Control político y debate por un plástico: las caras del carnet de la patria
El profesor de sociología política Francisco Coello advierte que el carnet de la patria tiene varias funciones, entre ellas, una señal simbólica, “y es que se doblega a la persona ante el sistema instaurado”
En enero de 2017, el mandatario Nicolás Maduro anunció la creación de un nuevo sistema para mejorar la obtención de beneficios otorgados por el Ejecutivo a través de las misiones. Desde entonces, el carnet de la patria ha funcionado como una nueva estructura para el control de la población.
Las primeras dádivas han llegado a la población carnetizada bajo la figura de bonos, tanto para el disfrute (Carnaval, Reyes Magos, Independencia) como premio por su “lealtad política”.
Desde 2017, se empezó a medir la efectividad de este instrumento por medio de las elecciones, al establecerse los llamados “puntos rojos”, donde la persona se registra obligatoriamente luego de haber votado por la opción oficialista.
Tan solo durante sus primeros seis meses de funcionamiento (que coincidieron con la elección de la Asamblea Constituyente), estaban inscritos 14 millones 520 mil venezolanos. Ahora, Maduro sitúa la cifra en 18 millones y amplia los “beneficios” del carnet.
“El carnet de la Patria es una creación milagrosa de la Revolución Bolivariana, que nos ha permitido llevar la protección social directamente a nuestro pueblo y sin intermediarios. Hoy este mecanismo cuenta con la confianza de cerca de 18 millones de carnetizados”, sostenía Nicolás Maduro el lunes 27 de agosto, a través de su cuenta oficial en Twitter.
El Carnet de la Patria es una creación milagrosa de la Revolución Bolivariana, que nos ha permitido llevar la protección social directamente a nuestro pueblo y sin intermediarios. Hoy este mecanismo cuenta con la confianza de cerca de 18 millones de carnetizados. pic.twitter.com/TeNYCmKKAn
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) 27 de agosto de 2018
Ahora, el carnet se ubica en una nueva dimensión. Al anunciar la reconversión monetaria, Maduro indicó que para acceder al subsidio de gasolina, se deberá contar con este instrumento.
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Luego llegó el turno a los trabajadores. Tras el aumento salarial, el gobernante venezolano indicó que para acceder al pago del diferencial que hará el Gobierno central a las empresas, debe poseer el carnet de la patria.
Igual suerte corren los adultos mayores. El 28 de agosto, Maduro dijo que el pago de pensiones estará supeditado, a futuro, a la billetera digital, una aplicación que está estrechamente vinculada al uso de este carnet y teléfonos inteligentes.
Las medidas del mandatario venezolano dieron pie a un intenso debate en las redes sociales sobre los beneficios y desventajas que representa tener este instrumento.
Carnet per se
El profesor de sociología política Francisco Coello advierte que el carnet de la patria tiene varias funciones, entre ellas, una señal simbólica, “y es que se doblega a la persona ante el sistema instaurado”.
“Luego tiene la función propia de control y obtención de información. Técnicamente el carnet de la patria tendría que ser la cédula. Si el Estado quiere poner en práctica alguna política social, la manera de acceder a él debería ser la cédula”, continua Coello.
Además, menciona que otra de las funciones de este instrumento es la administración de la escasez y los favores de un Estado “que quebró al país, lo empobreció, y que ahora te dice que quiere ayudarte con unos bonos, ayuditas o una caja de alimentos de mala calidad”.
El politólogo y profesor universitario Nicmer Evans destaca que su cuestionamiento al carnet de la patria no es por el instrumento en sí mismo. “Creo que el carnet de la patria debería sustituir a la cédula, pero debería llamarse cédula y todos deberíamos tenerla”.
De ser bien conducido como una cédula de identidad, Evans considera que podría ser un instrumento generador de censos y que permita los subsidios directos.
El problema es que cuando no lo llaman cédula sino carnet de la patria, y lo obligan a sacarlo en un toldo del PSUV o quienes tienen la posibilidad de administrar la utilización del carnet son las UBCH o toda la base de datos es solamente manejada por el partido Somos, la nueva franquicia del PSUV, es evidente que lo que está de fondo es un ejercicio de manipulación, control y coerción política para la sumisión de la población”.
Por su parte, el economista y socio-director de Ecoanalítica Asdrúbal Oliveros coincide con Coello al afirmar que esto funciona como mecanismo de control político y registro. “Ya estamos hablando de pensionados, nóminas de trabajadores, y entrega de subsidio de la gasolina”.
Oliveros contabiliza que al menos el 60% de la población, según los datos aportados por Nicolás Maduro, ya está bajo este sistema que, de llegar a concretarse su uso para los adultos mayores, les hará perder entre 25 y 30% de su dinero debido a la hiperinflación y la estructura de trámites que se ha creado para su uso.
El gobierno está previendo que el tema del efectivo va a continuar, y está estableciendo un esquema donde toda la economía se mueva virtualmente”, señala el economista, quien razona que no se debería supeditar el pago de las pensiones mientras está el proceso de inscripción del carnet.
“Control vs Dignidad”
Las redes sociales son un perfecto caldo de cultivo para las teorías. Y una de las más populares y cuestionadas sobre el carnet de la patria es “colapsar el sistema” con la inscripción de toda la población. Además, existe la hipótesis de que si todos los ciudadanos se inscriben, el Gobierno no tendrá poder de respuesta.
El petro NO EXISTE
El carnet de la patria ES UNA ESTAFA
EL censo automotor ES UNA FARSA
Son instrumentos de control comunista para la sumisión y aún más corrupción.
Resistamos. Es duro, sí, muy duro.
Éste es el precio de la Libertad.— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) 28 de agosto de 2018
La mejor forma de anular manipulación del carnet de la patria es inscribirnos todos. Ya pasó: 17 millones de carnets y solo 6 millones de votos por el gobierno. Repudiable que sectores de oposición califiquen de «indignos» a quien necesita el carnet para alimentar a sus hijos.
— Enrique Ochoa Antich (@eochoa_antich) 29 de agosto de 2018
“Si ese es el argumento, entonces vamos a sacarnos todos el carnet del PSUV para cambiar el Presidente”, ironiza Nicmer Evans. Aun así, le concede cierto grado de lógica desde el pragmatismo puro, “pero no tiene lógica desde el punto de vista ético”.
El director de Ecoanalítica sí manifiesta que es necesario preguntarse si el sistema patria está preparado para recibir “la avalancha de gente que probablemente se verá en la semana. No es descabellado pensar que tenga un sistema de colapso porque está recibiendo volúmenes de gente distintos a los que está acostumbrado a recibir”.
Siguiendo con el debate de si sacarse o no este instrumento Evans, que se identifica como disidente del oficialismo y alineado con la oposición bajo el Frente Amplio Venezuela Libre, considera que no es necesario que exista un pronunciamiento de parte de este sector político sobre el tema.
La gente se está sacando el carnet, o no se lo va a sacar nunca como en mi caso. Eso no es cuestionable o criticable en el hecho en sí mismo de sacarse el carnet. Aquí el debate es lo que está de fondo, en el control y la intencionalidad de la creación del carnet”.
Por ello, el politólogo destaca que la oposición tiene que decirle al ciudadano que vale la pena aportar por la salida del Gobierno “porque no es el carnet que te va a resolver los problemas, sino que hay un plan para el día después para la salida de Maduro, que implica el hecho de poder tener una donación internacional para la estabilización social del país, condonación de deuda y usar esos recursos para reactivar el aparato productivo”
Según Evans, cuando un sector de la oposición pierde el tiempo en este debate “cae exactamente en el juego del Gobierno de girar en torno a las políticas públicas de la tiranía y responder a los intereses de su agenda”.
Para Francisco Coello, ha habido un error importante en los grupos de oposición “porque muchas personas se hacen esta pregunta, y aquí entran en juego los partidos, encargados de la conducción política. Desde el primer momento que salió este invento, habría dicho a la población ‘vayan y hagan filas y provoquen un atasco del sistema’”.
El sociólogo explica que bajo esta modalidad, se hubiesen desactivado gran parte de las funciones ocultas del carnet como el polarizar y politizar el país.
En este momento no funcionaría porque sería un sálvese quien pueda, porque no hay conducción política que fije eso como línea y le pueda sacar punta”.
Mientras que Susana Rafalli, nutricionista y experta en seguridad alimentaria, menciona que más allá del simbolismo que representa, este instrumento cumple con el objetivo trazado por el fallecido Hugo Chávez con el llamado “Plan de la Patria”.
“El carnet tiene que ver más con los mecanismos en marcha para la dominación a través del estado comunal y la territorialización que eso amerita”, expone Rafalli.
La especialista tampoco obvia el llamado que hizo Maduro a los pensionados para tener la billetera móvil. “Pasar a los pensionados a billetera digital como llaman ahora al carnet, les quitará poder adquisitivo alimentario, ahí va a haber mucha hambre”.
¿Menos ciudadanos, más carnetizados?
El politólogo Evans menciona que si se asume la ciudadanía es la posibilidad del pleno desarrollo de los derechos en convivencia y en articulación con los demás, no se pierde ciudadanía.
Desde el punto de vista del acceso a los recursos públicos para el bienestar de la población, el politólogo si afirma que se “están creando ciudadanos de primera, segunda y tercera. Los que no tienen carnet pasan a ser ciudadanos degradados y excluidos por una postura política”.
El carnet está siendo efectivo como un mecanismo de terrorismo de Estado, y de ahí se deriva la posibilidad del control social. El miedo de la gente es no tener comida, medicinas o no poder acceder a servicios públicos, la educación o no poder cobrar tu pensión. Eso es terrorismo de Estado”, afirma el politólogo.
Además, Evans es contundente al calificar al carnet como una especie de “política pública pervertida, sádica, que busca violarte a partir de la utilización de los recursos del Estado y violentarte psicológica, anímica y éticamente”.
Qué vaina que el pobre, el sometido, el que no le queda otra opción aparte del trago amargo de sacar de CP, también debe soportar los insultos de los «dignísimos» que nada harán para aliviar la necesidad de los primeros.
— Marirene García (@Marigarme) 29 de agosto de 2018
Coello sentencia que sí se pierde ciudadanía, pero hay un trasfondo político del Gobierno para desviar la opinión pública de los problemas reales, como la escasez de alimentos, el racionamiento de la gasolina, en resumen, “la administración de la escasez”.
El sociólogo asevera que el problema actual es que estamos situados en una pelea de desgaste y resistencia. “Si la oposición hubiera mandado a todo el mundo a sacarse el carnet, al ver que no pueden fregar a la población con esto, inventarán otra cosa. Quieren perjudicar a la población bajo un esquema polarizador y dañar a los que consideran sus enemigos”.