¿Cuándo un salario digno para los venezolanos?, por Griselda Reyes
En Venezuela la crisis económica no da tregua. Con frecuencia pienso que debo ser propositiva y dejar el pesimismo a un lado en los artículos que hago público en los medios de comunicación, pero la realidad es muy dura y cada vez más difícil de ocultar.
El tema económico nos ha arropado por años, décadas. Hemos sido víctimas de las secuelas de medidas desacertadas y obsoletas en el mundo. El Socialismo ha fracasado, y la muestra más grande de ello es el viraje que dan hoy quienes están en el poder.
Los mismos que satanizaban al sector privado, hoy los sientan en primera fila en actos de Estado en procura de agendas estratégicas para sus fines económicos. Hoy buscan actores que les laven la cara después de haber cometido hechos que produjeron las sanciones internacionales.
Mientras todo esto ocurre, el bolsillo de los venezolanos de a pie, sigue vacío, como sus estómagos. La pregunta que todos nos hacemos: ¿Cuándo recuperaremos el valor real del salario y no estas distorsiones que hoy vivimos, empezando por quienes prestan sus servicios al Estado?
El tema de los jubilados y pensionados es un drama que pinta como una pesadilla el sueño de las horas de retiro que cualquiera pudiera tener. Me consta, lo veo a diario en la calle, que se debaten entre comprar una pastilla o un kilo de queso con las misias pensiones que reciben.
Aquella bonanza que significaban los aguinaldos hoy se ven reducido al costo de una mortadela, o medio kilo de carne. Es inhumano que nuestros adultos mayores que tantos años lucharon por construir país, hoy estén pasando las de Caín.
En el caso de los empleados públicos, y los venezolanos en general, aunque verdaderamente difícil las carencias que atraviesan, aún tienen capacidad de resuelve. El gran problema es cómo. Hay hombres y mujeres honestos cuyos rebusques se centran en algunas ventas adicionales, pero un sector importante de empleados públicos se escuda en la debacle económica para usufructuar los beneficios del poder.
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Ninguna cosa avala la otra, pero es una realidad que tenemos y que debe saldarse. El gran tema es cómo se evitan estas situaciones cuando hace más de 600 días los empleados públicos no perciben ningún tipo de compensación por los servicios ofrecidos.
Los sueldos y salarios deben ser una prioridad en Venezuela. La urgencia económica obliga a quienes se aferran al poder a buscar una salida. Ya basta de las excusas que si la guerra económica o las sanciones. Sabemos que ambas complicaron el escenario, pero fue la enorme corrupción roja la que devaluó el trabajo de nuestros ciudadanos.
Los venezolanos, según estudios especializados, merecen un sueldo acorde a la canasta básica. No es posible que madres y padres trabajen de sol a sol y no tenga siquiera capacidad de garantizar el pan de sus hijos, parece un tema de lesa humanidad.
Hay otros que dicen que puede ser gradual el aumento, que deben empezar al menos con $100. A fin de cuentas, lo que no puede ser es fijar unos montos en bolívares que al cabo de dos meses no valgan nada y supongan oxigeno para la maxidevaluación que por años hemos vivido.
¿Propositivos? Aunque no parezca, estas líneas persiguen un llamado de conciencia a quienes les corresponde: ¡Urge redignificar el oficio de los nuestros! Si queremos que la diáspora se acabe, hagamos que el salario de los venezolanos suponga calidad de vida para ellos.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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