Discriminado el Negro Primero, otra vez…, por Eduardo López Sandoval
¿Otra vez?
Sí, otra vez, es como si lo hubieran colocado en un billete de 3 bolívares…
De este Pobre Negro no se sabe dónde nació, dónde están enterrados sus restos, cómo era su perfil, qué se hicieron sus haberes militares ganados en combate, su ascendencia africana, ¿tuvo hijos? No se sabe nada…
(Vale este paréntesis, reiteramos –repetimos, redundamos, machacamos, renovamos, derramamos, excedemos-, en el diagnóstico del agravio que se le hace al Negro: porque el régimen insiste en la humillación).
Destacaremos sólo –que ya esto suena para varias entregas– algunos aspectos del maltrato, Uno, su presencia en la historia, que sólo se debe al destacado que le hizo otro colega –en cuanto a lo vilipendiado por este Poseso–, en la obra Autobiografía José Antonio Páez. Dos, el lugar de nacimiento, que se tiene a San Juan de Payara, pero esta ciudad llanera no pasa de ser su patria chica de adopción, pudo nacer en cualquier lugar del Alto Llano –o en África, la Ciencia Histórica dice que en San Juan de Payara definitivamente no. Tres, ¿Dónde reposan sus restos? Y Cuatro ¿Dónde fueron a parar sus haberes militares?
¡Páralo!
Vamos a dejarlo sólo en cuatro. Por ahora.
De las cuatro interrogantes anteriores el Poseso no ha gastado un dólar en responderlas, pero se empeñan con éxito en usar su nombre –Negro Primero–, para maquillar los más variopintos armatostes del drama más bufo que deja al Teatro del Absurdo de Ionesco en la más triste insignificancia. La repetición del maltrato causado por quienes mal usan el nombre del Negro hace que la repetición sea necesaria…
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Dentro de las cuatros interrogantes seleccionadas no incluimos a su esposa, Juana Andrea Solórzano, su familia, sus ascendientes en África, imagen, su apellido Camejo, ¿era un bozal? Es decir, no hablaba bien el castellano por lo que bien pudiera asumirse que había nacido en África…
A Pedro Camejo se ha pretendido colocarlo en posición de homenajeado al colocar una falsa imagen en el papel de uno de los de menos valor, en el extinto billete de 5, que bien pudiéramos decir que murió al nacer, pero no, no es suficiente, digámoslo con un contrasentido, murió sin nacer: flaco homenaje
Vamos con el Uno, lo más conocido del Negro Primero es la fábula escrita por el joven Eduardo Blanco en 1881, bajo los auspicios de Guzmán Blanco, según la cual Pedro Camejo se despide de su General, “vengo a decirle adiós porque estoy muerto”, hecho que no tiene ningún fundamento histórico, “No hay nada seguro sobre la veracidad de este suceso, y si se produjo en realidad, debe estar bastante desfigurado…” (El divino Bolívar, Elías Pino Iturrieta).
El único documento histórico escrito acerca del Negro lo hace Páez en su Autobiografía, quien relata el diálogo entre Camejo y el Libertador como sigue, Bolívar le pregunta por qué sirvió primero en las filas realistas antes de enrolarse en las filas patriotas:
“─ ¿Pero qué le movió a V. a servir en las filas de nuestros enemigos?
“Miró el negro a los circundantes como si quisiera enrostrarles la indiscreción que habían cometido, (les había pedido que no le dijesen al Libertador que había peleado bajo las órdenes de Bóves) y dijo después:
“─Señor, la codicia.
“─ ¿Cómo así preguntó Bolívar?
“─Yo había notado, continuó el negro, que todo el mundo iba a la guerra sin camisa y sin una peseta y volvía después vestido con un uniforme muy bonito y con dinero en el bolsillo. Entonces yo quise ir también a buscar fortuna y más que nada a conseguir tres aperos de plata, uno para el negro Mindola, otro para Juan Rafael y otro para mí”.
Me despido a la llanera con las letras del poeta Germán Fleitas Beroes, que plastifica este diálogo en estos versos:
Me llamo Pedro Camejo
realista que se fugó;
solo aspiro Mayordomo
una casaca marrón
un penacho bien bonito
que pegue con mi color;
freno y charnelas de plata
un caballo correlón
una Santa Catalina,
un machete bien cortón
ser obediente a su mando,
combatir en pelotón,
encontrar para Mindola
aperos de distinción,
para el negro Juan (Rafal)
silla nueva con pellón.
(Continuará).