Desapariciones, por Marisa Iturriza
Hay desapariciones inexplicables ¿Qué pasa con las medias entre salir del pie e ir a la lavadora juntas para que regrese una sola? Con los zarcillos pasa menos, pero pasa. Quieres ponértelos en los lóbulos de las dos orejas y solo aparece el que pasa al grupo que espera el regreso del otro.Ay ¡Las llaves! Aunque sea momentánea, su desaparición produce ataques de pánico más taquicardia incorporada, comparable con la frustración que se produce cuando ¡por fin! aprovechas de bañarte y que –entre enjabonamiento y champú– desaparezca de la ducha el agua que recién llegó a la tubería.
Aunque aquí más grave de verdad-verdad es la de las medicinas, sobre todo si son imprescindibles para sobrevivir
No todas las “desapariciones” son malas, por ejemplo la que ejecutó Daniel Copperfield cuando “desapareció” la estatua de la Libertad que después apareció completica en su pedestal, pues fue el estupendo acto de ilusionismo de un honesto profesional de la magia, no el de un ratero codicioso y amoral como más de un oportunista “apoyado” que, si se diera el caso, se la hubiera robado con isla y todo.
Aunada a nuestra afición por lo superlativo, hoy día contamos localmente con la increíble casi total desaparición de una de las primeras empresas petroleras del mundo, sumada a las de electricidad, agua, gas, combustible, transporte y otras, destacándose también la de ciudadanos acusados de “promoción e instigación al odio”, imposible o difícilmente ubicables tras ser “privados-de-libertad”, pero lo mismo les pasaría si les acusan de “promoción e instigación al amor”.
Mientras el proceso elegirá su candidato único para permanecer en el poder “como sea”, los líderes de los diversos partidos parecen incapaces de concertar una simple votación para designar al que represente a toda esa multitud opositora que se ha arriesgado, manifestado y marchado hasta el cansancio, la cual debe tomar en cuenta que ya que “Helene Curtis si sabe de cabello porque es su especialidad” hacerle caso a un calvo que si sabía de política porque era su especialidad, o sea Lenin, quien afirmó que “En política los hombres han sido víctimas del engaño propio y del ajeno, y lo seguirán siendo si no aprenden a descubrir los intereses sociales o de cualquier clase tras declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas o sociales” lo cual es válido para izquierda, derecha, centro, o ni lo uno ni lo otro o resignarse a la desaparición.
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