David Smilde: Lo difícil para Biden será negociar sin que Maduro se eternice en el poder
El asesor de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA) recomienda que estas nuevas aproximaciones entre Washington y Caracas se den paso a paso, cambios en la política de sanciones por logros concretos que apunten a la democratización. Smilde cree que si Rusia termina conquistando Ucrania, Venezuela no sería, entonces, tan interesante para el gobierno de Vladimir Putin. No le queda duda de que la misión de alto nivel de la Casa Blanca lleva implícitamente el reconocimiento a Nicolás Maduro. «Ya nadie tiene duda de quién tiene el control del país»
De «ironías de la guerra» califica David Smilde, asesor de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA por sus siglas en inglés), la visita de la delegación de alto nivel de la administración de Joe Biden y su reunión con el gobierno de Nicolás Maduro en Caracas.
En su opinión, a pesar de que desde hace meses se le había pedido a Biden que cambiara la línea hacia Venezuela —que seguía a grandes rasgos la de Donald Trump—, no fue hasta la acción armada de Rusia contra Ucrania que buscó un acercamiento con el gobernante venezolano.
A juicio de Smilde, si EE. UU. se involucra más en el conflicto Rusia-Ucrania, Venezuela tendrá más valor para el presidente ruso, Vladimir Putin, pero si este logra el dominio de su país vecino en el corto plazo podría dejar a un lado su interés por Venezuela.
El también profesor de Sociología y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Tulane, advierte que las cosas han cambiado desde las negociaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición encabezada por Juan Guaidó y que ambos bandos tienen motivaciones para llegar a acuerdos.
En esta entrevista, el analista actualiza los aspectos abordados con TalCual en septiembre pasado sobre la Mesa de Diálogo.
—¿Implica el encuentro de la delegación de alto nivel de EE. UU. con el gobierno de Nicolás Maduro algún tipo de reconocimiento a este como gobernante?
—Esta visita me parece que es parte de las ironías que la guerra. La guerra en Ucrania dio oportunidad a Joe Biden de cambiar el rumbo. Durante un año siguió la política Trump para Venezuela, desde muchos sectores. Debía revisar acciones y entrar en contacto con Maduro, pero no lo hizo en su momento. Ocurre la invasión a Ucrania, que tiene a Rusia involucrado en el tema del petróleo. Ya los precios de la gasolina están muy alto.
«Lo que suponíamos que prevenía el cambio de rumbo son los costos políticos. Hay mucho venezolano de línea dura que quiere que Venezuela siga camino a Cuba, que haya sanciones y se aísle. Hay costos políticos, pero hay otros costos políticos más altos, como el precio gasolina».
Considera el investigador que todo esto termina siendo un beneficio para Nicolás Maduro: «Ya está claro que tiene control del país y quien es considerado como presidente interino por Canadá, EE. UU. y Reino Unido (Juan Guaidó), no tiene control territorio. Es una victoria para Maduro, ser reconocido como presidente, hay un reconocimiento implícito, pero tampoco es algo que marca un antes y un después, ya nadie tiene duda de quién tiene el control del país”.
Lea también: Encuentro de EE. UU. con Maduro reconoce que es él quien tiene el poder real y gobierna
—¿Cómo puede lograr la administración Biden que unas negociaciones con Nicolás Maduro beneficien al pueblo y no al gobernante?
—Es la parte difícil. Lo que hay que evitar es levantar las sanciones solo para que entre petróleo. Si es así, Maduro va a aprovecharse y eternizarse en el poder. Tienen que ir paso a paso, dependiendo de las acciones, cambios por logros concretos. Que Maduro vaya a (la mesa de negociación en) México sería un logro. Hay que ir paso por paso. Logros democráticos, y se pueden levantar algunas sanciones; luego, otros. Que haya elecciones, por ejemplo, y se levantan otras sanciones; de lo contrario, un pacto sería negativo para los venezolanos.
—¿Cómo queda la oposición venezolana luego de la visita de la delegación de EE.UU?
—Han dicho que no sabían del viaje sino hasta justo antes del arribo de los diplomáticos estadounidenses. Eso no se ve bien. Hay que ver las cosas que negociaron, los prisioneros políticos y, no sabemos todavía, pero se habla de licencias de alivio temporal de algunas sanciones. No son cosas que la oposición tenía para negociar y se logró que Maduro se comprometa a negociar. Si esta iniciativa, este contacto diplomático, continúa y se logra que el gobierno se siente en la mesa con la oposición, eso da protagonismo a la oposición. Está en veremos, pero tiene gran potencial para la oposición.
—Con la ayuda de Rusia, Venezuela ha logrado sortear parte de las sanciones. ¿Qué tiene que ofrecer EE. UU. para lograr que Maduro ceda en sus posiciones?
—No sé si se puede ver así. Es limitado lo que tienen para ofrecer, tienen las sanciones, levantarlas paso a paso, es lo pueden ofrecer. Para Maduro, sin considerar otra cosa, no sería suficiente para darle la espalda a su aliado. Dada la situación en Ucrania está muy en el aire. Si Rusia avanza en un conflicto extendido, agotador en Ucrania, es posible que no preste mucha atención a Venezuela. Si Putin termina conquistando Ucrania y dominando ese país, ocupándolo, ya Venezuela no sería tan interesante. Se había hablado de que Rusia estaba involucrada en Venezuela como una forma contrabalancear la presencia de EE. UU. en Ucrania, puede que pierda interés. Si EEUU se mete más en Ucrania, Venezuela tiene más valor para Putin. Eso está en el aire, y como seguro Maduro y sus consejeros han visto, la oferta de EE. UU. es más interesante que hace un mes.
—¿Qué ha cambiado desde las conversaciones en 2019 en la Mesa de Negociaciones en México? ¿Sigue Nicolás Maduro en posición predominante? En aquella oportunidad, dijo usted que la oposición necesitaba más la negociación que Maduro.
—Eso está más o menos igual. Todavía es el caso que la oposición necesita más de la negociación que Maduro y por eso ha estado pidiendo hace meses que se reinicie y el gobierno lo ha estado ignorando. Lo que sí ha cambiado un poco es que, a partir de la elección del 21 de noviembre y la elección en la Gobernación de Barinas, es que el gobierno en muchos lugares donde antes ganaba cómodamente, perdió, y si la oposición hubiera estado movilizada hubiera ganado en varios estados. Eso ha generado, según entiendo, preocupación, discusión y atención dentro del chavismo. Están pendientes de eso y están bastante interesados en la economía, piensan en organizar un poco (la situación) y tienen un interés en consolidar las instituciones.
«Dentro de la oposición, la experiencia electoral entre noviembre y enero hizo varias cosas, los abstencionistas que dicen que no puede haber elecciones quedaron en segundo plano; por otro lado, está más claro que antes que lo que es el G4, la oposición dominante, es solo una parte de la oposición. Pero hay otros factores, muy significativos, como Alianza Democrática y Fuerza Vecinal, que tienen que estar incorporados. El bosquejo en líneas es igual, pero en los dos lados las motivaciones y configuraciones han cambiado».
Lea también: EEUU se sentó con opositores antes que con Maduro para reactivar mesa de México
—¿Cuál sería el costo político para Biden? Senadores como John Hoeven afirman que se necesita mantener la presión sobre Irán y Venezuela; mientras Marco Rubio propuso una ley para prohibir importaciones de petróleo de Venezuela
—Hay un costo político más que todo en La Florida, un estado importante, y están tratando de disminuir el costo. Esto impidió antes una iniciativa como esta. Estamos en un escenario distinto, está la guerra de Rusia y Ucrania y Biden se está enfocando en eso. Como suele pasar cuando hay emergencia de seguridad nacional, su popularidad ha subido como 10 puntos. Su problema más grande es la inflación, y la tercera parte de la inflación es el precio de la gasolina. En término de La Florida, si Biden puede hacer un acercamiento (con Maduro) va a tener un costo político allí; pero puede haber un beneficio más amplio en todo el país si esto contribuye a minimizar la subida de la gasolina. Los cálculos cambiaron a través de esta situación de seguridad nacional en Ucrania.
—¿Cree que Venezuela pueda compensar el petróleo que no llegaría a Estados Unidos de Rusia? Parece que no sería a corto plazo que el país recupere sus anteriores niveles de producción.
—Hay gente que dice que eso no puede ser. Esto es solo es una iniciativa. Están tratando de hablar con Arabia Saudita, también hay un acuerdo en discusión con Irán. Están tratando de aumentar los permisos que hay de EE. UU. para la producción de petróleo. Hay diferentes iniciativas, es una parte, pero si es parte de una iniciativa más amplia, sí puede haber resultados.
Lo que sí está claro es que el petróleo venezolano, que tiende a ser pesado, tiene capacidad de refinación en EE. UU., en la Costa del Golfo, refinerías que fueron hechas para eso. El petróleo ruso, desde 2019, ha reemplazado mucho de ese petróleo. No es suficiente, pero tiene características que lo hacen más especial y más atractivo. Sí puede contribuir, pero por sí solo no puede suplirlo todo.
Lea también: Venezuela-Rusia, la relación comercial que pasó de lo militar y energético a la geopolítica