Dependencia de Guaidó hacia EEUU coarta la lucha doméstica y activa agendas alternas
La dependencia del presidente de la AN, Juan Guaidó, hacia Estados Unidos coarta la lucha opositora doméstica y activa las agendas alternas de los últimos días. Nancy Requena, doctora en Ciencias Políticas, señala que Guaidó ha sido valiente, pero no se puede fijar estrategias con base al apoyo internacional
La dependencia del presidente de la Asamblea Nacional (AN), Juan Guaidó, hacia Estados Unidos ha coartado la lucha opositora doméstica y activa las agendas alternas de los últimos días.
Guaidó, reconocido como presidente interino por cerca de 60 países, rechaza rotundamente la ruta electoral, mientras el excandidato presidencial Henrique Capriles admitió «conversaciones» con el gobierno, tras lo cual el gobernante Nicolás Maduro otorgó «indultos» a 110 personas, y la coordinadora nacional de Vente Venezuela, María Corina Machado, insiste en su plan de intervención extranjera.
Nancy Requena, doctora en Ciencias Políticas, expresa que es importante el respaldo internacional y se valora el aval que Estados Unidos ha dado a la la gesta opositora en el país. Sin embargo, señala como lamentable que, en ocasiones, haya falta de autonomía para la adopción de planes que competen al combate doméstico.
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«Guaidó ha sido valiente y se ha hecho un trabajo excelente. Pero no se puede poner estrategias con base al apoyo internacional. En todo caso, tener una hoja de ruta y venderla afuera. No se puede esperar que sea reelecto el presidente Donald Trump o gane Joe Biden. Ese no es el problema, mi problema es Venezuela. Algo externo a nosotros no puede definir la lucha, hay que tener un poco de cable a tierra», señala Requena.
De allí que la analista esgrima que en 20 años ha habido en Venezuela una fuerza democrática combatiente, con una resistencia real y objetiva pese a los errores. En ese sentido, esboza que la lucha doméstica, la lucha política antes que la discursiva, es la que debe asumir la oposición que, por ahora, lidera Guaidó.
Asimismo, Nancy Requena insiste en que la crisis de los venezolanos es interna y nadie lo va a resolver. «La autonomía de decisión no puede estar en Estados Unidos. Ya lo dijo Elliot Abrams al indicar que la propuesta de María Corina Machado sobre una intervención extranjera forma parte del realismo mágico. Para Estados Unidos el problema es que no haya más inmigrantes. Pero lo importante es una hoja de ruta sobre cómo luchar», esboza.
Abrams, enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, también fue enfático sobre el camino que debe seguir la oposición venezolana. «María Corina es libre de decir lo que quiera. Vive en un realismo mágico y está haciendo un llamado a un plan B, no creo que eso sea una respuesta sensata a lo que la gente necesita. Hay que empezar desde las bases con los venezolanos”, dijo el funcionario estadounidense, el 1 de septiembre.
Ese mismo día, Guaidó indicó que el camino que propone, después de 19 meses al frente de la lucha, es diáfano.
«La ruta es clara: la salida de la dictadura y conformar un Gobierno de Emergencia Nacional que restituya la democracia para realizar elecciones libres, justas y verificables. No participaremos en fraudes. Nuestra lucha es por la verdadera libertad de Venezuela», aseveró Guaidó luego de que se anunciaron los «indultos».
Dependencia versus calle
Para Nancy Requena, parte del asunto de fondo es que Juan Guaidó está mal asesorado. Dice que con responsabilidad debe admitirse que al dirigente le faltan horas de vuelo.
«Hay que patear la calle y aprender de los errores como los que se cometieron en 2014, por ejemplo. El trabajo político es trabajar cara a cara, trabajar con la gente», indica.
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En ese escenario, el politólogo Luis Salamanca cree que a Guaidó se le ha visto «una dependencia muy acentuada de Estados Unidos», de manera especial, en lo concerniente a la decisión sobre la participación en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
«En Venezuela, desde el punto de vista político lo que está planteado es disputar el poder en todos los terrenos y así ha hecho la oposición en todos estos años. Desde 2015 la lucha se ha hecho en el terreno electoral, en la calle, acciones militares, y hasta se logró el apoyo de la comunidad internacional. Todo esto ha contribuido a ir formando un contrapoder al poder del régimen, al poder de Maduro. Entonces, la decisión de ir a una elección no es para hacerla democrática, sino para pelear con mi adversario en ese terreno», explica Salamanca.
El analista señala que la ruta electoral, pese a los escenarios actuales, tiene la ventaja de que 80% de la población quiere cambio político. En ese contexto, recuerda que Guaidó es el único que podría motorizar una propuesta opositora que ha lucido esquiva.
Pero, Salamanca va más allá y expresa que no es conveniente amarrarse a una opción como la de Estados Unidos, país que vive su propio escenario electoral, por lo que indica que Guaidó ha perdido parte su rol «y le han salido los gallitos de la comarca a disputarse el liderazgo, con lo cual se complica, aún más, el escenario opositor».
El politólogo no cree que el contexto actual sea el peor de la oposición. Acota que peores condiciones hubo, luego del 20 de mayo de 2018, y hasta enero de 2019, cuando los adversarios de Maduro vivieron un desierto. Sin embargo, indica que después del 6 de diciembre, la oposición podría experimentar un déjà vu.
Dependencia y declive
Por su parte, el politólogo Carlos Raúl Hernández asegura que la conducción opositora ostentada por Juan Guidó, de forma circunstancial, «se desgajó». «A estas alturas, Guaidó es un personaje que se desvanece. Su influencia está prácticamente destruida, lo que queda es su conexión con la embajada virtual de Estados Unidos», asevera Hernández.
Cuestiona que funcionarios de Estados Unidos, como James Story (encargado de negocios de la Oficina Externa de Estados Unidos para Venezuela) «llamen a respetar el liderazgo de Guaidó. Esas no son atribiciones de un diplomático». Story señaló, el 30 de agosto, que «solo la unidad en torno a Guaidó garantiza la presión internacional».
Para Hernández, el apoyo de otros países también se está disolviendo. Llama la atención sobre los acuerdos entre Maduro y la Unión Europea (UE). Señala que estos acuerdos iniciaron cuando el gobernante reculó en su decisión de expulsar del país a la embajadora de la UE, Isabel Brilhante Pedrosa, en junio de 2020.
Hernández refiere que las negociaciones se dieron con el Alto Comisionado de la UE, Josep Borell, y ahora parecieran estar sobre la mesa otros acuerdos para que la Unión Europea participe como observador en las parlamentarias. «Se están dando los primeros pasos», indica.
El canciller Jorge Arreaza informó, el 2 de septiembre, que el gobierno de Maduro envió comunicación a la UE y a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). De acuerdo con el documento al que tuvo acceso TalCual, el Estado venezolano ha convenido un marco de garantías para una participación electoral equilibrada, incluyente y democrática apegas al ordenamiento jurídico vigente».
Otro aspecto referido por Carlos Raúl Hernández es que la AN que resulte de las elecciones del 6 de diciembre, con baja, media o alta abstención, será el próximo Parlamento y quienes no se postularon quedarán fuera.
Hace hincapié en que el G4, en la práctica, no existe porque institucionalmente fueron desmontados por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y los que quedaron al frente irán a los venideros comicios.