Despotismo neoliberal con retórica socialista, por José R. López Padrino
Twitter: @jrlopezpadrino
Al margen de las falsas proclamas «antineoliberales», el chaveco-madurismo ha venido imponiendo su agenda neoliberal desde su ascenso al poder. Los bolivarianos han aprobado leyes, tratados y disposiciones legales de claro corte neoliberal, edulcorados con una falaz retórica izquierdista a fin de engañar a los sectores populares y minimizar su costo político (Estatuto del Empleado Público, Tratado de la Doble Tributación, Empresas Mixtas, Promoción y Protección de Inversiones, Ajustes Económicos Fondomonetaristas, Ley del Desarrollo Soberano del Arco Minero, Ley Antibloqueo).
Recientemente, la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional (AN) aprobó en primera discusión (04/2021) la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales (LZEE), un nuevo capítulo de la desregulación económica y laboral en favor del gran capital internacional.
Las zonas económicas especiales (ZEE) se definen como un área geográficamente establecida, sujeta a una regulación y administración distinta respecto al resto del país y cuya meta fundamental es atraer la inversión extranjera, con el atractivo de una maximización de las ganancias a corto plazo. Maximización del beneficio que se logra mediante incentivos fiscales-económicos, flexibilización laboral, así como la oferta de una mano de obra a menor costo.
Aunque en nuestro país las ZEE aparecen como algo novedoso, a nivel global tienen una larga trayectoria, y se estima que actualmente más de 145 países tienen alguna modalidad de ZEE que representan aproximadamente el 41% de las exportaciones mundiales.
Vale acotar que el surgimiento de las ZEE en China (Guandong, Shangai, Hebei, Bejing) fue un factor determinante en el proceso de consolidación del neoliberalismo salvaje que hoy impera en ese país asiático bajo el férreo control del Partido Comunista Chino.
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De acuerdo con el proyecto de ley aprobado por la AN, la creación de las ZEE será de exclusiva competencia del presidente de la república, así como la designación de sus administradores sin la previa consulta o asesoramiento de ningún ente jurídico de la república. Igualmente, el proyecto de ley establece que las ZEE serán establecidas al margen de la organización político territorial existente en el país, pudiéndose extender por varios municipios de diferentes entidades estatales.
Entre los muchos incentivos fiscales que se ofertan se menciona el que las empresas establecidas en las ZEE recibirán la devolución total o parcial del impuesto sobre la renta, de impuestos por conceptos de importación, e impuestos del valor agregado, exención de impuestos de ventas y de consumo sobre las compras locales de bienes y servicios hasta por un máximo de diez años.
Además, el proyecto garantiza un régimen cambiario de libre convertibilidad, independientemente del que rija en el país, e igualmente obliga al Estado a financiar con recursos públicos la infraestructura tecnológica, de comunicaciones y de seguridad de las ZEE.
El proyecto de ley contempla la creación de ZEE en regiones de los estados Carabobo, Miranda, La Guaira, Falcón, Zulia, Bolívar, Amazonas y Nueva Esparta, así como en territorios con grandes yacimientos minerales como la Faja Petrolífera del Orinoco y el Arco Minero del Orinoco.
Contrariamente a lo afirmado por los voceros del régimen, las ZEE no brindarán ninguna prosperidad a los trabajadores que laboren en ellas; todo lo contrario, serán nirvanas de súper explotación neoliberal en beneficio de los inversionistas extranjeros. La prometida maximización de las ganancias se traducirá en desmejoras salariales y de los beneficios socioeconómicos de los trabajadores, en una indefensión laboral dada la prohibición de los sindicatos, así como la proliferación de contrataciones leoninas, etc.
Ello ha quedado evidenciado en las ZEE establecidas en China, México, Vietnam, Brasil, India, Colombia, Singapur, Costa Rica, República Dominicana, por mencionar algunas. Voceros del régimen autoritario han informado que la ZEE a establecerse en el territorio nacional serán una «copia» de los modelos chino y vietnamita. Entiéndase, una versión caribeña del modelo depredador asiático en los cuales la prosperidad ha sido únicamente para los inversionistas en detrimento de la calidad de vida de los trabajadores.
Detrás de los «fantasiosos cuentos de hadas de las ZEE bolivarianas» se ocultan muchos infiernos dantescos.
Resulta incomprensible que un proyecto cuartelario-neoliberal como el bolivariano se le tilde de socialista. Es obvio que el cachivache ideológico que desgobierna al país le ha dado continuidad al proyecto neoliberal salvaje al preservar los rasgos estructurales fundamentales del excluyente capitalismo explotador. Sin embargo, el etiquetamiento de socialista al proyecto bolivariano le ha sido muy útil tanto a la derecha más retrógrada, así como al régimen mismo. A la derecha radical para construir el fantasma del socialismo venezolano en cada país donde las fuerzas progresistas tienen posibilidades de triunfo o de un buen desempeño electoral. Al régimen burocrático-militar, para recrear un imaginario victimista del David frente al Goliat, a fin de lograr solidaridad internacional y ser exculpado por el saqueo, déficit democrático y el retroceso al cual han llevado a la sociedad venezolana (sobrevaloración de las variables geopolíticas en el análisis de las realidades nacionales).
Estamos en presencia de un proyecto no emancipatorio, de impronta neoliberal, edulcorado con un clientelismo populista nauseabundo. La barbarie chaveco-madurista ha resultado ser una inmensa fábrica de pobreza, hambre, miseria y muerte en nombre de un socialismo mediático.
José Rafael López Padrino es Médico cirujano en la UNAM. Doctorado de la Clínica Mayo-Minnesota University.
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