Diálogo, cuanto antes mejor, por Xabier Coscojuela
Nos dejó boquiabiertos la reacción de una parte de la dirigencia opositora ante la decisión de reunirse el próximo domingo con el Gobierno. Este desacuerdo público entre dirigentes opositores se veía venir. La MUD no actúa como el cuerpo colegiado que era desde el pasado 6 de diciembre
Autor: Xabier Coscojuela
La tensión política sigue en aumento. Lo hace por horas. La decisión gubernamental de impedir el referendo revocatorio ha generado una ola de indignación en todo el país que puede llevar las cosas a una situación muy grave. En esta coyuntura es cuando más se requiere apostar por el entendimiento entre los dos sectores en que, fundamentalmente, está dividido el país.
Estamos convencidos que la resolución de este conflicto pasará, más temprano que tarde, por una mesa de negociación en la cual se acuerden los términos que puedan lograr el camino normalizar la vida política del país. Debe ser un mecanismo que facilite la expresión de la mayoría de los venezolanos, pues la soberanía reside en el ciudadano, tal como lo establece la Constitución.
En vista de lo anterior, nos parece insólito lo ocurrido el pasado lunes luego de que dirigentes de la Mesa de la Unidad democrática se reunieron con los mediadores internacionales en la búsqueda de un acuerdo para iniciar las conversaciones. Nos da la impresión que se actuó con muy poca responsabilidad para con el país.
Nos dejó boquiabiertos la reacción que permita de una parte de la dirigencia opositora ante la decisión de reunirse el próximo domingo en Margarita.
Este desacuerdo público entre dirigentes opositores era algo que se veía venir. La MUd no actúa como el cuerpo colegiado que era desde el pasado 6 de diciembre. El triunfo electoral ha sido, contrario a lo esperado, negativo para la Unidad. Los cuatro partidos «grandes» se creen con el derecho de decidir por todos sin tomarlos en cuenta y eso produce reacciones como las ocurridas en lunes. Claro que hay algunas incomprensibles.
Nos referimos a lo ocurrido con Henrique Capriles. Hasta donde sabemos, es militante de Primero Justicia y uno de los más altos dirigentes de ese partido, su coordinador nacional Julio Borges, participó en el encuentro con los mediadores, por lo que no se entiende que el gobernador de Miranda se haya enterado de lo acordado «por televisión». ¿No habla con Borges? ¿Existen graves diferencias políticas entre ellos? la MUd venía de un éxito político el domingo pasado cuando decidió juzgar a Nicolás Maduro y tuvo que soportar el asalto de las bandas organizadas por Jorge rodríguez. El mundo pudo comprobar, en vivo y directo, cómo entiende el maduro-cabellismo la democracia. Luego de desconocer la decisión del pueblo el 6 de diciembre, ahora pretendieron disolver al Parlamento de facto, como buenos fascistas que son.
Es por ello que nos parece un grave error lo ocurrido el pasado lunes. Esperemos que la MUd, con el mayor consenso posible, vuelva a concretar una política única como ocurrió de cara a las elecciones parlamentarias.
La llamada toma de Venezuela, realizada el pasado miércoles, fue un éxito si lo medimos por el número de asistentes en todo el país, pero tenemos serias dudas sobre las propuestas hechas para mantener la protesta.
Creemos necesario retomar el diálogo lo más pronto posible. El primer interesado en que las conversaciones fracasen es el gobierno de Maduro. Al sentarse a conversar con los mediadores internacionales bajo la mirada de la comunidad mundial y de todos los venezolanos le será muy difícil justificar la conducta antidemocrática que mantiene. Esas conversaciones deben ser acompañadas por presión de calle, pero una presión controlada que no se escape de las manos de los dirigentes y que no sea impuesta por los guerreros del teclado y algunos extremistas ya conocidos y cuyas prédicas le causaron grandes derrotas a los sectores democráticos del país. Necesitamos dirigentes que dirijan, no que sean dirigidos por las «masas».
Tienen que actuar con valentía. Estamos seguros que la mayoría de los dirigentes de la MUd están convencidos de la necesidad del diálogo con el Gobierno. Dialogar no es una muestra de debilidad sino todo lo contrario. Es lo que pide la inmensa mayoría de los venezolanos, según todas las encuestas y, además, es la única alternativa civilizada que existe para resolver este conflicto político. Cuanto antes, mejor.
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