Diosdado Cabello robustece su presencia en el PSUV, la FAN y el Gabinete

En este 2019, el presidente de la asamblea constituyente se dedicó a juramentar las direcciones estadales del PSUV, recuperó piezas entre los ministros y logró que un allegado, de quien se dice es su primo, fuera nombrado comandante del Ejército
El presidente de la asamblea constituyente, Diosdado Cabello, ha consolidado en los últimos meses, en los que ha recorrido el país avanzando en la reestructuración del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), su dominio sobre el partido de gobierno, pero además, y gracias a los cambios en el Gabinete de Nicolás Maduro, ha robustecido su presencia en la Fuerza Armada Nacional y el tren ejecutivo.
A pesar de que por su condición de primer vicepresidente del PSUV (que preside Maduro) Cabello es considerado y llamado como “el segundo”, del gobierno chavista, es el militar oriundo de la población de El Furrial, estado Monagas, quien aparece al frente o detrás de los altos puestos de poder en la actual gestión administrativa.
Luego de la derrota del chavismo en las elecciones parlamentarias de 2015, Cabello pareció perder fuerza dentro del gobierno. Ya no desempeñaba la presidencia del Parlamento y Maduro comenzó a impulsar el sector “civil” del chavismo.
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La primera ficha de Cabello que cayó luego del descalabro electoral fue la del exministro de Industria y Comercio, José David Cabello, quien fue sustituido en el cargo por el empresario Miguel Pérez Abad. También salió del Gabinete el titular del ministerio de Transporte, Giuseppe Yoffreda Yorio, luego que esa instancia fuera fusionada con la de Transporte Acuático y Aéreo.
Después de instalada la asamblea constituyente convocada por Nicolás Maduro, la ex canciller de la República Delcy Rodríguez pasó a ser la presidenta de dicho organismo, con lo que se fortalecía el poder del “madurismo” dentro del chavismo. Este sector tiene como figura principal al ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, hermano de la anterior.
Con miras a la elección presidencial ordenada adelantar por la constituyente para mayo de 2018, Maduro impulsó el movimiento Somos Venezuela, al que encargó del sistema Patria, con el que el Ejecutivo maneja los programas sociales y favoreció su inscripción como partido político. No obstante, la nueva organización apenas alcanzó 4% de los sufragios y perdió su fuerza.
Maduro designó a Delcy Rodríguez como vicepresidenta, mientras en el PSUV surgían las polémicas luego que, ante el IV Congreso del partido efectuado entre junio y julio de ese año, el entonces ministro de Educación, Elías Jaua, planteó que se realizaran elecciones internas para escoger a las autoridades de la organización
Jaua salió de la cartera de Educación, el partido aprobó una nueva estructura que favorece el centralismo democrático (donde la Dirección Nacional puede tomar decisiones sin apelar a largos debates) y se ordenó la reestructuración de los capítulos regionales del partido.
En noviembre, la estructura de poder de Cabello sufrió un resquebrajamiento, cuando Maduro destituyó al director del Servicio Bolivariano de Inteligencia, Gustavo González López, hombre de confianza de Cabello, luego de un incidente en el que efectivos de ese organismo interceptaron la caravana en la que era conducido el mandatario.
Pero iniciado 2019 Cabello comenzó su ofensiva para retomar el control de la organización. Inició un recorrido por cada una de las regiones para juramentar a las direcciones estatales, con algunas interrupciones por los vaivenes políticos que ocurrían en el país, pero finalmente fue él quien organizó y juramentó a las direcciones del PSUV en cada uno de los estados.
Con la vinculación del nuevo director del Sebin, Manuel Christopher Figuera, con los movimientos de la llamada “operación libertad”, que liberó de su arresto domiciliario al dirigente Leopoldo López, González López fue restituido en su puesto al frente del organismo, con lo que Cabello recuperó parte de su poder perdido dentro de la FAN
Luego de los apagones ocurridos a partir de marzo, Cabello perdió otra de sus fichas en el Gabinete: el mayor general Luis Motta Domínguez fue destituido y sustituido por el civil Igor Gavidia. Sin embargo, solo dos meses estuvo Gavidia al frente del despacho eléctrico, toda vez que en junio Maduro lo apartó del cargo para colocar al también civil Freddy Brito Maestre, y quien es muy allegado al exministro Jesse Chacón, otro de los oficiales cercanos a Cabello.
El fortalecimiento de Cabello en el sector castrense llegó de la mano de los nombramientos que hizo Maduro el ocho de julio, cuando el mayor general Alexis Rodríguez Cabello fue designado como comandante del Ejército. El alto oficial es un hombre de confianza de Diosdado Cabello (algunas fuentes aseguran que son primos y otras que se “asumen” como tales) y su llegada a la comandancia del componente más importante de la Fuerza Armada Nacional demuestra que “el número dos” del chavismo apunta a lograr el control del sector castrense, cuyo liderazgo ostenta el ratificado ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, quien hasta el momento se muestra como leal a Maduro.
El propio Cabello se siente tan seguro de su dominio del chavismo que luego que Nicolás Maduro anunciara el inicio de las conversaciones en Barbados, informara la existencia de una agenda integral de seis puntos y adelantara que «todas las partes tienen que ceder posiciones», negó cualquier posibilidad de que se produzcan comicios presidenciales en Venezuela o que se llegara a cohabitar con la oposición
«Dicen: el gobierno va a Barbados porque va a haber elecciones presidenciales en no sé cuánto tiempo y los candidatos son X o Y (…). Aquí no hay elecciones presidenciales, aquí el presidente se llama Nicolás Maduro”, expresó Cabello en su programa Con el mazo dando del miércoles 10 de julio.
“Nosotros no tenemos nada que negociar con ellos. Muchos de ellos piensan que a los chavistas hay que desterrarlos y matarlos”, remató quien tiene a los Poderes Públicos (gracias a la constituyente), el Ejército y piezas claves en el tren ministerial bajo su égida. No lo debe haber dicho por solo suponer.