Cuide su cambur, por Teodoro Petkoff
¡Qué vergüenza, Hugo! ¿No te da pena recurrir a estos procedimientos chantajistas para obligar a los empleados públicos a marchar contigo? ¿Qué revolución es esta que tiene que recurrir a esta clase de atropellos? Poner a la gente a marchar a juro, so pena de hacerle perder el trabajo, es una de las peores humillaciones que se le puede infligir a un ser humano. No es la primera vez que se hace esto. Para el desfile del 2 de febrero también se obligó a los empleados públicos a asistir, mediante el mismo chantaje. Este procedimiento habla de una bancarrota ética y política.Tú desprecias a la gente, Hugo. Cuando se llega a estos extremos, de «fabricar» las multitudes de apoyo mediante la coerción y la extorsión, es porque ya queda muy poco por decir; es porque el mensaje se ha ido quedando seco. Cuando las fervorosas multitudes de antaño tienen que ser sustituidas por manadas de empleados públicos amenazados es porque ya se siente que estamos ante una nueva oportunidad perdida. ¡Qué vergüenza, Hugo!