¿Cuál es la ruta?, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Venezuela vive en un estado de ansiedad política. Y es que todos estamos pensando en mejorar nuestro futuro. Ello hace que, en lo político, estemos en campaña electoral. Desde hace meses empezaron a presentarse ante el país los nombres de hombres y mujeres que aspiran unir, en conciliación que esperemos no sea temporal, a todo el espectro opositor venezolano para ser quien, en nombre de las fuerzas opositoras, enfrente con el abanderado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en las presidenciales de 2024.
En la otra acera, el trabajo electoral nunca cesa. Y hacen preparativos, consultas y renovaciones de las autoridades de las estructuras constantemente.
Desde que esto comenzó, y para sorpresa de muchos, han salido al ruedo importantes nombres de los que hasta hace poco alegaban cualquier pretexto para no asumir la vía electoral, pacífica y democrática como única forma de cambiar la realidad nacional.
Para no extender mucho la película, hacemos un breve repaso por los dos períodos de Nicolás Maduro al frente de Miraflores. Sin ánimo de parecer defensora del actual Ejecutivo, se ha pedido la intervención extranjera, hubo movimientos calificados por algunos de intentos de golpes de Estado, se solicitó la aplicación del TIAR y se solicitó la aplicación de sanciones internacionales; todo lo cual vino a complicar, aún más, la trágica situación nacional.
Ante esto, sostenidamente repetimos que no podía haber retorno a la ruta electoral sin un mea culpa que permitiera disculparse con el país, más allá de la ausencia de esto, ahí están compitiendo como si siempre habían sido los enemigos acérrimos de la abstención. Pues bienvenido, a pesar de los pesares.
*Lea también: No se atoren en el laberinto de los egos, por Luis Ernesto Aparicio M.
Ante todo esto, hay unos puntos que poner sobre las «íes». Como venezolana, y mujer que patea este país, debo reconocer con beneplácito que ver a todos los actores de la vía pública nacional buscando competir en las presidenciales de 2024 me tranquiliza, pues ya no podemos seguir –como país– apostando a aventuras que solo sirve para pertrecharse más en el poder a quienes lo ocupan.
Y con esto traigo a consideración lo siguiente: Los venezolanos estamos cansados, obstinados, asqueados del conflicto. Sin ánimo de comparar los tiempos históricos, a ratos tengo la sensación que la antipolítica que nos trajo a Hugo Chávez al poder es un fantasma que pulula hoy. En estos días escuchaba, en una tertulia política, que parecía que estos tiempos requerían a un «Hugo Chávez bueno».
¿Por qué digo todo esto? Es importante tener en cuenta, que el conflicto perenne que hemos vivido como país nos ha alejado de la clase política. Los venezolanos estamos sobreviviendo mucho más allá de la coyuntura política-electoral que hoy se nos encima.
Esto tiene en su haber el hecho cierto de una crisis económica que no nos ha dado tregua, pero también la desconexión que, fracaso tras fracaso y decepción tras decepción han sumado las clases políticas de todos los bandos (hablando así de todas las oposiciones).
Sobre esto hago un paréntesis muy importante: A nadie, le conviene en este momento la abstención y es otra preocupación latente que empieza a cobrar vida en el mundo del quehacer político. La coyuntura no puede empujarnos al abismo de ser el Gobierno versus el Gobierno. Ya el capítulo de 2018 bastante caro que nos ha costado a todos.
La gente, el obrero, el empresario, el maestro, el barrendero, yo, todos; queremos vivir y progresar en paz. 2024 es una oportunidad para dejar atrás la confrontación estéril y hacer todo porque la carrera electoral sea en igualdad de condiciones. Que el país elija al mejor y la patria condene a quien así lo considere.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo