Cuatro años de Bukele: La situación en El Salvador se va a ir agravando
Nayib Bukele cumplió el 1 de junio cuatro años en la presidencia de El Salvador. Una gestión aplaudida por la reducción de homicidios y su guerra contra las pandillas, pero severamente criticada por supuestas violaciones de derechos humanos
Nayib Bukele cumplió el 1 de junio cuatro años en la presidencia de El Salvador. Una gestión aplaudida por la reducción de homicidios y su guerra contra las pandillas, pero severamente criticada por supuestas violaciones de derechos humanos.
Mientras que los críticos aseguran que su deriva autoritaria es innegable, el líder salvadoreño sigue siendo el presidente con más aceptación de toda la región. Ahora, se espera que Bukele utilice todos los medios posibles para alcanzar la reelección en 2024, que para muchos ya está asegurada.
RFI recogió el análisis de Henri Fino, el director ejecutivo de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad).
– Se cumplen cuatro años de gobierno de Nayib Bukele. ¿Cómo calificaría estos años de mandato?
-Realmente la situación del ejercicio del poder por parte del presidente Nayib Bukele no se puede calificar de otra forma más que de una sistemática y constante violación a los derechos humanos. Hemos ido de crisis en crisis, empezando por el covid-19, donde hubo privación de libertad de muchos de los ciudadanos y ciudadanas en El Salvador, en amparo a la protección de la salud, pero no fue otra cosa más que una violación sistemática a los derechos humanos. Ni bien habíamos terminado de salir de la pandemia cuando se instauró el régimen de excepción en El Salvador.
Lamentablemente, esto ha arrojado, no solo por los 68 o 70.000 detenidos y detenidas en El Salvador, sino por la privación de toda la población de algunos derechos constitucionales.
La otra calificación que le tenemos que dar a este gobierno es de destructor de la institucionalidad en El Salvador. El Salvador no ha sido un país que ha tenido una institucionalidad fuerte, una democracia sólida, pero a partir de los acuerdos de paz, íbamos en ese camino, muy débil aún. Por eso creo que le ha resultado fácil al presidente Bukele desmontar toda la institucionalidad. Ha cooptado todas las instituciones del Gobierno y del Estado de El Salvador, porque ha echado a su fila tanto la Asamblea Legislativa como el Órgano Judicial y todas las dependencias del Estado de control. Entonces, no hay otra situación más que cooptación de la institucionalidad, la destrucción de la institucionalidad.
Y la otra es lo de la democracia: no teníamos una democracia sólida, pero con solo el anuncio de su reelección, violando la Constitución, realmente se ha dado la muerte a la incipiente democracia en nuestro país.
-En cuanto a la popularidad que hay detrás de la figura de Bukele, algunas encuestas dicen incluso que nueve de cada 10 salvadoreños aprueban su gestión. ¿A qué se debe ese apoyo y sobre todo qué refleja sobre el pulso del país?
–Yo creo que eso es producto primero y principalmente de la campaña mediática absorbente del presidente de la República. O sea, por todos los medios, por redes sociales, hay propaganda del gobierno y del presidente. La otra y más importante, es la falsa idea de seguridad. Con el régimen de excepción, la población tiene tranquilidad. El problema es que ese es un espejismo, porque en un momento determinado no podemos seguir con todas las garantías del régimen de excepción suspendidas. Se va a restablecer, ¿y realmente será que vamos a seguir con esa tranquilidad que estamos viviendo? Las estructuras pandillariles, que es el pretexto para suspender las garantías de los salvadoreños y las salvadoreñas, no creo que hayan sido aniquiladas, desmovilizadas, desarticuladas.
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