«Creí que habías dicho comunista, no economista», por Beltrán Vallejo
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El pasado miércoles, 24 de agosto del 2022, Venezuela regresó de un sueño que se quiso imponer en la absurda narrativa del régimen madurista donde se pintaba un país enrumbado hacia ese slogan pintoresco denominado «Venezuela se arregló».
De pronto, todo un esfuerzo de meses y meses, sobre la base de un anclaje bancario para ponerle un cepo al dólar, se vino abajo, sacudido dicen algunos por un incremento del gasto público desmedido; por supuesto, haciendo eso alusión a lo que tuvo que desembolsar el régimen por concepto de pago de bonos vacacionales a docentes, universitarios y demás trabajadores públicos, impactado esto por los aumentos salariales de marzo.
*Lea: En las garras de algún “coyote”, por Beltrán Vallejo
Yo no estoy celebrando por este «miércoles negro»; más bien soy uno que como millones de venezolanos se empobreció más todavía en un santiamén debido la espirar inflacionaria que se ha desatado. Yo no celebro que toda la cháchara económica de Nicolás Maduro se haya venido abajo en esta semana donde el dólar paralelo pegó un salto más alto que los que pega nuestra gloriosa Yulimar Rojas.
Nicolás Maduro quería pintarse últimamente como el nuevo «Fernando Henrique Caldoso» de Venezuela, tratándose de aquel connotado presidente brasileño que logró sacar a esa nación de una hiperinflación gracias a su denominado «plan real», pero Nicolás quedó raspao.
Recalco, yo quisiera que los carajos que mandonean en Miraflores hagan sus deberes bien en materia de manejo económico, pero es que no se puede con ellos; y siempre echándole la culpa a las sanciones, a Trump hasta ya fuera de la Casa Blanca, a la 4ta República después de más de 22 años que ellos mal gobiernan, o a Vicente Empara en último caso.
¿Qué fue lo pasó? ¿Qué fue lo que se rompió? Bueno, yo no sé bien lo que pasó porque no soy economista; pregúntele a José Guerra; él si sabe lo que pasó. Lo que puedo inferir tiene que ver con un cuento que echó el mismísimo Ernesto «Ché» Guevara, de cómo fue que llegó a ser presidente del Banco Nacional de Cuba sin tener ninguna, pero ninguna preparación para ese cargo. Pues resulta que Fidel Castro, en esos azarosos días de desmantelamiento del régimen de Batista en Cuba, se encontraba reunido con su alto mando militar y político, y con el habano entre sus dedos manifiesta que para el Banco Nacional de ese país necesita un «economista», y de pronto un Che Guevara medio adormilado pega un brinco diciendo: «yo soy ese», y todos los presentes estuvieron de acuerdo y listo, el Che presidente del Banco Nacional de Cuba. Fidel, que no había salido de su sorpresa, cuando los participantes de la reunión se van, él agarra a Guevara y este le dice: «Creí que habías dicho comunista, no economista». Obvio que Guevara fue un desastre en ese cargo, hasta reconocido por él mismo.
Y relacionando este cuento con lo de «miércoles negro», creo que mandar y mentir en materia económica y montado en una nube de poder jamás podrá llevar a la economía venezolana a buen puerto, y no les seguirá funcionando el San Benito de las sanciones para seguir ocultando su irresponsabilidad y mala sangre.
Maduro debe dejar de seguir mintiendo con eso del fulano «milagro económico», y debe hacerlo porque Venezuela no es China, ya que aquí no podrá instalarse un desarrollo económico sin libertades políticas, sin democracia; eso lo pudieron hacer los chinos, porque ese país milenario nunca ha funcionado democráticamente ni con libertades; siempre fue una nación de esclavos.
Aquí, en Venezuela, no funciona la economía sin democracia.
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