Corea del Sur: nuevas lecciones, por Félix Arellano
Diversas lecciones podemos extraer de las impactantes transformaciones de Corea del Sur. En el plano económico, resulta emblemático hablar del “milagro del río Han”, para hacer referencia a los cambios en la economía, que en apenas tres décadas, pasó de la pobreza a la décima economía del mundo. En el plano político, resalta el proceso de transición de una dictadura a una democracia parlamentaria, con sus primeras elecciones en 1987.
En estos momentos nos impresiona el exitoso control de la pandemia del coronavirus y, en ese contexto, efectuar las elecciones para la renovación de los 300 escaños de la Asamblea Nacional, el pasado 15 de abril, bajo rigurosas medidas de seguridad sanitaria y con una participación histórica de la población.
Sobre el milagro económico surcoreano se ha escrito mucho y desde múltiples perspectivas, empero, siempre es conveniente, para fortalecer las esperanzas, recordar que, luego de varios años de guerra, con una economía desbastada, logró llegar un ingreso per cápita de 29 mil $ por habitante, un nivel de apertura e inserción en la economía mundial donde las exportaciones representan el 60% del PIB.
Sus principales conglomerados económicos (chaebols) como Samsung, LG o Hyundai gozan de un enorme prestigio a escala mundial.
También es ampliamente reconocido el proceso de transición política que permitió la superación de la dictadura a una democracia parlamentaria, proceso en el cual la prosperidad económica ha jugado un papel significativo, pues ha permitido la conformación de una importante clase media, que logró avances en términos de bienestar económico y en educación y progresivamente fue reclamando una mayor libertada y participación política.
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Esa joven democracia ha logrado institucionalmente consolidarse, entre otros, luego que masivas protestas populares durante más de seis semanas a finales del año 2016, lograron la destitución de la Presidenta Park Geun-hye, acusada de malversación de fondos y tráfico de influencias.
Admirable proceso si observamos como en los países autoritarios la colosal corrupción de las élites políticas goza de impunidad e incluso es un factor que facilita el ascenso político.
Frente a la pandemia del coronavirus (Covid-19), Corea del Sur también está resultando un ejemplo elogiado a nivel mundial, el control estricto y sistemático mediante pruebas masivas que se calculan aproximadamente 15 mil diarias. Un seguimiento y apoyo gubernamental a los infectados, una población disciplinada que tiene una importante experiencia acumulada en el manejo de epidemias, toda vez que ha enfrentado el SARS (2003), la gripe aviar (2009) y el MERS (2015). Todos estos factores han contribuido a los bajos niveles de mortalidad.
En el contexto de pandemia, que está resultando dramática para la mayoría de países, Corea del Sur ofrece otra significativa lección y mantiene sus elecciones para la renovación de la Asamblea Nacional el 15 de abril de este año. Una experiencia novedosa y admirable, bajo estricta disciplina sanitaria en más de 14 mil colegios electorales, con especial atención para la población en confinamiento, que no perdió el derecho del voto, y utilizando el propio proceso electoral como un espacio de despistaje.
Naturalmente la elección representaba un plebiscito para la labor del Presidente Moon Jae-in y su partido Demócrata. Una gestión que además del exitoso manejo de la pandemia ha logrado, entre otros, una acertada política exterior, resaltando la prudente y estratégica vinculación con todos sus vecinos, en particular con Corea del Norte, su gran amenaza.
Para completar el círculo el pueblo surcoreano ha sabido asumir el reto histórico y ha participado masivamente en las elecciones, alcanzando un 66% de asistencia, nivel muy significativo para una elección parlamentaria que, en la mayoría de los casos, resulta poco estimulante.
En esta oportunidad, además de fortalecer la institucionalidad democrática, el pueblo surcoreano ha brindado un importante respaldo al Presidente, y su partido logra la mayoría en la nueva Asamblea Nacional.
Los resultados han superado las expectativas, pues no obstante la exitosa administración de la pandemia, el gobierno enfrentaba una reducción de popularidad, por algunos casos de corrupción y el desempleo juvenil. Con esta nueva mayoría parlamentaria se espera que el Presidente pueda avanzar en su agenda de transformaciones en la política fiscal, la generación de empleo y el fortalecimiento de las relaciones con su peligroso vecino de Corea del Norte.
Los retos que esperan al Presidente son muchos y de gran calado, para mencionar algunos que parecen colosales: debe lidiar con el joven dictador de Corea del Norte, que irracionalmente juega a la carrera nuclear y los ensayos misiliticos; también tiene una población que está envejeciendo y, ahora llegan la graves consecuencias globales de la pandemia, que reducen los mercados de exportación.
Pero estamos seguros que, tanto la creatividad del Presidente Moon Jae-in, como la disciplina y fortaleza de su pueblo, permitirán superar estos obstáculos.