Cusanno: La «burbuja económica» durará el tiempo que los servicios soporten
Fedecámaras cierra el año 2019 admitiendo que la inversión privada ha aumentado, aunque sea con recursos patrimoniales. Su presidente, Ricardo Cusanno -que la encabeza desde julio- cuestiona la falta de políticas coherentes desde el Ejecutivo y anuncia los planes del gremio empresarial para 2020
-Freddy Bernal ha dicho que el sector empresarial ha vuelto a invertir. ¿Esto es cierto?
-Es verdad. No le vamos a dar vueltas. Aquí hay una parte de la sociedad que dijo: «Bueno, tenemos que vivir y no podemos morir». Este año pudiésemos estar sumando unos tres mil millones de dólares de inversión privada que, en definitiva, es patrimonio entre poquitos y muchos que van colocando en la economía, trayendo mercancía, tímidamente reinvirtiendo. Y digo tímidamente porque tres mil millones no es lo que requiere la economía venezolana para reactivarse.
-¿Cuánto se requiere?
-Dependiendo de los sectores y del proyecto que haya, porque si el proyecto es continuar con inestabilidad e incertidumbre, de repente lo que se requiere es 3,5, pero si es verdaderamente una readecuación de todo el aparato, cada uno de los sectores necesita una importante cantidad, obviando un poco lo que quedó por liquidarse de Cadivi. La industria requiere tecnología. El sector de telecomunicaciones requiere hacer un salto cuántico. Lo que no es menos cierto es que hoy hay tres mil millones de dólares del sector privado en la economía, pero es patrimonio. Ahí no hay capacidad de crédito alguna. Y después recordemos que hay otros tres mil millones por vía remesa. Entonces, por primera vez en la historia, de una u otra forma, la economía privada ocupa más de un cuarto de la economía venezolana. Eso significa que aquel mito de la economía petrolera está dejando de ser. Es más, hoy podemos tener aproximadamente unos nueve mil millones de dólares de ingresos por el sector petrolero, contra más o menos unos diez millones de egresos en gastos. No hay excedentes. Por primera vez en la historia, al no haber excedentes, se acabó la chequera del populismo. Después, puedes tener ahí unos cuatro mil millones del sector público correspondiente a exportaciones no petroleras, unos mil millones por financiamiento, mil millones que quemaron de reservas este año… En definitiva, esta es una economía de 23 mil millones de dólares.
-Eso es poco.
-Es mínimo, por lo que era. Recordemos aquel año (2012) de 68 mil millones de dólares de importación, donde además Giordani reconoce que había unos 25 mil que eran sobreprecio. Pero, en todo caso, en 1998 Venezuela vivía con 15 mil millones, pero no tenía una crisis estructural de servicios, no tenía situación de hambre en algunos sectores de la población. No tenía todo lo que hoy estamos viviendo. Tenía una banca golpeada, pero activa, productiva, no estaba asfixiada por un encaje legal. Entonces, digamos que no es una economía como la que debería tener Venezuela. Pudiese ser una decente, con 23 mil millones para arrancar un proyecto de mejora del país, pero si no acarreáramos ese lastre de problemas que tenemos.
-¿Esas inversiones privadas en qué sectores están ocurriendo? ¿Se invierte es para importar o para producir?
-Obviamente el comercio tiene importancia y se ve de una u otra forma en los anaqueles. Tienes en adecuación de máquinas, en algunos productos, rubros, alimentos, lo poco o mucho que se produce aquí. Han tenido que traer materia prima. Luego, el sector de repuestos, donde todo es importado. Prácticamente todo es patrimonio privado que se está invirtiendo. Lo que está llegando a Venezuela de medicinas, una gran cantidad es importado. Ha habido algunos movimientos de venta de empresas, y eso al final son inversiones directas que entran al país. Cada rubro está tomando un poquito de esos tres mil millones de inversión. Siguen siendo motivantes, pero no deja de ser cierto que es ínfimo para la realidad de inversión que se requiere.
-¿Hay un repliegue del Estado en materia económica?
-Yo no creo que haya un repliegue como tal. Lo que hay es una aceptación de la incapacidad de poder solucionar los problemas.
-¿Un «sálvese quien pueda»?
-Correcto. Hay una suerte de anarquía, pero no te olvides que todo el entramado legal sigue estando vigente. O sea, esto puede ser hoy, chévere, te dejan invertir, dejan productos en el mercado y que los dólares caminen, pero mañana se levanta cualquier funcionario y dice que todo esto es ilegal, porque lamentablemente el entorno, el marco jurídico con el cual nos movemos es ese. Entonces, sin duda la incertidumbre es extremamente grande.
-En términos numéricos, ¿este año hubo crecimiento o no lo hubo?
-Esa pregunta es la más recurrente entre los periodistas y es la que menos se puede contestar. En este país el saber cuántas empresas cierran o no, quien lo sabe es el sector público. ¿Por qué? Porque maneja los registros, cobra los impuestos, es quien tiene todo el entramado. Aquí no hay la obligatoriedad de informarle a las cámaras cuando tú decides cerrar ni mucho menos cuando cierras en una situación de crisis como esta, donde sencillamente una mañana no pudiste levantar la santamaría. Entonces, tú te tienes que ir a las famosas encuestas a hacer trabajo de investigación y esos te dan que han desaparecido 60% de las empresas venezolanas en los últimos 20 años. ¿Cuántos cerraron o abrieron este año? También es muy difícil determinarlo. Es más, creo que ni siquiera el sector público puede hacerlo por una muy sencilla razón: hoy mucha gente decidió irse por los caminos de la informalidad, y eso es una economía real que está ahí, pero que no figura en ninguna encuesta ni trabajo de campo.
-Hemos visto una «burbuja» económica que se ha desarrollado. ¿Cuánto tiempo pueda durar? ¿De qué tamaño es, según Fedecámaras?
-Lo triste de que sea una burbuja es que las burbujas explotan. En Caracas efectivamente hay más tráfico y se reactivó el sistema inmobiliario. Poco, pero algo se reactivó. En Caracas efectivamente hay muchos más productos, pero ¿por qué? Porque hemos tenido una diáspora interna. Hay estudios que reflejan que hemos tenido un 14% de incremento de la población en Caracas, de gente que vino de Maracay, Valencia, Zulia, etc. Entonces, ¿cuánto más puede soportar? Yo creo que soportará el tiempo que los servicios soporten, porque el venezolano tiene la característica de que no se le muere el muchacho en los brazos, busca soluciones, emprende, mata tigres, un familiar le manda algo, vende los zarcillos que le dejó la bisabuela y medianamente vive. Pero el tema es la crisis de servicios públicos, no es que Caracas sea un paraíso. Eso durará el tiempo que los servicios soporten. La gente entendió, posiblemente lo mejor que pasó en 2019 es que esa batalla, esa guerra que nos plantearon desde las políticas públicas, en términos de ideología, la perdieron. El dólar gira, el euro. La gente entendió que el papá Estado don regalón que compraba voluntades con la chequera se acabó y difícilmente volverá. Entonces, tú ves más gente emprendiendo, buscando proyectos que busquen a la comunidad y a sus sistemas productivos. Ves más gente vendiendo cosas, rebuscándose la vida. Eso no va a acabar nunca, porque es un instinto natural del ser humano. Lo que no es menos cierto es que no es justo que dure por mucho tiempo, porque al final lo que estamos viviendo es una suerte de precapitalismo, cuando la anarquía hacía que sencillamente el más fuerte sobreviviera o tuviera mejores condiciones, no por oportunidades y capacidades, sino porque el entorno es extremadamente hostil.
-Todos los años Maduro lo anuncia, pero ¿pudiera haber una recuperación económica en 2020?
-Para el año que viene, las proyecciones son que, por lo menos, de seis mil millones -entre remesas, inversión o descapitalización del sector privado, porque sacas de tu patrimonio o de tus ahorros y los colocas ahí-, puede llegar a ocho mil millones. Eso le puede dar algo más de movilidad a la economía, sobre todo independencia. La deuda con China es una de aproximadamente tres mil millones de dólares, desde 2014. Aquella famosa deuda que se dejó pagar capital y se pagaban solo intereses. Eso no lo han dejado de pagar quienes ostentan los símbolos del poder, y el año que viene esa deuda se pone en casi cero. Eso le pone unos tres mil millones de dólares más en las manos al sector público, a quienes manejan ese dinero. Entonces, si ese dinero lo utilizan, esperemos que no, para el populismo, para las campañas; más un incremento de unos dos mil millones del sector privado, remesas, entonces va a crecer un poquito. Sigue siendo ínfimo para las necesidades reales.
-¿A pesar del aumento en la inversión privada seguimos siendo una economía de puerto?
-Si dejan en paz al sector primario y permiten que importe su materia prima para su desarrollo, pudiéramos ver más producto hecho en Venezuela. Tú estás viviendo en un país donde la bipolaridad de gestión y administración pública es extrema, donde en la mañana lo legal es ilegal en la tarde. ¿Cuánto tiempo es esto posible? ¿Y si dentro de tres meses, no sé, hay un subidón de petróleo y por más sanciones que tengamos, se reciben mil millones de dólares más y creen que con eso es factible manejar el país? Ese día se acabarían las importaciones, con lo cual se acabará la nutella y la mantequilla de maní para muchos.
-¿Cómo es la relación del empresariado con las autoridades?
-Entendiendo cómo está estructurado Fedecámars, son 15 sectores de la economía y tenemos presencia en todas las regiones del país. Institucionalmente, desde la cúpula, desde aquí, no hay contacto con quienes todavía diseñan políticas públicas y ejercen el gobierno. Cada uno de los sectores tiene contacto con su ministerio. Las regiones tienen contacto con sus gobernadores y alcaldes, unos mejores y otros peores, pero ahí hay algún tipo de comunicación e intercambio. Pero la verdad verdadera es que en una crisis como la que tenemos, donde necesitarían esta sentados todos los actores de la sociedad que se insertan en la acción productiva, los trabajadores, empresarios, el ejecutivo y el legislativo para que rediseñe leyes, eso no existe. Lo que hay es que cada quien va por su lado y te topas en algunos sitios con algún ministro, te acercas, presentas, dices que hay que solucionar tal y tal problemas, las propuestas, y te saludan con mucho aprecio, luego se montan en el carro y se van. Entonces, tú no sabes si te ignoran, si no les importa, si hay temor por reconocer el fracaso.
-Cuando escuchó a Nicolás Maduro darle gracias a Dios porque existe la dolarización, ¿cómo reaccionó?
-Lo primero es que me cuestioné la religión (risas). Más allá de la risa, ¿tú sabes qué es fatídico? El «te lo dije», porque es tener que decirle a alguien y decir: «¿por qué no lo aceptaste antes?». Esto era crónica de una muerte anunciada. Todas las hiperinflaciones del mundo cayeron en una dolarización o en el uso de una moneda fuerte. Esto venía. Ahora, si ya das gracias a Dios y ya aceptas la fe de la gente como una realidad para la subsistencia, por qué no te abocas entonces a sentarte a construir un estamento legal.
-¿El empresario se acostumbró a la crisis y por eso está buscando maneras de sobrevivir?
-No. El empresario no se acostumbra a la crisis. Sencillamente intenta mantener su santamaría arriba. Recordemos colas en las calles hace dos años, anaqueles vacíos porque no conseguías mercancía. Recordemos los dos apagones. Y la gente seguía buscando. Cuando tú dices «no me voy» y «si no trabajo hoy, no como mañana», no es que te acostumbras, es que es un conflicto de vida. Si me quedo sentado, me lleva el río. Me tengo que mover.
-¿Cuáles son sus objetivos para 2020 al frente de Fedecámaras?
-Nosotros hicimos un trabajo muy duro en estos seis meses en el exterior y lo que buscamos es que ese trabajo se capitalice el año que viene. ¿Cómo debe capitalizarse? Precisamente con inversiones. Poder darle la oportunidad a algunos sectores de que tengan crédito internacional, aun y a pesar de las sanciones, que puedan rearticularse con sus proveedores, que regrese tímidamente la inversión extranjera, no para desplazar a los pocos empresarios venezolanos, sino para aliarse en esa estrategia con el empresariado local. Luego, arrancar 1la cátedra de Democracia y libre empresa, vincularnos con el estudiantado en distintos niveles. Y luego, parecerá primitivo, básico, pero es mantenerse vivo.