Del país que fuimos, al país que debemos ser, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
¿Ustedes se acuerdan cómo era Venezuela? Hay generaciones enteras que no conocieron el país maravilloso de oportunidades que un día fuimos. Vuelvo a los jóvenes, sobre y para quienes he escrito seguido en los últimos días. Nuestros hijos y sus generaciones no saben de nada más allá del conflicto. Nacieron bajo el mandato de Hugo Chávez y desconocen aquella Venezuela próspera en la que cabíamos todos.
Para muchos, el reflejo del país no es más que una crisis continua y hasta con aires de perpetua… Si, lamentablemente muchos de nuestros muchachos, apenas saben por los cuentos de la abuela que antes no era un problema sentar a toda la familia alrededor de la misma mesa y hacer un gran almuerzo con su respectivo compartir familiar. Muchos no entienden que la casa materna o paterna era epicentro de encuentros de un gentío al que la abuela cobijaba para oxigenarlos con afecto para seguir adelante en los días por venir. No conocieron la euforia de viajar por todo el país en familia o la felicidad que suponía la navidad con todos juntos bajo el mismo techo.
Lamentablemente, entre la atroz crisis país, la diáspora y la pandemia, muchas de nuestras familias se han visto disminuidas a unas videollamadas múltiples en las que, con el tiempo contado, nuestros padres y hermanos nos actualizan de sus actividades diarias y cada quien vuelve a lo suyo.
Yo siempre recuerdo y transmito a los jóvenes de mi entorno que fuimos el país del Caracas-Magallanes, del compadre «negrito» parrandero o la comadre «gordita» que sacaba adelante a la familia sin que esto significara una verdadera odisea. Éramos un país de iguales, donde todos nos tendíamos la mano…
Nada más alejado de ese país que hoy se reseña en las redes sociales: unos agrediendo a otros por pensar diferente; unos atacando a otros por motivos politizados. Ya pensábamos que se había superado eso. La violencia, la política y la realidad, no pueden seguir caminando por la misma acera.
Reparaciones en la UDO Monagas no pasaron de la fachada y un salón para la foto
Estas líneas de añoranza no son más que la reseña del país al que todos debemos aspirar. Donde podamos volver a tener a los nuestros bajo el mismo techo, que no haya más perseguidos y que el Darién deje de ser el pensamiento común de nuestra generación de relevo. Hay muchos que leyéndome dirán que esto es un disparate, pero con el país maravilloso que tenemos si puede ser posible.
Por lo pronto, la primera tarea es frenar la polarización que tanto asquea al ciudadano de a pie. Que la única diatriba sea el resultado del 5 y 6 o del equipo de béisbol favorito. Esa es la Venezuela que podemos volver a ser. Ojalá, y volviendo a la semblanza de como éramos, muchas madres y abuelas de este país, tengan la posibilidad en sus años de retiro de poder volver a tener a todos los suyos en su mesa de domingo, con la casa –como decimos en criollo– llena de agua.
Que nuestros muchachos sepan lo que es independizarse, que prosperar para ellos no sea sinónimo de saquear al Estado, o de tener que matar 5 tigres al mes. Que todos podamos tener la calidad de vida del país que un día fuimos. Esa debe ser la meta común.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo