Deudocracia, por Teodoro Petkoff
Cuando Hugo Chávez asumió el mando en 1999 encontró que el Estado venezolano tenía una deuda pública de 23 mil millones de dólares: 21 mil con bancos extranjeros y dos mil con bancos nacionales. Una deuda realmente modesta, comparándola con el Producto Interno Bruto de entonces y con el volumen de nuestras exportaciones. De todos modos, el candidato Chávez se había cansado de denunciar durante su campaña el endeudamiento en que habían incurrido los gobiernos anteriores e incluso insinuaba la posibilidad de no continuar pagando una deuda que “ya había sido pagada muchas veces” y que además tenía fuertes visos de ilegalidad. Podía pensarse, entonces, que el presidente Chávez actuaría en correspondencia con su discurso y que salvo situaciones que hicieran inevitable la contratación de deuda, su gobierno procuraría no incrementar el monto de lo que la República debía.
Sin embargo, al sol de hoy la deuda pública nacional llega ya a la suma de 76 mil millones de dólares —¡un poco más de tres veces la que encontró! El gobierno debe al exterior 28 mil millones y a lo interno 17 mil millones; el Banco Central, que para finales del gobierno de Caldera había liquidado la política de bonos cero cupón, después llamados TEM, ahora debe 16 mil millones en Certificados de Depósito (CD), que es la misma vaina que los anteriores instrumentos de endeudamiento. Finalmente, Pdvsa tiene una deuda por 15 mil millones de dólares, contando los bonos recientemente emitidos.
¿Cómo se justifica este crecimiento espectacular de la deuda pública en ocho años?
Veamos. ¿Para qué se endeuda el Banco Central? Para recoger los bolívares que pone a circular el gobierno a fin de que los precios de bienes y servicios no se ahoguen en las aguas crecidas de la liquidez monetaria. Es decir, el gobierno lanza un chorro de bolívares a la calle, en un ejercicio de irresponsabilidad fiscal sin tasa ni medida, y atrás va el BCV con una ponchera recogiendo parte del agua derramada, y pagando por ese servicio. Podría preguntarse uno si un poco de orden en las finanzas públicas no le saldría más barato a la República.
¿Para qué se endeuda Pdvsa? Mejor dicho, ¿por qué? Esto, en principio, es incomprensible. Con sus ingresos de hoy debería alcanzarle la plata. Sin embargo no es así. El propio desorden fiscal lleva a exprimir a la petrolera y esta, ahora, seriamente averiada en su capacidad productiva por años de subinversión, necesita pedir prestado para adelantar su plan de inversiones… salvo que a Yo El Supremo se le ocurra también pedir que le pasen unos “millarditos” de esa deuda nueva. Ya sabemos que la revolución, según el Che Guevara, se produce cuando lo imposible se hace posible.
Y el gobierno, ¿para qué se endeuda? Pues para gastar, porque ni a 200 dólares el barril le alcanza la plata. ¿Cuánto se paga por la deuda? Misterio. Es el Fonden el que paga y el Fonden es una caja negra, donde se conoce cómo entra el dinero pero no cómo sale. Por cierto que, por ahora, las tasas de interés están bajitas pero si suben un poco el país quedará atrapado en una trampa financiera.
Historia conocida.