Dale al porfiao, por Leonardo Morales P.
Agoniza el año 2018, muy pronto estaremos contando los días del 2019. Unos cuantos pronosticadores de oficio o, más bien, sin oficio, se dedicaron a afirmar que el Sr. Maduro no llegaría hasta donde ha arribado.
La vida pública se ha convertido en un funambulesco teatro donde conviven apostadores, pronosticadores, magos, brujos, adivinadores, parlanchines, trapecistas y otros oficios de semejantes destrezas. La lectura del tabaco, la borra del café, el significado de las cartas entre otras prácticas, parecieran formar parte del arte político de unos cuantos aspirantes a ocupar los espacios de La Casa de Misia Jacinta
En ese trajinar de anuncios, de eventos próximos a suceder, todos incumplidos –no podía ser de otra forma– ha transcurrido la vida de los venezolanos en los últimos años. En esa vorágine de desenlaces contagiaron a una parte de la sociedad que ante la ausencia de una salida realista y favorable a sus circunstancias, terminó creyendo en políticos devenidos en prestidigitadores que solo produjeron frustración, escepticismo y pérdida de confianza en el buen y recto ejercicio de la política.
Retorno al pasado
A una parte de la oposición le ha dado por rotar sobre sí misma. Gira en círculos. Vuelve sobre sus pasos. Busca o pretende conseguir lo que antes no obtuvo con las mismas prácticas. El comportamiento del “porfiao”, que le das y le das y no se cae.
En enero de 2017 la Asamblea Nacional, declaró la ausencia absoluta del presidente y vendió la idea de que, siguiendo la letra de la Constitución, en 30 días, tendríamos elecciones y nuevo presidente. Ni el dictador, así se le calificó, estuvo ausente ni tampoco hubo elecciones.
Un nuevo giro, ciclo de repetición de ideas similares, es la siembra de incertidumbre acerca del, ahora enigmático, 10 de enero de 2019. El libreto ya debe estar listo, no es difícil imaginarlo, son demasiados predecibles; Maduro había perdido su legitimidad de desempeño, solo falta despojarlo de su legitimidad de origen. El mandado está hecho, así pensarán y harán creer a los demás; con la no comparecencia de Maduro ante la AN caemos, nuevamente, en ausencia absoluta del presidente.
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Bien, en este retorno a más de lo mismo, al ingreso a un laberinto sin salidas, conviene preguntarles a los malabaristas: ¿Cómo garantizarán un nuevo presidente en 30 días? ¿Ante quién solicitarán la convocatoria de elecciones? ¿Le pedirán al Delcy Rodríguez que asuma la presidencia mientras se convocan y se realizan las nuevas elecciones? ¿A quién o quiénes solicitarán la restitución del orden constitucional? Y, si después de mucho tiempo una decisión de la AN tuviera eficacia, lo que significaría que se convocarán elecciones en el lapso estipulado por la normativa vigente ¿Participaría toda la oposición en las elecciones o volverían a repetir sus erráticos pasos? Posiblemente algunos sigan dándole al porfiao.
Lecciones juveniles
Los muchachos –debería escribirse en mayúsculas– de la Universidad de Carabobo acaban de dictar una cátedra política a los que dicen ser políticos de oficio. Un dirigente estudiantil asesinado, otros perseguidos y sujetos a amedrentamiento sistemático, sin embargo, confiados en su prestigio y en su condición de verdaderos y auténticos líderes de su universidad concurrieron a las elecciones y ocurrió lo que suele pasar en estos casos: ganaron con una amplísima ventaja al gobierno nacional y regional.
No hubo sorpresas. Cuando el voto es masivo y contundente no hay violencia ni intimidación que tuerza la voluntad electoral. La gesta estudiantil de Carabobo es un excelente mensaje para los que aún no entienden ni terminan de aprender