Dificultades para los consensos en América Latina, por Marino J. González R.
Muchas evidencias históricas demuestran que aquellos países que logran articular consensos sociales, logran mayores niveles de desarrollo. Los consensos permiten integrar las distintas perspectivas que tienen los diferentes sectores. También resulta muy obvio que son los gobiernos los actores que están en las mejores condiciones para impulsar tales consensos. Sin embargo, muchas veces son los gobiernos los que promueven menos los consensos.
La construcción de los consensos es uno de los criterios que se utilizan en la construcción del Índice Bertelsmann de Transformación (BTI, por sus siglas en inglés), el cual es una medición que permite discriminar distintos aspectos en el desarrollo de las democracias y los mercados a escala global. Para la caracterización de los consensos, así como de los restantes aspectos del BTI, los expertos seleccionados elaboran análisis nacionales. Los resultados para cada país permiten analizar también estas características en diferentes regiones del mundo.
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De acuerdo con atributos definidos para el análisis de los consensos, se pueden definir dos tipos ideales. El primer tipo es el representado por aquellos países con el valor máximo de la construcción de consensos. En estos países se encontrarían los siguientes aspectos: (1) todos los actores políticos relevantes están de acuerdo en consolidar la democracia y la economía de mercado, (2) los actores reformistas pueden excluir los actores con intereses anti-democráticos, (3) el liderazgo político despolariza los conflictos y promueve los consensos, (4) el liderazgo político promueve la participación de la sociedad civil, y (5) el liderazgo político logra la reconciliación entre las víctimas y los causantes de injusticias pasadas.
El segundo tipo es el representado por los países con el valor mínimo de la construcción de los consensos. En estos países se encontrarían los siguientes aspectos: (1) no existen actores políticos que quieren establecer la democracia y la economía de mercado, (2) los reformistas no tienen control sobre los actores anti-democráticos, (3) el liderazgo político aumenta las diferencias en la sociedad por propósitos populistas o separatistas, (4) el liderazgo político obstaculiza la participación de la sociedad civil, y (5) no se han realizado procesos de reconciliación.
En América Latina solo cuatro países tienen puntuaciones compatibles con los criterios señalados para el primer grupo: Uruguay, Chile, Costa Rica, y Panamá. La mayor puntuación en la región es la de Uruguay (9,6 sobre un máximo de 10). Los dos países con la menor puntuación en construcción de consensos en la región son Nicaragua y Venezuela. La menor puntuación en la construcción de consensos en América Latina es la de Venezuela (1,5 sobre un máximo de 10).
La puntuación máxima de la construcción de consensos en los cuatro países señalados (Uruguay, Chile, Costa Rica, y Panamá) está relacionada también con la mayor estabilidad y progreso en este grupo. De manera que tal parece que construir consensos favorece el desarrollo, y que a su vez el progreso ayuda a fortalecer la construcción de consensos. Una especie de círculo virtuoso. También se pueden identificar los casos contrarios, es decir, cuando la pérdida de los consensos conduce al deterioro en el desarrollo, y viceversa. Estas últimas situaciones, lamentablemente, son las más frecuentes en América Latina.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina.
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