Cuñas del mismo palo, por Teodoro Petkoff

Cuñas del mismo palo chavista han roto su unidad en Barinas, Trujillo, Guárico, Portuguesa, Carabobo, Caracas, Bolívar e incluso Monagas. Esto, sin hablar de bastantes municipios donde se ha producido el mismo fenómeno. Desde luego, cada disidencia es específica y se cometería un error si se las tomara como un conjunto único. De hecho, alguna que otra es impresentable. No todas tienen peso electoral real, y tampoco todas poseen la misma significación política. Sin embargo, la importancia de lo que está ocurriendo trasciende lo meramente electoral y habla de la lenta pero perceptible (e irreversible) decadencia del liderazgo de Hugo Chávez. Este alcanzó el pináculo de su poder en las elecciones de 2006. De allí en adelante, a todo lo largo de 2007 y 2008, entró en la parte descendente de la curva de popularidad. Todavía es alta, pero cada día menos. Va palo abajo. Algunas de las disidencias internas expresan esa decadencia. Antes de las elecciones presidenciales de 2006 habría sido inimaginable una rebelión interna como la que estamos presenciando, pero de aquí en adelante, mientras más se esfuerce Chávez en apretar las tuercas de su movimiento, más resistencias va a encontrar.
Ese es el camino hacia la construcción de una nueva mayoría, que pueda derrotar electoralmente al chavismo. Alcanzar este objetivo requiere de una amplitud de criterio que a ratos pareciera escasear en algunos sectores de la oposición. Ante la emergencia de las disidencias, algunos pocos personeros de partidos de oposición se jactan de una especie de limpieza de sangre opositora y reprochan a los disidentes su muy reciente ruptura con el chavismo. Mirando bien las cosas, sin embargo, lo cierto es que existen ex chavistas de distintas camadas. Unas más antiguas, otras más recientes. La mayor parte, no todas, va confluyendo hacia el gran océano de la nueva mayoría en ciernes.
De todas las disidencias en acción, una de las más significativas, por el estado de que se trata y las fuerzas que enfrenta, es la de Julio César Reyes en Barinas. Reyes ha insurgido contra la corrupta apropiación política y económica de ese estado por la familia del Presidente. Algunos le reprochan que «no se mete con Hugo». Tiene razón al no hacerlo. Eso sería caer en la trampa de la falsa polarización que Chávez quiere mantener y que incluso hoy pretende replantear la confrontación Chávez-Rosales como si fuera el eje de la campaña electoral. ¿Podrá Chávez ponerle yeso a estas fracturas? No. Más bien todo indica que las va a profundizar. Es de los que piensan que su movimiento se fortalece «depurándose». Es una ilusión engañosa.
Además, hay al menos otros tres candidatos con posturas disidentes latentes, que sólo esperan el momento adecuado para manifestarse. No será ahora, pero será. El futuro del chavismo no es de más unidad sino de más división. Finalmente, debe decirse que tan importantes como las victorias que alcance la oposición el 23N serían las que pudieran lograr quienes se le acaban de alzar a Yo-El-Supremo.