Cuando la independencia se hizo contra 1500 españoles en 1810, por Ángel R. Lombardi B.
Trabajar por tantos años nuestra Independencia Nacional nos ha llevado a comprender éste proceso de una forma más realista. Seguimos repitiendo formulas conceptuales producto de la ideología y propaganda de Estado que no tiene nada que ver con lo estrictamente ocurrido.
Es bueno precisar los hechos por encima de los recuerdos frondosos revestidos de un orgullo nacional tallado de ilusiones. Los historiadores no trabajamos esto y mucho menos estamos obligados a exaltar las glorias patrióticas.
El pensamiento mágico es propio de los pueblos primitivos y la sociedad venezolana debe hacer un esfuerzo para seguir ésta recomendación del mismo Simón Bolívar cuando dijo que:
“La esclavitud es hija de las tinieblas, un pueblo ignorante es el instrumento ciego de su propia destrucción”. Los mitos patrióticos se pueden mantener pero no para negar la realidad, tanto la pasada como la presente. Cuando el mito es un ancla hay que cuestionarlo y superarlo.
Para que exista una guerra de liberación tiene que haber una fuerza o ejército de ocupación y España nunca tuvo en América esto. Sólo algunos Regimientos de Fijos y Veteranos que se rotaban en las principales fortalezas y eran una tropa muy escasa. España nunca temió a una revuelta interna de la población la cuál a pesar de estar estratificada brutalmente y bajo el sometimiento de la élite blanca no representó una seria amenaza a la Metrópoli. No así los ingleses, franceses y holandeses que asolaron el Caribe.
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1.500 españoles peninsulares; 2.500 Mantuanos, la élite blanca criolla a la que perteneció Simón Bolívar; 10.000 canarios (inmigrantes); 190.000 canarios criollos; 400.000 pardos; 70.000 negros esclavos y 120.000 indios. Total en 1810 de 800.000 habitantes. Esta es la población de Venezuela antes de la Independencia. Los datos lo aporta John V. Lombardi un inminente historiador estadounidense experto en el tema y que goza de un amplio reconocimiento internacional y cuyas cifras son las que los principales expertos repiten.
Lo primero que llama la atención es que prácticamente no hay españoles en Venezuela y que sus fuerzas armadas mucho menos. Y es bueno acotar también que España entre los años 1808 y 1814 tuvo ella misma su propia Guerra de Independencia en contra del invasor francés.
La inmensidad del Océano Atlántico y lo rudimentario de los medios de navegación de la época fueron barreras muy altas para garantizar intercambios fluidos entre Europa y América.
Luego está la élite blanca mantuana herederos de los primeros conquistadores y que nacieron en el país, los llamados Amos del Valle. Esos mantuanos fueron los que hicieron la Independencia en primer lugar en nombre de España como junta autonómica en 1810 y luego de la mano de los más radicales el 5 de julio se declararon independientes. Y nunca sospecharon que habría guerra y destrucción.
Luego están los canarios, un número elevado, también nacidos en el país pero excluidos de las prebendas sociales y acumulando odios y resentimientos. En 1812 fue el Partido Canario con Monteverde a la cabeza los que acaban con la Primera República presidida por el Generalísimo Francisco de Miranda.
Más abajo los Pardos, la población mayoritaria, la carne de cañón en la guerra, los llamados sectores populares y excluidos por parte de la sociedad legal. Al vivir en las sombras odiaron a los blancos criollos más que a los mismos realistas lo cual explica a Boves en 1814 y las arengas de connotados líderes del realismo como Cortabarría que desde un inicio los alentó para rebelarse contra sus amos: los blancos criollos. Tácticamente se hizo esto para ganar el apoyo de la mayoría pero sin ofrecerles una sincera reforma social. Morillo, en 1815, acabó con todo esto restaurando el Antiguo Régimen e imponiendo la dictadura militar.
Negros e indios fueron invisibles. Y aún hoy, luego de 200 años, a pesar de la palabrería igualitaria siguen siendo invisibles en la actual sociedad criolla. Para entender todo esto hace falta abrir muy bien los ojos y empezar a conocer los hechos y sustraernos de la ideología.
En 1919, un libro, «Cesarismo Democrático», explica todo esto no como una guerra de liberación contra España sino como una guerra civil pavorosa entre los mismos españoles americanos que lo eran todos a excepción de los 1500 peninsulares que fueron aliados de la élite blanca. Hay un dato sobrecogedor y se lo debemos al historiador inglés John Lynch que la mayoría de los venezolanos también ignora: en la guerra murieron 262.000 americanos españoles que estaban en Venezuela. Poca gloria se puede exaltar en un cementerio del tamaño de una bóveda celestial como terminó siendo nuestra Guerra de Independencia.
Nuestra Independencia fue una guerra civil y esto echa por tierra todo el discurso de los héroes y la gloria patriótica alrededor de Bolívar, el Negro Primero y Josefa Camejo.
Discurso mitológico encubridor de la verdad histórica que es importante conocer a todo riesgo. Decía Nietzsche: ¿Cuánta verdad estamos dispuestos a soportar los hombres? Y en la Biblia hay una arenga en Juan acerca de la verdad como liberación humana. Los ciudadanos nos merecemos vivir en la verdad como integridad filosófica que asume el control de su propio destino y para ello hay que hacer las paces con nuestro pasado.
Hay que esperar hasta el año 1815 cuando España, luego de zafarse del invasor francés que tenía ocupada la península ibérica, fue capaz de enviar un Ejército Expedicionario de veteranos en la guerra (12.000 soldados) para reconquistar a Venezuela y la Nueva Granada, algo que realizó con éxito. Es a partir de ese momento en que podemos decir a ciencia cierta que la guerra civil intentó ser atajada, sobretodo, entre los años 1813 y 1814 en que Bolívar y Boves desparramaron el terror, para dar paso a una confrontación con dos bandos más o menos delineados con sus propósitos definidos.
Los realistas partidarios de seguir viviendo en una sociedad patriarcal y de Antiguo Régimen enfrentados a unos rebeldes alzados en armas partidarios de una República sin tener claro en sí mismo como tenía que funcionar esa República en el supuesto de terminar triunfando en contra de sus adversarios.
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia
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