Daniel Ceballos: Voluntad Popular no puede ser el partido de una individualidad
Compartió prisión, ideas y rutas políticas con Leopoldo López y otros fundadores de Voluntad Popular, pero ahora se enfrentan ante la situación del partido naranja, intervenido por el TSJ. Ambas facciones hablan de reinstitucionalizar la organización. Daniel Ceballos dice que esa es su misión, aunque admite que el camino del reencuentro es muy difícil
Daniel Ceballos está en boca de muchos. Su acercamiento a la junta ad hoc que controla los símbolos y la tarjeta de Voluntad Popular (VP) por mandato del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) le valió el calificativo de «traidor alacrán» por parte de sus exaliados del partido fundado por Leopoldo López —quienes denuncian que la facción a la que se sumó es gobiernera— y alabanzas como «valiente» por parte de Diosdado Cabello.
Pero él dice que lo importante es reunificar y reinstitucionalizar el partido político. Y no duda en soltar más frases polémicas, como cuando afirma a TalCual que «para la venidera elección de 2024 no compro la idea de la urgencia de que aquí hay que salir de (Nicolás) Maduro para hacer política o para poder producir, emprender o estudiar. Aquí está Maduro como presidente y ya».
La tolda naranja tiene una dirigencia y un liderazgo claro, aunque buena parte del mismo esté fuera del país. Luego, están quienes recibieron del TSJ la tarjeta, renegaron de sus excompañeros, desconocieron la presidencia de la Asamblea Nacional en manos de Juan Guaidó, se sumaron a la Alianza Democrática y sacaron en las regionales del 21 de noviembre pasado apenas 67.975 votos —convirtiéndose en el partido de esa coalición con arrastre electoral, después de Cambiemos de Timoteo Zambrano (26.361 votos).
En Margarita, José Gregorio Noriega encabezó un Encuentro Federal de Activistas al cual se incorporó Ceballos. Juntos, luego afirmaron que la meta es reorganizar la tolda, para cumplir con el mandato dado por la Sala Electoral del TSJ de convocar un proceso de elecciones internas antes del 9 de julio.
En paralelo, el Voluntad Popular con el que se identifica Leopoldo López tiene una Comisión de Revisión, Reorganización y Relegitimación que encabeza Freddy Superlano con la misión de renovar las direcciones nacional, regionales y municipales en junio próximo.
¿Puede haber coincidencias? Daniel Ceballos dice que aspira haya diálogo y reencuentro, a pesar de la campaña de desprestigio en su contra: «Entre Rusia y Ucrania hay una mesa de diálogo y se están matando en las calles. De mi parte están todos los puentes tendidos con Superlano, con Adriana Pichardo y con todo el que tenga que hablar. Debe haber un espacio para la resolución de conflictos. Esas instancias existen dentro del partido, pero hay que empezar por reconocernos. Esa es una de las tareas de impulsar la democratización, porque el partido desde que se fundó tampoco ha hecho ningún proceso así y parte del conflicto y de la crisis que sufre es porque no hemos practicado la democracia a lo interno».
—¿El objetivo que se plantea es un proceso solo de «democratización» del partido o de reencuentro? Porque en la otra también impulsan uno que pudiera conducir a tener dos procesos paralelos que no harían cambiar mucho la situación.
—La tarjeta, los símbolos, lo que tiene carácter legal tiene que trascender a la sentencia del TSJ. Yo no entiendo cómo hay quienes quieren hacer elecciones en un partido que no tiene los símbolos ni la tarjeta. ¿Ese esfuerzo cómo lo llevas a la realidad? Esa tendencia tiene que entrar en razón de que esta es una oportunidad para reinstitucionalizar el partido y que se democratice. Es un desafío que no va a ser fácil afrontarlo porque hay muchos intereses particulares.
—Pero en este momento no hay diálogo. ¿Cómo lograr unas conversaciones, con un mediador, una encerrona?
—En este momento hay un impedimento público, esta campaña de descrédito. Pero hay que dialogar. Uno de los elementos que se aprobó en el Encuentro de Nueva Esparta es que la comisión ad hoc va a proponer un espacio donde se trabaje la resolución de conflictos. No solamente con la cúpula centralizada de Caracas, porque este partido no es de individualidades. El esfuerzo por reinstitucionalizarlo hay que llevarlo a todo el país. Ese espacio debe estar abierto a todas las tendencias.
—Freddy Superlano ha dicho que en el proceso que impulsan ellos participarán los dirigentes en el exterior, a pesar de admitir que esa condición complica la vida partidista. ¿Ustedes plantean que esos líderes en el extranjero puedan participar de un proceso de democratización y reunificación?
—La comisión electoral que se nombró tiene una semana para presentar públicamente la propuesta que, en el marco de la sentencia que pone lapsos hasta el 9 de julio, debe presentar un proyecto de calendario, de cómo será el proceso, los requerimientos al CNE, etc. Ese proceso debe ser democrático, transparente e inclusivo donde todos podamos tener la posibilidad de postularnos. No quiero adelantarme porque eso es tarea de la comisión electoral, pero debería incluir a todos los que tengan el deseo de participar. Si queremos resolver esto, tenemos que ser suficientemente amplios. No podemos tenerle miedo a la democracia ni al liderazgo.
—¿A cuál posición aspira usted dentro del partido luego de este proceso?
—Yo quiero participar en la democratización del partido con una tendencia que tenga como idea fundamental retomar la política, con una idea realista de la situación del país, que nos convoque al diálogo y a revisar toda la estrategia en torno a cómo VP se convierte en la organización que postule al liderazgo emergente, que represente a los sectores populares y que se aleje de la política tradicional, el centralismo y los intereses particulares.
—¿Quiere ser coordinador nacional?
—Yo voy a tratar de participar del equipo nacional. No necesariamente en ese cargo.
—¿Quién le acompaña en esa búsqueda?
—Hasta el miércoles yo llevé muy en secreto esta negociación para lograr la elección con la junta ad hoc. Ahora viene un proceso de apertura, de convocatoria al liderazgo y no quisiera detallar nombres. Pero habrá una tendencia que vamos a liderar en todos los municipios del país.
—¿Cómo vería que esta tarea no conduzca a la reunificación del partido, porque sigan existiendo dos partidos, o porque conduzca a una separación total con nombre aparte y todo, como pasó con Henri Falcón y Avanzada Progresista?
—Bueno, yo quiero apostarle a una institución que perdure en el tiempo. Voluntad Popular no es una porque un líder así lo diga, o porque controle el perfil en una red social. La idea, los símbolos y los colores le pertenecen al colectivo que la conforma. Yo apuesto a eso, no al individualismo, el sectarismo o las ideas de que hay un mesías.
—¿Puede haber una Voluntad Popular sin Leopoldo López?
—La naturaleza de VP siempre ha sido de liderazgos con luz propia. Leopoldo López despunta de ese lote, pero este partido tiene mucho liderazgo y no necesariamente es el partido de la individualidad. Yo sí apuesto a que esta organización sea capaz de trascender a sus individualidades y que estas sean la sumatoria para un resultado. El todo es más que la suma de sus partes.
—¿Y si un proceso de democratización y unificación termina en la ratificación de los liderazgos de Leopoldo López, Freddy Guevara y los demás representantes que los acompañan?
—Pues habremos hecho girar la rueda. De este punto donde el partido está con una junta ad hoc a que tengamos un partido con autoridades, sería un avance aunque signifique que yo quede derrotado.
Dime con quién andas
Daniel Ceballos se retrató con quienes tienen el control de Voluntad Popular gracias al chavismo, aliados de Luis Parra, José Brito y demás políticos señalados de negociados a favor de Álex Saab. Eso le ganó el epíteto de «alacrán traidor», desde la cuenta oficial de la tolda naranja, con retuiteos y comentarios de dirigentes como Freddy Guevara.
El exalcalde de San Cristóbal vio el ataque con algo de dolor. «Yo me opuse rotundamente en el partido a que usaran ese término cuando se dio la crisis en la Asamblea Nacional. Me opuse a esa forma de tratarnos. Creo que VP es una familia, una organización que pertenece a mucha gente que ha hecho muchos esfuerzos desde que la fundamos. Calificar a la gente como alacrán no trasciende sino a un grupo de políticos, pues el común de las personas no entiende de qué se tata. Ahora no solo es una manera de descalificar sino que se usa de forma genérica: todo el que esté en mi contra es un alacrán. Es una muy mala práctica porque suena a fanatismo. Con esa reacción sentí que hay un miedo tremendo a reconocerme como un actor que hoy les está diciendo que hay que resolver esto, con un esfuerzo de todos, poniendo el orgullo a un lado y escucharse».
—¿Cómo les propone tragarse la píldora de acercarse a quienes recibieron el partido de parte del TSJ y luego se aliaron con Parra y compañía?
—Yo planteo ser realistas y pragmáticos. La realidad es. Es un logro importante que la junta ad hoc, que está obligada por la sentencia del TSJ a llamar a una elección interna, esté revisando su situación. Qué bueno que ellos, (José Gregorio) Noriega y Lucila (Pacheco), hayan dicho que hay que incorporar a todas las tendencias. Por eso yo estoy allí. ¿Qué plantea la otra ala? Ir a una absurda confrontación, lavando los trapos al sol. También es importante que este partido quiere trascender a unas ideas, de las que yo participé, como La Salida. El país necesita recomponerse. Ya agotamos la vía de la protesta, la violencia, de ser la vanguardia de la calle. ¿Acaso no vale la pena revisar lo que estamos haciendo? Soy un convencido de que el cambio es necesario y que los mecanismos de lucha política los hemos abandonado. Habernos convertidos en unos actores que no hacen política a mí me costó cárcel, mi relación familiar. Ahora quiero proponerle a VP, que no le pertenece a nadie, que tengamos un camino hacia la elección del 2024, planteándonos un camino realista para conectarnos con la gente y con un liderazgo emergente que tenga un espacio para participar.
—¿Qué opina de que Voluntad Popular forme parte de la Alianza Democrática?
—Yo estoy en conta de la polaridad. Eso nos evita crecer políticamente. Hay elementos que se han convertido en una forma de chantaje para polarizar, como la unidad a ultranza. La unidad es un mecanismo para conseguir un fin, pero no un fin en sí mismo. Además, es evidente el rechazo de la mayoría de los venezolanos a las tendencias polarizadas que se han repartido el poder sin resolver los problemas de la gente. Esta nueva VP tendrá la oportunidad de construir una alternativa que sea capaz incluso de superar esta polarización. Así como hay un Superlano polarizado al extremo que no quiere ni hablarnos, puede haber una Adriana Pichardo con quien se puede conversar. Y habrá otro más cercano al centro. La Alianza Democrática no es exitosa, como tampoco lo es el G4. Lo importante es aprender de esas experiencias.
—¿Y sobre apoyar a políticos como José Brito y Luis Parra, con todas las acusaciones que han tenido?
—Yo creo que hay que ir duro con los temas y suave con la gente. Creo que uno de los problemas de la política es la tendencia a personalizar todo. Yo quiero democratizar un partido pero no tengo por qué salir enemigo de Freddy o de Leopoldo. El tema de los políticos que cruzan esas líneas, son temas que deben asumir. Goyo Noriega tiene que asumir su responsabilidad. Yo no fui a reunirme con él por él, sino por el partido.
-¿Aceptarían que hay que alejar a Voluntad Popular de la Alianza Democrática para poder reunificarse, como lo hizo Henri Falcón al dclararse «inequívocamente opositor» y marcar distancia con ese grupo?
-No faltará quien exija que hay que alejarse del G4 y de Guaidó. Yo creo que todo eso es parte de una discusión y una tarea por hacer. Esto apenas es una rueda que pusimos en marcha y ha generado un revuelo que me parece una maravilla, porque le ha dado relevancia. Todo hay que debatirlo. Yo creo que no hay una presión hoy sobre la organización para que tenga que declararse aliada de alguien. Lo que sí creo es que para que VP se presente como una alternativa en 2024 tiene que hacer la tarea de fortalecerse y reinstitucionalziarse.
-¿Las redes de Voluntad Popular están manejadas por el sector de Leopoldo López, cómo comunicarán lo que haga la comisión electoral que están impulsando en esta fracción?
-Tenemos un desafío para comunicar en medio de tanta confusión. No creo que haya acuerdo en el corto plazo para que esas redes sean usadas de manera institucional. Quizá tendremos que crear nuevas cuentas para que sean las vías oficiales por donde la información salga. Quizá tengamos que hacer oficios y gestionar ante las empresas de redes sociales la identidad y el control de las cuentas existentes. Pero creo que hay que evitar más conflicto e ir a los temas en los que todos podamos llegar a consensos. Si empezamos por lo álgido, no podremos avanzar.
¿Ha conversado con los dirigentes que ahora lo condenan, con López, Guevara y otros?
-Hace rato no tengo comunicación con ellos, desde las elecciones regionales. Pero sí hay personas con las que podemos tender puentes. Quizá el mismo Leopoldo designe a alguien que se comunique conmigo y con la instancia que se ha creado.
-Siempre le sacarán el apoyo que le dio a Claudio Fermín y no a la candidatura de Sergio Garrido.
-Parte de la tarea que me he puesto en lo personal es fijar posiciones auqnue no sean las populares. Creo que Claudio es un buen hombre con capacidades importantes para la política. Sostengo que ese estado en manos de Claudio hubiese generado una gobernanza y unas oportunidades importantes. Sostengo que la política convoque a los mejores. Pero allí no se pudo romper la polarización. En Barinas no se le iba a permitir a VP tener la gobernación, pero allí está Frenchy Díaz en Pedraza (donde ganó la alcaldía) con votos suficientes y méritos para ganar esa gobernación, y no fue candidato porque no estaba en la cúpula centralizada que decidió quién sería. Yo estoy contra eso de centralizar las decisiones en Caracas.