Denuncia al acaparador, por Teodoro Petkoff
Hablando a propósito de la inflación, la escasez y las medidas anunciadas por el gobierno, pudo oírse al ministro Rodrigo Cabezas referirse a la responsabilidad de los “gobiernos anteriores” en esto. ¿Habrá percibido Cabezas que el “gobierno anterior” es precisamente el de Chávez? Si a algún “gobierno anterior” se puede señalar como responsable de las tribulaciones que hoy vivimos, es al de Yo El Supremo, cuyos actos, además, fueron todos convalidados por el propio Cabezas, desde el Parlamento.
Durante ocho años, Chávez y sus secuaces se han dedicado a sembrar los vientos que hoy producen estos ventarrones económicos. Pero, como todos sus colegas de antes, Yo El Supremo anda buscando la paja en el ojo ajeno en lugar de mirar la viga doble T que tiene en el suyo. Ni por un momento se pasean los gobernantes por sus propias culpas. Fieles a su visión conspirativa de la vida y de la historia, repitiendo las viejas consejas de gobernantes anteriores —tan impotentes y equivocados como los de hoy— han señalado a un chivo expiatorio; ese misterioso “malvado”, con antifaz sobre la cara, a quien denominan “especulador”. La inflación, pues, es culpa de los bodegueros. Lo único que podrían producir como resultado de esta masiva campaña propagandística —que de ese rasgo goebbeliano sí tiene este gobierno los derechos de autor— es que a algunos engañados se les ocurra saquear pequeños abastos en los barrios y tal vez más allá.
La carencia de líneas de acción antiinflacionaria eficaces no es casual. La razón es puramente política. Por una parte, el gobierno es prisionero de su propia desmesura fiscal. Ha venido gastando de modo tan desorbitado y adquiriendo compromisos tan obligantes, que ya no puede parar. Para peor, muchos de esos gastos, que deben repetirse cada año, están pasando por el riesgo de que, en el mediano plazo, los ingresos que deben cubrirlos no alcancen. En la irresponsabilidad fiscal se encuentra una de las raíces de la inflación. Y esta es puramente política. La reducción del IVA, valga el ejemplo, puede hacer bajar los precios pero no la inflación. No es una paradoja. La inflación no es simple subida de precios sino el ritmo y la velocidad con la cual lo hacen. La inflación seguirá subiendo porque para el gobierno una política fiscal responsable no está todavía en su arsenal.
Por otra parte, el control de cambios y la prolongación indefinida del anclaje cambiario, que también poseen una potencia inflacionaria muy considerable, tampoco serán sometidos a revisión porque la razón de su persistencia es también política. Existen porque Yo El Supremo los utiliza como un mecanismo de control político. Mientras Chávez sea presidente tendremos control de cambios permanente —así no haga falta—, con su consecuencial e inevitable mercado paralelo (y la corrupción que todo el tinglado segrega) y con precios de los bienes de consumo fuertemente determinados por la tasa de cambio no controlada —negra o gris, como se prefiera.
Todo esto tiene un aburrido aire de ya visto. Es la repetición del primer gobierno de CAP; es Lusinchi parte II.