Crece la incertidumbre por posible prohibición de EEUU a venta de diésel a Venezuela
Organizaciones dedicadas a la protección de los derechos humanos han solicitado a EEUU no cortar la importación de diésel a Venezuela, ya que tendría consecuencias devastadoras para la población, al ser el principal combustible para la generación de electricidad y para el transporte de bienes esenciales
En los próximos días vence el plazo para levantar las exenciones que Estados Unidos ha establecido en las sanciones petroleras hacia la administración de Nicolás Maduro y Petróleos de Venezuela (Pdvsa). De acuerdo a informaciones de agencias internacionales de noticias, el gobierno norteamericano estaría evaluando prohibir la exportación e importación de todos los combustibles desde y hacia Venezuela, especialmente diésel, por lo que de ser cierto, esta medida generará un mayor descalabro a la petrolera estatal y afectaría aún más la vida de los venezolanos.
Desde hace año y medio, las sanciones han impedido a Pdvsa operaciones en el mercado internacional que involucre la compra y venta de crudo, gasolina y materias primas, lo cual aceleró la debacle de una empresa estatal que ya arrastraba problemas operacionales y financieros. Sin embargo, algunas exenciones relacionadas al diésel y al gasoil daban un respiro al resto de los sectores productivos en el país, los cuales requieren de estos combustibles para operar.
La agencia Reuters informó en agosto pasado que Estados Unidos estaría considerando octubre como fecha límite para terminar las exenciones de las sanciones contra Pdvsa que permiten a algunas empresas y refinadores seguir recibiendo petróleo de Venezuela.
El martes 3 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en EEUU y aunque el actual presidente Donald Trump pierda la reelección, aún puede ejecutar nuevas sanciones con el apoyo del legislativo norteamericano antes de enero de 2021 cuando deba traspasar su mandato. No obstante, el gobierno de ese país debe aún estar sopesando las consecuencias de la medida. Por un lado, ha considerado ejercer mayor presión al régimen de Maduro para que abandone el poder; pero, tampoco desea afectar a una población sumergida en una crisis humanitaria compleja desde hace varios años.
Organizaciones venezolanas dedicadas a la protección de los derechos humanos han solicitado a EEUU no cortar la importación de diésel a Venezuela, ya que tendría consecuencias devastadoras para la población, al ser el principal combustible para la generación de electricidad y para el transporte de bienes esenciales.
La ONG Provea recordó que para 2018, el consumo de diésel se concentraba en el transporte de carga con 85% y de pasajeros con 15%. «Más del 70% de la población depende del transporte público para adquirir alimentos y medicinas. De no haber diésel, los traslados de las personas de menores recursos serán los más afectados», señalaron en un comunicado.
Los vehículos de carga pesada dependen del diésel para el traslado de insumos desde los puertos y aeropuertos a las ciudades, e igualmente el transporte de animales vivos, cerdos, aves y ganado, hacia los mataderos industriales.
«De no haber diésel podría producirse una paralización del transporte de carga afectando, el traslado de insumos indispensables para la supervivencia de millones de familias venezolanas», indicó Provea.
Por otra parte, la energía eléctrica en Venezuela se genera a partir de la hidroelectricidad y de fuentes térmicas. Esta última es básicamente a partir de gas natural (metano) y de combustibles líquidos como fueloil y diésel. No obstante, Provea alertó que las plantas de fueloil dejaron de generar hace bastante tiempo, por lo cual la generación de energía por fuentes térmicas en Venezuela, en la actualidad, dependen del diésel exclusivamente.
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El gobierno de Trump considera que las sanciones individuales, así como las sanciones petroleras y financieras terminarán de socavar la gestión de Maduro; al tiempo que lo considera una «narcodictadura» a la cual ha colocado recompensas por la captura de altos funcionarios y cuyo mandato no es reconocido por 60 países.
Las consecuencias de las sanciones se evidencian en la significativa caída de la producción petrolera que venía desde el año 2013, a una merma de las exportaciones de crudo y en la importación de gasolina. Venezuela ha tenido que comprar el combustible en el mercado internacional debido a la paralización por falta de mantenimiento e inversión de sus seis refinerías en el país.
El propio Maduro informó recientemente que entre 2015 y 2019, Venezuela dejó de producir en total cerca de 1.195 millones de barriles de petróleo y, que según estudios independientes, las sanciones fueron responsables de aproximadamente 58% de la caída total de la producción de Pdvsa desde 2015.
«El embargo de facto a las ventas de crudo de Venezuela hacia el mundo, la descarada presión contra empresas de varios países para que cesen sus operaciones en Venezuela, el chantaje sobre los proveedores de la industria para que nieguen repuestos y servicios, todo, absolutamente todo, está escrito en las órdenes ejecutivas de Donald Trump contra la industria petrolera nacional», dijo el mandatario venezolano.
Pdvsa producía en 2013, un promedio de 2,9 millones de barriles diarios, pero desde ese año comenzó el fuerte declive hasta bajar a un mínimo en 80 años de 330.000 b/d. Mientras que la última cifra de producción entregada en septiembre a la OPEP la coloca en 644.000 b/d.
Analistas económicos como el director de la Fundación Oil for Venezuela, Francisco Rodríguez, han insistido en que el gobierno norteamericano no tome la medida de prohibir la venta de diésel de Venezuela debido a las graves consecuencias para la población. Es por ello que recomendó a la Asamblea Nacional liderada por Juan Guaidó que pida a Trump no ejecutar esta medida.
«Estados Unidos aparentemente ha decidido prohibir que cualquier empresa envíe diésel a Venezuela, lo que sería grave para la alimentación y la salud. Habría un aumento en la escasez de alimentos y cobrará vidas porque el transporte público funciona con diésel», dijo en una reciente entrevista a Unión Radio.
Representantes del sector productivo venezolano han advertido -sin embargo- de la escasez de diésel que se presenta en el país desde hace varias semanas. El primer vicepresidente de Fedeagro, Celso Fantinel, dijo que los productores sufren las consecuencias no solo del desabastecimiento de la gasolina, sino de otros combustibles.
«Estamos viviendo los días más negros de la era republicana. Las actuales cosechas que vamos a tener serán equivalentes a las que tuvimos en 1970. Es un gran retraso. Ahora tenemos problemas con los combustibles, no solo de gasolina, sino también de diésel y gasoil, que está impidiendo que nuestros productores puedan ir a sus unidades de producción. Cada día vemos que hay menos combustible», dijo Fantinel.
Empresas foráneas como la italiana ENI, Repsol de España y Reliance de la India han estado suministrando diésel a Pdvsa a través de algunos acuerdos de canje por petróleo, por lo que junto con otras compañías han estado adelantando gestiones ante la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EEUU (OFAC, por sus siglas en inglés) para seguir recibiendo este combustible con autorización del gobierno norteamericano, según han indicado varias agencias internacionales de noticias.
Vale recordar que en abril, Estados Unidos también dio a la estadounidense Chevron Corporation y a un grupo de empresas de servicios petroleros norteamericanas, plazo hasta el 1° de diciembre para reducir todas las operaciones en Venezuela. Ahora habrá que esperar cuáles serán las nuevas sanciones que según varios funcionarios de ese país, serán más severas para el régimen de Maduro.