De mal en peor, pero la Venezuela valiosa no se rinde, por Marta de la Vega
En este doloroso lapso de una brutal crisis económica, social y de mentalidades que ha destruido prematuramente a tantos, truncado su vida y sus sueños, hay un significativo número de ciudadanos decentes y valiosos, que, desde distintos ámbitos, con dignidad desafiante y alto sentido del logro, ha seguido hilando futuro, mediante un trabajo incesante y diverso para articular el proyecto del país que merecemos y queremos construir entre todos para revertir el desastre.
La marcha del 10 de marzo de 2020, desnudó una vez más el rostro feroz de la represión sistemática, el uso abusivo y desproporcionado de las fuerzas militares y policíacas al servicio de una minoría que mantiene el poder por el terrorismo de Estado, la intimidación a la gente y la violencia de los gases lacrimógenos contra personas indefensas.
Participaron gremios, asociaciones, sindicatos y partidos políticos. Hubo manifestaciones en las principales ciudades, a pesar de que en 5 de los estados del país los piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana, junto a grupos civiles armados, impidieron que las marchas llegaran al destino pautado. Cada vez más el régimen recurre a las fuerzas de exterminio, pierde gobernabilidad porque nada funciona y se sostiene en los militares.
En los días precedentes a la marcha se produjo el bloqueo de todos los accesos a Caracas, en especial al amanecer del martes 10. Ya se había militarizado la ciudad con tanques, camiones cargados de soldados, bazucas y armas de guerra a la vista de todos.
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Como no bastaron las persecuciones para “normalizar el horror”, resurgió la táctica de la detención arbitraria e ilegal de representantes del único poder legítimo, la Asamblea Nacional, a cuyos diputados se les viola impunemente la inmunidad parlamentaria.
Tres de ellos fueron secuestrados, junto con otras dos personas, por fuerzas especiales del régimen madurista (FAES) frente al hotel donde se hospedaban. A la diputada Sandra Castillo, embarazada de pocas semanas, pese a su condición, funcionarios depravados la manosearon en sus partes íntimas.
El diputado Renzo Prieto sufrió desaparición forzosa pese a tener a su favor desde 2018 medidas cautelares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Las presiones internacionales y las internas no han bastado para derrotar la tiranía, que se apoya también en negocios ilícitos y en los peores regímenes del planeta: Cuba, Rusia, Irán, Turquía, Siria, China, Corea del Norte, Nicaragua. Por eso son claves las alianzas sociales y políticas que el “Pliego Nacional de Conflictos” recoge, al cual sumar empresarios y FF.AA., aprobado en primera discusión en la sesión de la AN realizada en la Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, a donde se desvió la marcha liderada por el presidente interino de la república, Juan Guaidó y los diputados de la unidad.
Frente a fusiles y ametralladoras, siguen la ruta política y la estrategia hacia la democracia y la libertad, con el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones presidenciales libres y transparentes supervisadas por organismos internacionales, sin Maduro ni su camarilla en el poder.
Un nuevo enemigo irrumpe, de alcance planetario. Haciendo honor a su responsabilidad, el presidente interino de la república, Juan Guaidó, habló el 12 de marzo a la población para anunciar el nombramiento de una comisión de alto nivel científico con reconocidos especialistas médicos, asociaciones, sociedades, cátedras, academia, agrupaciones diversas y el gremio de enfermería, para enfrentar y superar la emergencia de la pandemia de covid-19, consciente de la vulnerabilidad que enfrenta Venezuela por el colapso del sistema de salud.
Precisa que el área de salud nunca ha sido bloqueada por sanciones (que no tienen más de un año), en contra de las falsedades sostenidas por Maduro.
Señala que los programas de vacunas del año pasado y de este año han sido financiados con fondos estadounidenses, USAID. Y gobiernos aliados ya están destinando recursos para material hospitalario, que será entregado a través de agencias como UNICEF o la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Todos somos corresponsables.