Después del 28-J, por Rafael A. Sanabria M.
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Tal cual como lo dijo el Ejecutivo Nacional truene, llueva o relampaguee el 28 de julio habrá elecciones en Venezuela y así fue, a pesar de los rumores que si había o no había, el evento ocupó puesto especial en la escena nacional e internacional, aunque ahora haya muchas dudas sembradas en el pueblo sobre los resultados emitidos por la autoridad en materia electoral.
Según el gobierno el domingo 28 de julio hubo una gran fiesta democrática y ganó la paz. Aunque al siguiente día toda Venezuela estaba enardecida después de escuchar el primer boletín emitido por el CNE. Sin duda alguna estas elecciones son motivos de reflexión tanto para el oficialismo como para la oposición.
Por un lado el gobierno debe revisarse, pues sus mismos seguidores optaron por votar por otra opción política antes de presionar la tarjeta del PSUV, debe ser concebido como un mensaje claro para ellos, pues pareciera que están disintiendo de uno de los partidos más fuertes que ha tenido la revolución durante más de 20 años. Esto da a entender que el líder o lideres de esta tolda no lo están haciendo bien.
Un gran detallazo es que un partido que tiene tantos millones de inscritos hayan obtenido una baja cantidad de votos con respecto a elecciones anteriores, teniendo una maquinaria tan fuerte y sólida, no se justifica el porcentaje de votos alcanzados. Entonces no se entiende como hay alianza del oficialismo con otras toldas políticas, cuando el PSUV, es considerado el partido de la unión creado por el extinto presidente Hugo Chávez, quien siempre dijo que esa institución política era indisoluble, ¿será que el PSUV se está desintegrando?
Por otro lado la excusa de algunos líderes es que en estas elecciones muchos se voltearon por traición de allí esa cifra de votantes, pero el caso particular que me ocupa no es señalar la cantidad de votantes en los comicios, sino la cantidad de votos obtenidos por una institución política que ha sido la fuerza mayoritaria en todo el país. Ciertamente según los escrutinios del CNE el oficialismo alcanza la silla presidencial, pero lo curioso es qué pasó con la numerosa militancia que dicen tener que no se correlaciona con la plantilla del partido.
En cuanto a la oposición al fin entendió la importancia de la unidad, por aquel viejo adagio en la unión está la fuerza, el pueblo les dio una lección para que dejen de ser individualista, egoísta y hacedores de tratos o acuerdos de beneficios particulares para alcanzar el poder. Sirva los resultados asombrosos para que sigan haciendo caminos frente a la revolución.
Para nadie es un secreto que la situación del país anda mal desde hace un buen rato, hecho conocido tanto por el oficialismo como por los opositores, el gobierno le atribuye al malestar la guerra económica. La oposición por el contrario se lo atañe a las malas práctica políticas de los gobernantes.
El hecho es que después del 28 J seguimos en las mismas luchas y ahora en un enfrentamiento pueblo contra pueblo por la butaca presidencial. Sólo el tiempo dirá si de verdad volveremos a la tranquilidad o seguiremos inmerso en conflictos. Lo cierto es que no debe haber excusa para aclarar la situación electoral de Venezuela, porque siempre se ha dicho que es el mejor sistema electoral en el mundo y allí estuvieron presentes: el aparato militar y los diversos testigos de mesas de las fracciones políticas que pueden certificar los hechos por la salud del país y para mejorar el panorama emocional del mismo en todos sus niveles sociales.
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Sin embargo el órgano rector hasta el presente ha proclamado en la presidencia al hijo del legado Bolivariano de Hugo Chávez. Aunque por allí se cuestione su legitimidad y se hable de la frase : «Ganamos, ahora cobramos». El llamamiento es a buscar un punto de encuentro, donde ambos sectores puedan alcanzar un sano entendimiento y colocar al pueblo por encima de sus intereses particulares.
Sin duda alguna nos queda es refugiarnos en la fe y seguir como niño cultivando la esperanza.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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