Diosdado proveerá, por Teodoro Petkoff
El MVR informa que se prepara para la batalla de los referendos revocatorios para gobernadores y alcaldes. ¿Quién es el vocero del partido en este caso? Pues nada menos que el ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello. O sea que, impúdicamente, sin preocupación alguna por guardar las formas, Diosdado, que como ministro del Interior maneja las relaciones con gobernaciones y alcaldías y tiene la llave del situado constitucional (el dinero de las regiones), funge a su vez como dirigente del partido de gobierno. En otras palabras, la batalla de los referendos revocatorios va ser dirigida desde el gobierno y, poca duda puede caber, utilizando recursos y dinero de todos los venezolanos para tales fines.
Nuevamente, como en el caso de los círculos bolivarianos organizados y dirigidos primero por el propio Diosdado como vicepresidente y todavía a cargo de alguna oficina de Miraflores, partido y gobierno se solapan el uno con el otro, borrándose los límites entre ambos y avanzando hacia la constitución de un partido de Estado. Otras veces hemos señalado la raíz totalitaria de esta confusión entre partido y Estado, partido y gobierno. Los grandes totalitarismos del siglo pasado, tanto de ultraderecha (fascismo y nazismo) como de supuesta izquierda (comunismo), se caracterizaron por fundir sus partidos (que en esos casos, eran únicos) con el Estado. En nuestro escenario, sin embargo, más que con base en una concepción orgánica de la relación partido-Estado semejante a los ejemplos mencionados, estaríamos en presencia, «por ahora», del vulgar aprovechamiento abusivo y prepotente de los recursos del Estado para favorecer finalidades partidistas. Lo hemos visto antes en nuestra historia republicana pero el fenómeno nunca tuvo la amplitud, profundidad y descaro que le ha dado el chavismo. Toda la base moralizante que éste tuvo y con la cual justifica su gobierno, se ha desplomado. Todas las perversiones antidemocráticas de que los alzados del 4F acusaron a los partidos de la Cuarta República se han transformado en norma de conducta de los partidos oficialistas de la Quinta. Pero elevadas al cubo: éstos son peores. No sólo el MVR, sino su aliado principal; hay que ver lo que es esa nigua voraz en que se ha transformado el PPT.
Por otra parte, Adán Chávez, el hermanísimo, anuncia que los diputados del MVR que no aprueben los impuestos «quedarán automáticamente autoexcluidos del partido». La propia Bicha está asfixiando al chavismo. El artículo 201 de ésta establece que «los diputados o diputadas son representantes del pueblo y de los estados en su conjunto, no sujetos o sujetas a mandatos ni instrucciones, sino sólo a su conciencia. Su voto en la Asamblea Nacional es personal». Lo que fue, pues, un interesante progreso, que es el establecimiento constitucional del voto de conciencia, es anulado de un solo trancazo. El que no vote como dice el cogollo del partido está botado. ¿No hemos visto esto antes? Tanto nadar para venir a ahogarse en la orilla.
El talibanismo emeverreco pasa, pues, a la ofensiva, pero más que contra la oposición, su batalla parece contra los sectores moderados del partido y del gobierno.