Crisis de gasolina empeorará la «canibalización» de las refinerías de Pdvsa
La crítica situación de la infraestructura de Pdvsa obedece a la baja inversión para ejecutar planes de mantenimiento y de importación de partes y equipos. La evidencia de ello es la caída en la producción de las refinerías que se aceleró desde 2013
La crítica situación del abastecimiento de gasolina en el país hace que una vez más Petróleos de Venezuela (Pdvsa) intente reactivar la producción de unas refinerías paralizadas, a través de una práctica inusual en cualquier industria petrolera: utilizar partes y piezas de otras plantas para solventar los problemas técnicos de otra de sus instalaciones.
Ninguna de las refinerías que conforman el Complejo Refinador de Paraguaná (CRP) están operando. Amuay y Cardón, que operaban a 10% de su capacidad, paralizaron actividades hace algunas semanas. Mientras que con la retirada del país de la petrolera rusa Rosneft y con la imposibilidad de importar gasolina por parte de Venezuela, la situación de abastecimiento de combustible se agrava.
Pdvsa muestra problemas significativos para poder refinar el petróleo, los cuales se acumularon en estos últimos 20 años. Entre muchos de sus problemas, surge la otra tragedia de la empresa estatal: el desmantelamiento de su infraestructura que comenzó en 2005.
La poca disposición para invertir en nuevos equipos y en mantenimiento ha generado un suerte de desmantelamiento de Pdvsa, mientras cada día que pasa requiere de más dinero para recuperarse. Cálculos de consultoras indican que la petrolera requiere entre 8.000 y 14.000 millones de dólares anuales por un período de ocho años, para volver a producir los mismos barriles de crudo que generaba en el 2000.
Trabajadores petroleros han denunciado desde el año 2005, la utilización de equipos y partes de máquinas para ser instaladas en alguna otra de las unidades de las refinerías. Sostienen que a pesar de haberse contado con altos ingresos petroleros, poco se invirtió en el mantenimiento que requería la industria.
Fuentes del sector petrolero informaron recientemente que la refinería El Palito se encuentra en ajustes de la Unidad de Craqueo Catalítico (FCC) para reactivar la producción de gasolina de 91 octanos. Para ello se utilizarían equipos y partes prestadas de las unidades de catalítica de Amuay y Cardón.
José Bodas, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), resalta que desde hace un buen tiempo la refinería de El Palito, ubicada en el estado Carabobo, no está en funcionamiento debido a los problemas que ha presentado en las calderas bombas y turbinas.
«Hasta ahora no tengo información de que la refinería El Palito esté arrancando«, dice Bodas quien además acota que intercambiar las piezas es un proceso complejo y delicado que toma tiempo.
Recordó que en las refinerías muchas veces se utilizan repuestos de los equipos auxiliares para reparar una bomba o compresor, por ejemplo. Pero lo que realmente necesita la industria es que se haga un mantenimiento correctivo constante y se invierta en adecuación tecnológica.
«Los trabajadores hemos denunciado esto en varias ocasiones, que Pdvsa se cae a pedazos por falta de inversión y mantenimiento. Desde 2005 hemos venido denunciando esta política de falta de repuestos para las turbinas, bombas, compresores en la industria petrolera y gran cantidad de generadores eléctricos».
Las denuncias de las organizaciones sindicales se han elevado en varios informes entregados tanto a la junta directiva y altos funcionarios de Pdvsa, como al Ministerio del Trabajo a través de Insapsel (Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales), puesto que las labores de intercambio de piezas conlleva riesgos y los trabajadores petroleros adolecen de indumentaria y equipos necesarios para esta labor.
«La respuesta que nos han dado al respecto es que se nos ha criminalizado, al decirnos que somos enemigos y avanzada de potencias extranjeras. En vez de solucionar este problema que ha llevado a la industria a procesar apenas 700.000 barriles diarios de petróleo y a llevar al mínimo nuestro sistema de refinación», afirma Bodas.
Quítate tu para ponerme yo
Para el diputado de la Asamblea Nacional por el estado Falcón Luis Stefanelli, Pdvsa acordó terminar de desmantelar e inutilizar las refinerías de Amuay y Cardón y utilizar piezas, equipos y personal del complejo para tratar de levantar a la refinería El Palito, esto en el argot técnico del medio se ha llamado «canibalizar».
«Hoy Pdvsa es un cadáver insepulto. Actuó sobre ella una maledicencia determinada a destruirla con alevosía y determinación. Por eso no hay gasolina, dependemos de la importación de combustibles porque destruyeron todas las fuentes de suministro interno y de autoabastecimiento», sostiene el parlamentario.
Para el economista y exdirectivo de Pdvsa José Toro Hardy, esta llamada «canibalización» de la industria indica que la empresa estatal no tiene recursos, por lo que esta es la forma de actuar al no tener previsión. Recordó que normalmente las industrias petroleras hacen paradas de mantenimiento y en Pdvsa se hacían varias veces al año, se programaban y se anunciaban (en la mayoría de los casos eran preventivas). No obstante, durante los últimos años estas paradas solo se ejecutaron para realizar reparaciones.
«De ser cierto que están canibalizando otras instalaciones, evidencia que la situación debe ser sumamente difícil. El problema es que el petróleo venezolano es crudo pesado y para poder transformarlo en productos como la gasolina necesitan tener operativas sus unidades catalíticas», sostiene Toro Hardy.
Al ser consultado sobre los riesgos que se pudiera tener con el cambio de piezas de una refinería a otra, el experto petrolero considera que no debería generar mayores consecuencias. «Toda refinería representa riesgos, si el cambio de piezas y partes se hace con suma precaución no creo que ocurra algún incidente», apuntó.
José Bodas -por su parte- señala que al ejecutarse este tipo de trabajos no se han utilizado las normas ni el protocolo que se requiere para poner a funcionar una refinería, ni en en Venezuela ni en otra parte del mundo.
«Realizar así estas reparaciones demuestran la falta de planificación de un proceso tan complejo como lo es la refinación, también demuestra la improvisación y la crisis económica. Sin embargo, debo acotar que con un precio del petróleo a 120 dólares también ocurría esta canibalización de las refinerías. Ahora con las sanciones que se le ha impuesto a la industria petrolera desde 2019, esta situación que ya existía por supuesto se incrementa y afecta el desenvolvimiento de la industria petrolera».
Mucho más recursos
Recuperar la infraestructura de Pdvsa pasa por lograr una cifra importante en financiamiento, por lo que los analistas señalan que llevara tiempo, pero que mientras más tiempo pase mas recursos de necesitarán.
Toro Hardy destaca que en los estudios que se han hecho muestran que se necesitan para inversiones y gastos, una cifra de entre $25.000 millones y $30.000 millones por año durante un período de entre 8 a 10 años para que se pueda recuperar lo que se producía hace dos décadas.
Se desconoce, sin embargo, qué tan dañadas se encuentren las refinerías, por lo que es difícil precisar los recursos que requieren para volverlas totalmente operativas.
«Esto nos habla del nivel de destrucción que hay actualmente en la infraestructura petrolera venezolana, las refinerías son instalaciones muy delicadas y bien mantenidas no suelen presentar problemas. Antes de la gestión chavista. Amuay, por ejemplo, tenía el récord de no haber tenido incidentes, es una de las mayores refinerías del mundo con mayor horas-hombre sin presentar accidentes. La destrucción ha sido masiva», dijo.
Luis Pacheco, presidente de la junta administradora ad hoc de Pdvsa presentó en febrero de este año en la ciudad de México los «Principios para la Posible Recuperación de la Industria Petrolera Venezolana», enmarcado en el Plan País de la presidencia interina de Juan Guaidó.
Entre los principios se destaca que es necesario una inspección detallada y una auditoría para conocer el estado de pozos petroleros, yacimientos e infraestructura. Para llevar a cabo todo el «plan de re-desarrollo» como lo han llamado, se requiere una inversión total de $120.000 millones.
«Solo para la recuperación de la infraestructura de la industria petrolera calculamos que se requiere de aproximadamente 14.000 millones de dólares en un período de ocho años. Pero es una cifra estimada que va a depender del estado de las instalaciones al momento del cese de la usurpación», afirmó Pacheco en declaraciones a TalCual.
Explica que el plan es factible solo con condiciones fiscales y esquemas de participación privada adaptadas a las nuevas realidades del país y la industria petrolera nacional, manteniendo la competitividad con oportunidades internacionales. Aunque el plan no considera el origen de los fondos, se requerirá la utilización de todas las fuentes, incluyendo participación masiva de inversión privada bajo esquemas de aceptación internacional.
«Se cuenta con unas refinerías operando entre 10% a 15% de su capacidad instalada y mejoradores parados. Por otra parte, mantienen una insuficiente generación y distribución eléctrica, por lo que la producción de petróleo depende de la red nacional», destaca Pacheco.
A su juicio, recuperación no significa rehacer el pasado, significa recuperar la confianza la capacidad y la competitividad aplicando lo ultimo en tecnología probada, criterios de rentabilidad y selección para obtener resultados mejores a los del pasado.