El día que Nicolás Maduro dijo haber mirado tiernamente a un representante del imperio
En el Consejo Nacional Electoral, Nicolás Maduro recibió el acta de su triunfo del pasado domingo y en un discurso inusual, por lo respetuoso, llamó nuevamente al diálogo y asomó la posibilidad de liberar presos políticos
Nicolás Maduro reconoció que intercambió miradas tiernas con un representante del imperio gringo. Tal confesión la hizo en el discurso que pronunció en el Consejo Nacional Electoral, luego de recibir el acta que lo proclama como presidente de la República para el período 2019-2025. No sabemos si ese momento de ternura fue cierto, porque la verdad quedó muy maltrecha en el discurso presidencial.
Al acto asistió la plana mayor del chavismo, vicepresidente, tren ejecutivo, algunos constituyentes y también intelectuales, grupo en el cual Maduro incluyó a Francisco Ameliach y Adán Chávez. Llamó la atención que Diosdado Cabello ocupó primera fila, por delante de ministros como el de Planificación, Ricardo Menéndez.
Maduro contó su versión de lo ocurrido en las negociaciones que se llevaron adelante en la República Dominicana. Según él, estaba listo un acuerdo a ser firmado en el cual se recogía la principal petición de la oposición desde 2016: el adelanto de las elecciones presidenciales. La verdad es otra, el borrador que elaboraron los cancilleres, tres de ellos nombrados por el gobierno de Maduro, contemplaban los comicios para el segundo semestre del año.
Como buen representante de la izquierda borbónica, ve la mano del imperio en cualquier decisión de sus rivales políticos. El retiro de las elecciones, la decisión de Henri Falcón de denunciar los comicios, se debe a las órdenes que recibieron desde Estados Unidos.
A pesar de lo anterior, Maduro mantuvo un lenguaje respetuoso, trató de señor a todos sus adversarios, incluyendo a Julio Borges, de quien dijo que era prófugo de la justicia, aunque nadie sabe de ninguna decisión de la Fiscalía o de un tribunal que haya abierto una causa contra el diputado de Primero Justicia. ¿Será que olvidó darle al orden a Tarek William Saab?
Se propone lograr un gobierno de unidad nacional, dijo, y para ello quiere que la Asamblea Nacional Constituyente tome algunas medidas que significarán revisar las causas penales de los presos políticos. Ojo, no reconoció la existencia de presos políticos, pero dije creer necesario un conjunto de medidas para sectores de la oposición “que hayan incurrido en errores”. Ya saben, no pensar como Nicolás es un error.
Expulsó al encargado de Negocios de Estados Unidos, Todd Robinson, y al “jefe de la CIA”, Brian Naranjo. Esta decisión no quiere decir que no quiera dialogar con mister Trump, pero con “respeto” y recordó un encuentro sostenido con un legislador gringo, Dick Durbin, con quien se miró “tiernamente”, pero quien después expresó opiniones sobre Venezuela que no se las dijo en su cara. “De haberlo hecho lo hubiera expulsado”.
Volvió a llamar al diálogo en el que dijo espera que participen todos los sectores, “desde la extrema derecha, hasta la izquierda de Marte, Júpiter y la Tierra”, para encontrarle salida a la crisis que vive el país. La amplitud no duró mucho, pues acto seguido afirmó que era para hacer la revolución.
Dicho diálogo se inicia mañana y no quiere diagnósticos sino soluciones. Ahora sí van a arrancar los famosos motores económicos. Pareció estar convencido de ello. Si no fuera porque el guion es viejo y nunca se ha cumplido, se podría tener alguna esperanza de que el diálogo podría concretarse y obtener resultados positivos, pero la ingenuidad está más escasa que muchos de los alimentos que faltan en los mercados del país. En pocos días veremos si se repite la película o, para sorpresa de todos, tenemos una nueva versión.