De novela…, por Marisa Iturriza
2020 es la 5° parte del siglo XXI, iniciado desastrosamente tras el deslave ocurrido en el litoral por las lluvias persistentes del diciembre previo como una premonición de lo que vendría después.
A pesar de sus consecuencias, eso es solo parte de la serie de diversos eventos ocurridos durante esta veintena que iremos hilando desordenadamente, como vayan viniendo y no como un catálogo, unos naturales y otros previsibles, tales como el despido de miles de trabajadores petroleros, el desalojo de sus viviendas en los campos más explosiones y accidentes ocurridos en refinerías reconocidas por sus niveles de producción, seguridad y mantenimiento. El petróleo era como la comida y, según un viejo refrán Con la comida no se juega, ahora hay que ver colas enormes para echar gasolina.
En cuanto a desalojos, a fincas y empresas agrícolas y pecuarias productivas les cayó su ración de “exprópiese” gracias a la cual se incrementó la importación masiva de alimentos que permite apreciar lo bueno de lo que se producía localmente contra la calidad discutible de lo que traen sus avispados importadores, como el azúcar que abastecía el mercado local, por lo que su producción se encargó a técnicos venidos de la ínsula que fue el 1er productor mundial y ellos expertos en acabarla.
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Y lo que es viaductos, puentes y afines no desaprovecharon la oportunidad de derrumbarse para –por decir lo menos– agregar más molestias al desenvolvimiento ciudadano, además de los huecos, botes de agua, basura y descuido generalizado de carreteras, avenidas, calles etc. aunado al deterioro de la mayoría del parque automotor y a la falta de transporte público, carísimo ahora el pasaje en las unidades que aún circulan para disminuir aún más el menguado ingreso popular.
Sobra infinidad de reportes, quejas o reclamos relativas a hospitales y centros asistenciales deficientes, institutos educacionales desasistidos, autonomías universitarias amenazadas (¡Ojo! Promesas no se cumplen. Amenazas sí), falla de agua y de electricidad, desempleo generalizado, emigración en ascenso, etc. que a muchos hace pensar en el soberano fracaso de el proceso cuando, al contrario, es un éxito rotundo, no por casualidad si no por un plan perfectamente estructurado realizado a paso de vencedores desde su inicio que, como en una serie televisiva, nos hace preguntarnos qué “novedad” nos traerá el próximo episodio.