Del timbo al tambo, por Leonardo Morales P.
Twitter: @LeoMoralesP
Desde hace bastante tiempo el denominado grupo opositor G4+ o Plataforma Unitaria, tal como fue bautizada al momento de la firma del Memorando de Entendimiento en México, luce vaciado de contenido político, Sus iniciativas son cíclicamente las mismas: un tiempo la dedican a tratar de buscar la forma de designar a un candidato a la presidencia de la república y ante la falta de acuerdos sobre su instrumentación sacan de la chistera el expediente de la negociación. Así, el año que transcurre ha ido bamboleándose de las primarias a la negociación y viceversa.
Las primarias siguen sin establecerse definitivamente. Nada de fechas. Nada de universo de participantes; ¿lo harán solo los venezolanos en territorio nacional o también los migrantes.? ¿Quiénes y cómo registrarán a los venezolanos en el exterior si se decide su participación? Aun no se sabe los requisitos para postularse. ¿Podrán ser candidatos los inhabilitados? ¿Se requerirá de la participación del Consejo Nacional Electoral? ¿Habrá doble vuelta? ¿Costearán los aspirantes a la presidencia la organización de las primarias y de dónde saldrá el financiamiento? ¿Los precandidatos deberán ser activistas del G4+, todo quedará en la intimidad de la Plataforma Unitaria? En fin, son más las interrogantes que las respuestas. La incertidumbre es el común denominador que rodea a esta alianza opositora.
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Mientras las diferencias en el seno de ese grupo se profundizan al tratar de dar respuestas a estas interrogantes y a otras que derivan de ellas mismas, en algunas organizaciones perteneciente al G4+ se exacerban las diferencias internas respecto al candidato que deberán presentar. Las disputas estremecen a Primero Justicia (PJ) al no haber acuerdos entre Henrique Capriles, Carlos Ocariz y Juan Pablo Guanipa. Ya anunciaron que no será este año cuando PJ dirima sus complejas desavenencias, circunstancias que contribuirán a debilitar sus posibilidades en las primarias.
Por otro lado, Un Nuevo Tiempo anda preocupado por alguna «salpicada» de la podredumbre de Monómeros y de otro asunto que respetuosamente nos eximimos de mencionar, parece conducirlos a dar un paso atrás a las eventuales aspiraciones del gobernador del Zulia, Manuel Rosales, y abren las puertas al expresidente del CNE, Andrés Caleca, quien anda muy afanado recorriendo algunos estados del país.
El grupo de Ramos Allup ya anunció su candidatura y cuando se aseguraba que Guaidó sería el candidato de Voluntad Popular apareció Freddy Superlano insinuando la suya, pero habría que esperar si finalmente aceptan las condiciones que se dispongan para la realización de las primarias.
Desde fuera del G4+ María Machado, Cesar Pérez, Andrés Velásquez, Delsa Solorzano, Nicmer Evans, entre otros han anunciado su disposición a participar en las primarias exponiendo sus propias condiciones para participar y, al parecer, el grupo integrado por varios alcaldes, Fuerza Vecinal, tiene intenciones de concurrir aun cuando todavía no se conoce quien sería su candidato.
De vuelta al diálogo
Mientras se cruzan sables por la candidatura presidencial emerge dentro del ciclo, otra vez, once more, el trillado tema de las negociaciones. De nuevo ocupan los medios informativos el reclamo por el no reinicio del diálogo. Se nos dice que muy pronto estarán de nuevo en México. Nada de eso ocurre, pero genera expectativas y en esta oportunidad ayuda a disimular el espectáculo de las primarias.
Algún SOS, una ayudadita, debió haber lanzado el G4+ a sus conductores para que Maduro se comprometiera con el viaje a México, pero no parece haber sido muy afortunada la colaboración prestada. El Subsecretario de Estado de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, expresó en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado: «Nicolás Maduro comete un error grave si piensa que nuestra paciencia es infinita…»
Frente a discurso del funcionario estadounidense Maduro le advirtió que: «las amenazas se pierden en el fondo del mar…» y, además, señaló que Venezuela podría ser un oferente de hidrocarburos y sus derivados para enfrentar la crisis derivada de la agresión de Rusia a Ucrania. También, tendríamos que añadir que tal parece que las amenazas con nuevas sanciones poco persuaden al gobierno para actuar de una manera distinta.
En todo caso, si algún efecto tiene las sanciones sobre el comportamiento gubernamental no es precisamente la amenaza de otras nuevas, sino la negociación para el levantamiento de las ya existentes. ¿Cómo hacerlo entender?
Resulta insólito que se insista en una política (las sanciones) cuya experiencia en el mundo indica que su aplicación, per se, no es un condición necesaria y suficiente para que se produzcan cambios políticos.