Del pitiyanqui al pitiputin, por Beltrán Vallejo
Mail: [email protected]
Cada día que pasa el escenario geopolítico gravita, condiciona, afecta o se impone en la vida de nuestro país hasta en su existencia cotidiana, en sus dinámicas económicas y sociales, en sus dinámicas comunicacionales, y por supuesto en su lucha política.
En el marco de una tradición histórica de lucha contra las pretensiones hegemónica de EEUU en Latinoamérica al usarla como patio trasero y generando invasiones, colonizaciones, dictaduras e intervenciones sobre los pueblos de ese hemisferio, surgió el “pitiyanquii” como un modismo despectivo originario de Puerto Rico y que progresivamente se extendió a los pueblos que de una u otra manera han sufrido algún tipo de intervención gringa.
Es obvio que esta especie de apodo haya nacido precisamente en el territorio que continúa en un estatus de semicolonia donde un sector de su población con arraigo nacionalista descalifica a ese portorriqueño que quiere ser gringo o que se arrodilla a las pretensiones estadounidense y prefiere y se empecina en que la isla y el pueblo boricua se convierta en gringo definitivamente.
En el lado venezolano, este apodo también se sembró en el léxico de izquierda para descalificar a los sectores de la denominada derecha a quien se considera instrumento de la política hegemónica de EEUU y traidores a la patria o gente arrodillada a los gringos. En esta última década, dicho apodo ha formado parte del arsenal retórico siempre descalificativo de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro.
*Lea también: Putín, Putón, Plutón…, por Gregorio Salazar
Pues bien, no sólo el apátrida es exclusivismo de los sectores progringos radicaloides de una derecha opositora con marca mayamera e invacionista, sino que ahora, con esta agresión imperialista de Putìn, amenazando a la humanidad con la agitación que hace de preparar su arsenal nuclear, vemos a Maduro y su régimen haciéndose comparsa y coro de esta brutalidad invasora, evidenciando así su entrega total y absoluta a los intereses de ese nuevo Hitler llamado Vladimir Putin.
¿Quién está con Rusia? Pues países que no les importan los derechos humanos, y son dictatoriales y hasta racistas y sectaristas; y bien, Maduro entra en esa liga de pandilleros en apoyo al criminal que maneja un arsenal nuclear.
¡Qué entreguismo tan soez el de Nicolás Maduro con ese apoyo irresponsable al que está perpetrando la matanza de Ucrania! ¿Este apoyo a Putin es patriótico? ¿Ese apoyo a Putin es un alarde de soberanía e independencia nacional? Esta postura del régimen de Maduro de alinearse con el invasor de Ucrania nos va a costar un mundo de cosas, entre ellas nuestra independencia, nuestra estabilidad, nuestra soberanía, nuestra paz, nuestra integridad como nación, y también nos va a más hambre y más penuria.
Ahora bien, los sectores opositores a Maduro, afines al pensamiento democrático y progresista, por supuesto que hacemos causa común con Ucrania, y hacemos causa común con un modelo imperfecto también y poseedor de un historial imperialista expresado en EEUU, Europa y la OTAN, pero que son sociedades que a pesar de todo aúpan valores más de libertad que países donde nunca se ha hecho una elección con respeto al pensamiento de los pueblos y donde el Estado oprime los resquicios vivenciales del ciudadano, como son Rusia y China.
Para remate, los canales de comunicación de la dictadura madurista, que tienen décadas llenándose la boca con las palabras soberanía y patria, ahora vemos y escuchamos en ellos su vil papel de aparato de propaganda de un imperio hegemónico violento y alocado, como el imperio de Vladimir Putin.
El “pitiputin” es más bien un esclavo de una potencia extranjera porque le debe a esa potencia hasta el modo de caminar.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo