Señor Borges no se ría, por Ariadna García
Autor: Ariadna García | @Ariadnalimon
Es habitual ver sonreír al diputado Julio Borges en sus mítines junto a altos funcionarios de América Latina y el mundo. El expresidente de la Asamblea Nacional, asiste a estas reuniones en nombre de la oposición, en nombre de la “democracia venezolana” y en nombre de quienes se oponen a la tiranía, sin embargo, el parlamentario parece no entender un pequeño detalle de su rol.
Esa sonrisa es una burla, una afrenta para un país que no está de fiesta, un país que sufre, que pasa horas en colas interminables para adquirir alimentos, un país que llora a los jóvenes que murieron hace casi un año en manos de la represión de las fuerzas de seguridad del Estado. Un país que se acuesta y se levanta con hambre, un país que no tiene muchas ganas de sonreír.
En esa fotografía no se reconoce un país que está herido y que a diario hace de todo por sobrevivir. Su “lucha por el rescate de la democracia”, no se parece a la de las calles de Venezuela, esas que en las paredes llevan las palabras “dictadura, abajo la tiranía, tenemos hambre, hilo constitucional”, esas expresiones no se parecen a las de su rostro.
No cuesta entender por qué tantos venezolanos critican la oposición que usted dirige, no es difícil imaginar que ese venezolano que hoy llora en su casa porque no halló las medicinas para las convulsiones, sienta rabia cuando abre el Twitter y se consigue con una sonrisota que no dibuja su sentir.
Usted también es un ser humano y por supuesto que tiene derecho a vivir, a reír, pero mientras vaya en representación de un país que llora, señor Borges no se ría.