Demasiados caciques, por Carolina Gómez-Ávila
Twitter: @cgomezavila
Lo de esta semana ha sido inédito y, sobre todo, una incontestable demostración de que siempre se puede estar peor. Por eso me cuesta describirlo. No creo que se deban llamar enfrentamientos a las descargas unilaterales de muchos miles de municiones contra objetivos tan lejanos que solo hirieron y mataron a caraqueños que intentaban hacer lo que todos: afrontar desamparados la emergencia humanitaria compleja en medio de una pandemia e intentar sobrevivir. Eso es lo duro, murieron porque querían sobrevivir.
Un par de días antes de que se desatara el infierno, los que conocen los detalles de la vida militar nos dijeron que, después de los últimos ascensos, tenemos más generales de los que se justifican. Un par de días después, quienes no conocemos de la vida militar pero vimos al hampa disparar con armas y municiones que la Constitución reserva exclusivamente a la Fuerza Armada Nacional, pensamos igual.
Aún no nos sobreponemos del horror inexplicado que se vivió en Apure —cuyos denunciantes terminaron presos y acusados de terroristas— y ya tenemos otro. Lo de esta semana ha sucedido en la superpoblada capital y ha sido narrado audiovisualmente por cientos de habitantes del municipio Libertador, así que esta vez no hay defensores de derechos humanos a quienes puedan culpar.
Creo que el 7 de julio de 2021 marca un hito. Un hito con un par de coincidencias curiosas, a juzgar por otras noticias reseñadas al día siguiente: la primera es la visita de expertos de la Unión Europea, invitada a observar el evento de votaciones previsto para el 21 de noviembre; la segunda es la de los noruegos, que estaría relacionada con la agenda de unas negociaciones a efectuarse en México a partir de agosto.
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No me parece extraño que se envenene tanto el aire antes de estas posibles negociaciones. No me parece extraño que los políticos que fueron los últimos diputados que se dio el pueblo de Venezuela en elecciones libres y justas, sean falsamente asociados a los ataques que cometió un grupo de hampones que han sido protegidos por políticas públicas durante 22 años.
Lo que me parece extraño es que la comunidad internacional actúe como si tratara con honorables gobernantes. Lo que me resulta muy extraño es que no se advierta que estamos a punto de presenciar una película que los venezolanos tenemos muy vista. Lo verdaderamente extraño es que los custodios constitucionales de las armas de la república no se den cuenta de que esto se les acaba de ir de las manos y que sus vidas dependen del retorno a la institucionalidad.
Carolina Gómez-Ávila tiene más de 30 años de experiencia en radio, televisión y medios escritos y escribe sus puntos de vista como una ciudadana común.
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