mismo, muy riesgosas. Es fácil que los más superficiales crean que unas palabras dicen algo que no dicen; propio de quienes esperan que otro haga algo por ellos y, al final, se los regale.
Como las consignas son así de cómodas, muchos piensan que si Guaidó dice que vamos bien, él sabrá por qué lo dice y seguro que mañana (o pasado mañana, a más tardar) nos sorprende con una grata noticia. Pero, para el resto, la clave de su discurso está en otras ideas sobre las que insiste con frecuencia; aquí dejo algunas reflexiones sobre “construir las capacidades” con la intención de que cada quien haga las suyas propias.
Para empezar, la expresión parece inspirada en las definiciones propias de la gestión pública, que estudia los medios y la forma adecuada para alcanzar un fin colectivo y que consiste, más o menos, en desarrollar y fortalecer habilidades, aptitudes, alianzas, procesos y recursos necesarios para lograr el objetivo propuesto. De modo que las capacidades vendrían siendo los medios para lograr algo y su construcción, el camino para obtener esos medios.
Sucede que la construcción de las capacidades requiere, necesariamente, una transformación. Una interna y muy completa que se pueda mantener con igual fuerza durante el tiempo necesario para lograr el objetivo. Y esto no es posible sin modificar la manera de ver las cosas y la forma en que reaccionamos ante ellas.
Así que, cualesquiera que sean las capacidades, si Guaidó dice que hay que construirlas es porque no existen y eso significa que faltan elementos para poder llegar a la primera estación de la ruta que él propuso: el cese de la usurpación
Es momento de respirar hondo porque si en su mente está esa ruta (y su inflexibilidad para que su orden sea alterado en el tiempo por distintas circunstancias) es obvio que la carrera es de largo aliento. Tenga presente que el hecho de que un procedimiento se dé en tres pasos, no significa que se dé rápido.
Pero me parece que lo más interesante de construir las capacidades, son sus implicaciones para la ciudadanía. Nadie más que los involucrados se compromete a un proceso de duración indefinida, de modo que una suerte de selección natural evitará la intervención de elementos extraños al entorno. Necesariamente habrá que modificar actitudes y aprender técnicas para responder a la circunstancia nacional con un incentivo poderoso -que no será encontrar un salvador sino una salvación, el verdadero objetivo común- y que bien podría traducirse en un país con el nivel de vida necesario para producir oportunidades suficientes para todos; esto debería mejorar nuestro desempeño ciudadano y servirnos para instar a las próximas generaciones a que no imiten a sus anteriores que creyeron que la democracia se cuidaría sola, sin requerir de permanente participación y vigilancia. Además, no hay construcción de capacidades sin integrar lo saliente, de modo que se pueda gestionar una auténtica transición en vez de un corte abrupto y es de suponer que este es un método efectivo porque lograría el objetivo en paz.
De todas las cosas que dice Guaidó, “construir las capacidades” me parece la más necesaria de comprender y transmitir. Por algo nos lo advierte casi a diario y, tras su alocución del 27 de marzo presentando la Operación Libertad, está muy claro que todos los demócratas de Venezuela lo asesoran, acompañan y asisten.
Ahora le toca a la población hacer su parte, que es construir su capacidad de perseverar, de organizarse, de sobreponerse con rapidez a los embates, de encajar la frustración mientras espera activamente, esto es haciendo todo lo que esté en sus manos y sin dejar de apoyar la gestión que adelantan los demócratas para recuperar lo único que puede llevarlos a ellos al poder mientras nos regresa a nosotros a la libertad: la democracia.