Desplazados, por Roberto Patiño
Twitter: @RobertoPatino
Fue necesario que las bandas criminales que hacen vida en Caracas expusieran sin pudor su poder para que el régimen tomara nota de una situación que lleva décadas construyéndose, aprovechando el espacio cedido por un Estado incapaz de garantizar los más elementales compromisos con la sociedad: el monopolio legítimo de la violencia y el derecho a la paz de sus ciudadanos.
A pocas horas del cese de los enfrentamientos, al menos por ahora, el saldo de estos hechos ha sido la de al menos ocho ciudadanos inocentes asesinados por balas perdidas (una cifra por confirmar en las próximas horas), dos funcionarios policiales muertos en los enfrentamientos, un número indeterminado de presuntos delincuentes «neutralizados» por los cuerpos de seguridad y una población sometida al terror de la violencia: hombres, mujeres y niños que se han visto obligados a salir de sus casas.
A lo largo de los últimos días, hemos visto con tristeza cómo en Caracas surgen los primeros grupos de «desplazados», víctimas de un conflicto armado cuya raíz está en la incapacidad del régimen de garantizar la paz.
Muchas preguntas estarán presentes en los próximos días: ¿a razón de qué se dejó que estas bandas criminales se consolidaran?, ¿dónde estaban los organismos de seguridad en los años de expansión de estos grupos?, ¿quiénes proveyeron de armas de guerra a estas bandas?, ¿será una paz duradera?, ¿el régimen puede garantizar la convivencia de sus ciudadanos?
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Durante las primeras horas del «armisticio», los vecinos que siguen en sus hogares, nos informan que están siendo castigados con la falta del servicio eléctrico y son amenazados por funcionarios que les acusan de brindar apoyo a las bandas criminales. Estamos en un momento muy delicado, cuando muchos venezolanos pueden sufrir ataques de un régimen débil para garantizar la convivencia y, al mismo tiempo, fuerte al momento de acosar a ciudadanos inocentes y desarmados.
Las organizaciones de la sociedad civil que hacemos vida en estas comunidades seguimos activadas, apoyando a nuestros vecinos, informando sobre lo que ocurre, denunciando estas agresiones y llevando un registro detallado de todo lo que pasa, para garantizar la vida de todos y el pleno respeto a sus derechos humanos.
Desde Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive estamos convencidos, tras muchos años de trabajo en estos sectores de Caracas, que la violencia no es el único componente que garantiza la paz, estamos conscientes de que una convivencia duradera requiere el apoyo de los proyectos que nacen en las comunidades, un trabajo constante de recuperación de espacios y del fortalecimiento de liderazgos de unos vecinos que no quieren seguir siendo secuestrados por bandas criminales ni ser las víctimas de las arbitrariedades de los cuerpos de seguridad.
Una paz duradera, sin desplazados, necesita del trabajo constante, acompañando a los vecinos en sus proyectos, empoderando a una población consciente de la necesidad del cambio, apuntalando los nuevos liderazgos que suscriben los valores de la democracia, el emprendimiento y la solidaridad. Venezuela quiere la paz y esta se construye con la gente y no con las armas, fortaleciendo un tejido social que el régimen ha abandonado y que los grupos criminales pretenden secuestrar.
Roberto Patiño es Ingeniero de Producción-USB. Magíster en Políticas Públicas-Harvard. Director|de Caracas Mi Convive y Alimenta la Solidaridad.
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