Demoledor, pero no suficiente, por Omar Ávila
Complejo y objetivo. Así es el informe presentado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, acerca de Venezuela. A través de este documento se reconocen, al fin, las denuncias que durante más de 6 años hemos hecho desde lo oposición, en relación la violación de derechos humanos en el país.
Este informe demuestra la importancia del trabajo de documentación y acompañamiento a las víctimas que los defensores de DDHH han realizado todos estos años. Un reconocimiento a todos ellos, la mayoría desconocidos para la opinión pública.
ONG´s de DDHH y las víctimas que han denunciado las constantes vulneraciones a los derechos humanos, se han mantenido firmes a pesar de recibir amenazas. Su valor y compromiso sigue siendo fundamental en la búsqueda de justicia
En su informe, la Alta Comisionada reclama a los responsables de estas violaciones reparar los daños y corregir los malos manejos. Sin embargo, y a pesar de la contundencia de la solicitud, en Venezuela se convertirá en lo que aquí calificamos como “un saludo a la bandera”. Nicolás Maduro no acogerá ninguna de las propuestas de Bachelet, él ha demostrado desprecio por las normas y principios democráticos.
Lo ratificaron esta semana las denuncias del ex director del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), General Christopher Figuera, quien aseguró que Maduro le ordenó, directamente, hacer detenciones arbitrarias y montar expedientes falsos contra políticos y militares.
La respuesta del régimen al informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos es una burla al pueblo y las desgracias que ha venido sufriendo. Sin embargo, esta vez la solidaridad ideológica no fue suficiente para tapar los horrores de este régimen.
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La Corte Penal Internacional debería actuar de oficio y acoger este informe como prueba de los delitos de lesa humanidad cometidos por el régimen, pero creo que esto no ocurrirá porque hasta ahora no hay un reporte de sistematicidad, sino como lo describe el propio informe la comisión de “excesos recurrentes”.
Al parecer, lo descrito en el informe Bachelet no es suficiente para incriminar al chavismo. El informe obvia el término sistemático y si las violaciones agudas y críticas de DDHH elementales no son sistemáticas, no hay crímenes de lesa humanidad. Ese informe, lamentablemente, no llega cumple con los parámetros que requiere la CPI.
¿En Venezuela hay un genocidio? Pues claro. Genocidio no es solamente las muertes a manos directas de representantes de un gobierno, también están las muertes en los hospitales, los que mueren de hambre, los desnutridos y un sinfín de situaciones que están provocando el sufrimiento y muerte de miles de venezolanos.
Lo cual no quiere decir que uno no deba insistir. Desde Unidad Visión Venezuela una sola muerte debe ser suficiente. Más con un régimen como este que se gasta más en represión que en resolver los problemas de los ciudadanos.
Hace dos años comenzamos a hablar de hambruna, aun cuando no alcanzábamos los estándares internacionales, Así estamos ahora con el tema de las violaciones de los DDHH, que incluye muertes, torturas, no tener acceso a las necesidades básicas.
Porque no tener agua, gas, ni electricidad, transporte, ni capacidad para tener comida, ni medicinas, todas esas necesidades son parte de las torturas que vivimos a diario la mayoría de los venezolanos. Así como que nuestros abuelos tengan que pasar horas en colas de bancos para que ni siquiera le cancelen su pensión completa también es una tortura.
No obstante, el informe es un golpe duro al gobierno y sus acólitos. No pueden ahora aplicar la misma de siempre de culpar al imperio, ante un informe que es contundente y cuyo contenido proviene del testimonio de las víctimas y sus familiares
Ante la tortura, encarcelamiento, desobediencia, levantamientos, protestas, represiones, sanciones, crisis humanitaria, urge un acuerdo de gobernabilidad y paz nacional. Ni invasiones, ni golpes, ni elecciones dudosas y atropelladas resolverán el problema de fondo que es la gobernabilidad.