Declaración del Grupo de Lima sobre no intervención no es casualidad
La declaración del Grupo de Lima no fue suscrita por todos su integrantes. En la foto faltaron Canadá, Colombia y Guyana, estos dos últimos países que tienen frontera con Venezuela
Eloy Torres Román
Buena parte del Grupo de Lima rechaza la posibilidad de una intervención militar para solucionar la crisis en el país. Esta declaración se produce luego que Luis Almagro, Secretario general de la O.E.A, declarase que no estaban excluida la posibilidad del uso de la fuerza, como opción para solucionar la crisis venezolana.
Un total de 11 gobiernos, manifestaron su preocupación y rechazaron cualquier intento de llevar a cabo una intervención militar o la amenaza del uso de la fuerza, según emana de un comunicado desde Itamaratí, el Ministerio de Relaciones del gigante verde amazónico. Estos países son: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucia.
El Secretario general de la O.E.A. deslizó, en días pasados, la referida tesis y abrió un debate que ya flotaba en el aire. Ello marcó un pronunciamiento claro y directo. ¿Se trata de un ultimátum político? De ser así, será muy difícil echarlo para atrás. Todo mensaje genera consecuencias. ¿Acaso se midió el quantum del daño que se le infringe a las relaciones interamericanas con esa declaración? Algo se mueve que se permitió tal expresión. Se trata, nada más que de derrocar a un gobierno. Sugiere que es la única opción para resolver la grave crisis que acogota a los venezolanos y que pone en peligro a la seguridad hemisférica; según él, ésta, sería la más seria que ha experimentado el continente, pues muestra una grave implicación económica y humanitaria; la peor de las últimas décadas.
No obstante, el Grupo de Lima, como se sabe, incluye a otros gobiernos que no aparecieron en esa foto, a saber: Canadá, Colombia y Guyana. Este grupo, fue creado en 21017, ante la lentitud burocrática de la O.E.A. para encontrar una salida, fundamentalmente política, para superar, las dificultades propias de la burocracia de la organización regional. En tal sentido, el grupo de Lima decidió marchar adelante. Pero, la realidad política ha cambiado. Todos coinciden en la urgencia de encontrar los mecanismos para una solución a la crisis venezolana, aunque, no menos cierto es que, en estos momentos, todo se complica con esta contrapropuesta de 11 gobiernos, a pesar, repetimos, de coincidir en denunciar al gobierno de Maduro de radicalizarse y atropellar la realidad con sus posturas dictatoriales.
Esos 11 gobiernos se comprometen a restaurar la democracia en Venezuela con métodos pacíficos y productos de una gran negociación. Por lo que ellos exigen del gobierno de Maduro terminar con esas prácticas que violentan los Derechos Humanos, liberar a los presos políticos y respetar la autonomía del Poder legislativo. La crisis económica es un elemento incendiario a la crisis política que arrastra a Venezuela y a la región colateralmente.
Algo huele a podrido en Dinamarca (Something is rotten in Dinamarca) dijo Hamlet cuando regresaba a enterrar a su padre. Hoy Venezuela enfrenta una podredumbre, cuyo fétido olor impregna al continente y todos se debaten acerca de cuál es la mejor opción para suprimirlo. Algo se mueve, pues, éstos 11 gobiernos, decidieron picar adelante. Mientras el gobierno ignora lo que se le viene encima. Juegan al duro, pero, sus pies son de barro y no creemos les alcance el fuelle. Amanecerá y veremos.
Eloy Torres Román es diplomático y miembro del Consejo venezolano de Relaciones internacionales (COVRI)