Crisis ha creado problemática entre poblaciones wayuus de Venezuela y Colombia
La crisis venezolana, ha causado que los niños wayuus de ambos países pasen hambre y hasta varios hayan fallecido a costa de la desnutrición
La crisis económica que presenta Venezuela actualmente, ha comenzado afectar a las poblaciones indígenas del país, las cuales han optado por migrar a otros territorios ante el deterioro de su calidad de vida. Este es el caso de la comunidad Wayuu, ubicadas entre la frontera colombo-venezolana.
Dicha etnia indígena comenzó a movilizarse al país vecino (Colombia) a medida que la situación económica venezolana empeoraba. Ahora se encuentran en un asentamiento colombiano llamado Parenstu.
Esta comunidad indígena es una de las más longevas de Suramérica. Estaban en el territorio, incluso ante de la colonia española sobre estas tierras. Y se han mantenido en el tiempo. Han sobrevivido a las guerras, los conflictos, las revoluciones e incluso a la separación por la creación de las fronteras nacionales entre ambos países.
De acuerdo con un reportaje realizado por el diario estadounidense New York Times, los aborígenes venezolanos aparecieron en el territorio colombiano con miles de problemas, entre los que destaca la desnutrición de los niños y los ancianos. Además de eso, deben enfrentar un conflicto con sus hermanos colombianos por la tierra y el agua.
La crisis venezolana, ha causado que los niños wayuus de ambos países pasen hambre y hasta varios hayan fallecido a costa de la desnutrición.
El conflicto que se vive en Parenstu es el reflejo de una frontera abrumada por la cantidad de personas wayuus que abandonan Venezuela para vivir en las tierras indígenas de Colombia. Y refleja una crisis mayor que afecta a diversos países de América Latina, donde el éxodo masivo de venezolanos de todas las clases sociales pone a prueba la paciencia de sus vecinos.
De acuerdo con cifras publicadas por Acnur, al menos cuatro millones de venezolanos han huido de su país en los últimos años, expulsados por el hambre, la hiperinflación y los violentos operativos de represión política.
Para el próximo año, según la OEA, este éxodo podría superar la migración de Siria y convertirse en la mayor crisis de refugiados del mundo.
En Colombia, los nuevos migrantes, que no pudieron recibir atención médica en su país, han llevado el sarampión y la malaria, enfermedades que estaban controladas en el país.
Wayuus colombianos señalan a los venezolanos como “docenas de recién llegados, demacrados y desesperados”. Aunque algunos ven con simpatía su llegada señalan que esas no son sus tierras.
Por su parte, la población wayuu venezolana, teme perder a sus familiares en Colombia por la misma situación que vivían en Venezuela.
Al mejor estilo entre la oposición y el gobierno venezolano, líderes wayuus de ambos países se han sentado en una mesa de negociación para tratar temas como el agua y la comida. Clanes manifiestan terror de que las disputas puedan llegar a ser sangrientas.
En la costa norte, los wayuus colombianos incendiaron recientemente las carpas de los venezolanos recién llegados.
“Es el miedo que todos tenemos, que esta tierra no nos puede sostener a todos”, explicó Guillermo Ojeda mientras hablaba con los otros mediadores en la mesa. Pero dijo que los venezolanos tenían que ser aceptados, incluso si eso significaba un riesgo para todos.
Aborígenes venezolanos aseguran que huyen de Venezuela ante la escasez de medicamento y de alimentos. Milcidi Palmar, una refugiada wayuu venezolana de 32 años que huyó a Parenstu, ante la muerte de cuatro miembros de familia por falta de atención médica.
El año pasado, su hija menor, Mayerli, cayó enferma. Palmar gastó el poco dinero que tenía en viajes en autobús a un hospital venezolano donde no le dieron nada para controlar la fiebre y Mayerli murió.
Poco después, su otra hija llamada Wendy, también se enfermó. Palmar dijo que regresó al hospital e insistió en el tratamiento. Wendy recibió una inyección pero su piel se puso púrpura en los días siguientes y dejó de respirar.
“No pude hacer nada más que verlas morir a las dos”, dijo sobre sus hijas.