De un periodista venezolano para Gustavo Petro, por Alexander Cambero
Twitter: @alecambero
Sobre sus hombros descalza el sueño de millones. El electrizante mártir del quimérico espíritu de la redención definitiva, Jorge Eliecer Gaitán, desde la embravecida expresión del modélico tribuno exclamaba: “Sí es posible salir adelante, si realmente se cree en lo que se lucha” De allí su raíz de recoger el ansiado testigo. Es también el sello del hombre cuando hace que sus pensamientos alcen el vuelo. El cambio no es un simple eslogan de campaña, es la esperanza de una indomable República, adormecida por los antiguos intereses que la hicieron naufragar.
Arriba a la primera magistratura colombiana en medio de una enorme expectativa. Décadas de feroces injusticias desembocaron en una victoria que es un enorme compromiso. Si bien difiero en algunos elementos de su postura política, no soy de aquellos que tienen el alma envenenada, con ideas tan retorcidas que parecen haber nacido en la época de las cavernas. La realidad política es que los neogranadinos sufragaron, hastiados de gobiernos maulas. Pueblos olvidados nadando en la miseria extrema. Con nulas posibilidades de alcanzar su bienestar. Su suerte significa de alguna manera la nuestra.
Compartimos una amplia frontera en donde se sientan en la misma mesa las dos patrias. Un amplísimo límite internacional continúo de 2219 kilómetros que separa a los territorios de ambos países, con un total de 603 hitos que demarcan una extensísima línea divisoria. Por la sangre de millones de residentes corren dos naciones que confluyen en una sola.
Es por ello que me atrevo a expresarle algunas inquietudes que nacen de mi carácter de venezolano. Ojalá pueda garantizarles a esos millones de compatriotas que huyeron de mí país, el respeto a sus derechos. Que tengan la posibilidad de trabajar honradamente en el engrandecimiento de Colombia. Que no se les persiga de manera inhumana, dejando atrás practicas xenofóbicas.
Menos que por mantener un pensamiento distinto al régimen de Nicolás Maduro, reciban allá alguna retaliación. Usted sabe por experiencia propia lo que eso significa. Hacemos votos porque mantenga su actitud de respetarles sus derechos. Que además, puedan obtener algún tipo de seguridad social. Por supuesto, ellos están obligados a obedecer la constitución y las leyes colombianas. Quien cometa delito: que pague de acuerdo a su falta, respetándosele el debido proceso.
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Un punto fundamental de la relación colombo- venezolana es poder abrir la frontera. La suerte de esas regiones está en la relación comercial que eso genera. Que podamos hacerla moderna, inclusiva, combatiendo a los grupos irregulares que hacen vida en estos inhóspitos predios. Garantizarles a los productores y empresarios las ventajas de poder hacer negocios con reglas del juego claras y en paz.
Estamos hablando de una de las fronteras más importantes del continente, pero para fortalecerla tenemos que combatir al crimen organizado; llámese guerrilla, paramilitares o el cáncer del narcotráfico. Por esa frontera pasa el 29% de la droga que se comercia en el mundo. Es hora de abrirse a la inversión que facture prosperidad para todos.
La diatriba política ha estado afectando particularmente al comercio entre estas naciones: en 2008 el intercambio llegaba a unos US$ 7.200 millones, en 2015 había retrocedido a cerca de US$ 1.331 millones y en 2021 era de apenas US$ 221 millones. El encuentro comercial entre dos países debe ser clave en su gestión.
Después de Estados Unidos y China: es Venezuela el mercado más importante para Colombia. Son muchos los proyectos que pueden emprenderse juntos. Respetando la soberanía de los países. Los venezolanos no deseamos entrometernos en los asuntos internos de Colombia, pero tampoco queremos ser una marioneta que manejen desde Bogotá, simplemente aspiramos que nazca una relación de respeto. Que cada uno escoja su propio destino.
Otra obra trascedente de su gobierno es llevar a Colombia hacia la modernidad. Que la tecnología de punta avance de la mano de la educación. Invertir en nuevos campos de las ciencias nos invitará a seguir el ejemplo. Defienda el medio ambiente como propiciador de nuevos elementos para sostener al planeta. Un mundo verde para que sean los pulmones de todo vestigio de vida.
Asume la celosa misión de un alfarero, que debe modelar una nueva sociedad que respete las instituciones democráticas. Que pueda preservar la libre empresa, impulsar una más equitativa política que acabe con la injusticia social, combata la escalofriante corrupción administrativa enquistada en el alma del estado colombiano.
Tiene el compromiso de respetar la libertad de expresión, así como aceptar a quienes piensan distinto. Ojalá no se mire en el tenebroso espejo venezolano, tan proclive a destruir a todo aquello que huela a democrático. El ejemplo de la administración de Nicolás Maduro es tan funesto que intoxica como veneno de cobra. No se imagina lo importancia que tiene para nosotros que usted lo haga bien.
Cuídese mucho del adulador, ese maligno intruso que pueda invitarlo a que acaricie la incómoda idea, de mantenerse en el poder más allá del periodo constitucional. Su compromiso es mayúsculo. Estas semanas seguramente su mente se paseó por tantos rostros diseminados por su tierra clamando por una Colombia que incluya, sin venganzas. Sea usted el campeón de diálogo. Haga posible que la paz sea el único camino, que no exista excusa para volver a disparar.
PD: Sencillamente un periodista venezolano que desea su éxito.
Alexander Cambero es periodista, locutor, presentador, poeta y escritor.
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